Ocho trucos para que el sueño no sea un problema

Unos pocos pasos ayudan a que el bebé aprenda a dormirse solo, sin demandar tanta atención de los padres
Por EROSKI Consumer 20 de octubre de 2011
Img acunando bebe

Durante las primeras semanas de vida, cuando un niño duerme poco o mal, el problema no suele ser de sueño, sino de alimentación. Sin embargo, ya desde el nacimiento conviene empezar a prepararlos para que aprendan a dormir bien.

  1. El primer paso es procurar que el día y la noche les queden claramente delimitados. Para ello, de día es mejor no tenerlos a oscuras ni aislarlos tanto como para que no puedan oír los ruidos normales de la casa; mientras que de noche se debe procurar hacer poco ruido y mantener la habitación oscura, iluminándola muy tenuemente y hablando en voz baja sólo cuando sea necesario.
  2. El punto crítico para lograr que el sueño no sea un problema es comprender que el bebé debe aprender a dormirse solo. Si se le duerme en brazos, cantándole o dándole de comer, asociará su entrada en el sueño con esas actividades. Y, en este caso, cada vez que se despierte por la noche, necesitará la misma ayuda para volver a conciliar el sueño.
  3. Por tanto, si el bebé se duerme en brazos o mamando, en vez de aprovechar para acostarle con todo cuidado y sigilo, hay que procurar despertarle un poco con unas caricias, lo justo para poder dejarle en la cuna casi dormido, pero no del todo.
  4. Esta norma debe saber aplicarse progresivamente y con flexibilidad. No se trata de que el bebé deba dormirse desde el primer día solo, sino de que no se habitúe innecesariamente a entrar en el sueño con una ayuda de la que luego no querrá prescindir, ni para conciliar el sueño ni para mantenerlo.
  5. Se le puede mecer y se le puede cantar, pero no hasta dormirle, sino hasta adormecerle. Y si al dejarlo en la cuna se pone a llorar, empezar de nuevo: consolarle en brazos, pero procurar dejarlo en la cuna cada día un poco más despierto que el anterior.
  6. El chupete puede facilitar mucho las cosas y el único inconveniente de que se acostumbre a dormirse con él es precisamente que, mientras sea pequeño y no pueda localizarlo y llevárselo él mismo a la boca, es fácil que lo reclame más de una vez para poder seguir durmiendo.
  7. También es importante no precipitarse a atenderle por la noche solo porque se le oiga moverse inquieto o gemir un poco, pues un bebé puede llorar sin llegar a despertarse y, si se despierta, es capaz de volver a dormirse por sí solo en unos pocos minutos.
  8. Hay que tener presente que por la noche se oyen ruidos que de día habrían pasado desapercibidos. La preocupación porque duerma o deje dormir lleva a menudo a tratar de calmarle enseguida, despertándole inoportunamente o no dándole tiempo a que concilie de nuevo el sueño sin necesidad de nadie.
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