Por qué tus hijos deberían ir andando al cole

Caminar a la escuela o instituto ayuda a prevenir la obesidad, aumenta la autoestima y el rendimiento académico y reduce la contaminación atmosférica en las ciudades, entre otros beneficios
Por María Huidobro González 19 de septiembre de 2019
Chica camino colegio
Imagen: Free-Photos

Nuestros niños y adolescentes apenas se mueven. La mayoría (casi el 64 %) no realiza al día 60 minutos de actividad física moderada o vigorosa, como recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, casi el 80 % pasa más de dos horas al día delante del ordenador, móvil, televisión u otros dispositivos digitales. Lo advierte el ‘Estudio PASOS’ de la Gasol Foundation, que ha evaluado el nivel de actividad física y de sedentarismo en este grupo de población en España. ¿Cómo aumentar el primero y reducir el segundo en nuestros hijos? Ir andando al colegio es un pequeño gesto para conseguirlo. Y no solo por prevenir la obesidad infantil. Esta actividad asequible para tu bolsillo también tiene otros beneficios que repercuten en la salud de los más jóvenes y, de paso, en el medio ambiente. Te los contamos todos.

La OMS define la actividad física como “cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos, con el consiguiente consumo de energía”. Entre esas actividades se incluyen las realizadas al trabajar, jugar y viajar, las tareas domésticas y las actividades recreativas. Caminar, la que aprendemos con tan solo un año de edad, es la más sencilla de todas y la que nos reporta múltiples beneficios, también desde pequeños.

Así que ¿por qué no practicarla cada día? Una forma muy simple de fomentarla es habituando a nuestros hijos a ir andando a su centro escolar, aunque nos obligue a todos a levantarnos un poco antes de la cama. “Caminar un kilómetro de ida y otro de vuelta al día —distancia media entre el colegio y el hogar— supone realizar hasta 2/3 partes del ejercicio diario recomendado en los menores”, asegura María José Mellado, presidenta de la Asociación Española de Pediatría (AEP).

Pero este transporte activo (también lo es ir en bicicleta, patines, patinete o monopatín) no solo incrementa el nivel de actividad física en un 23 % en los niños y en un 36 % en los adolescentes, como apuntan los comités de Salud Medioambiental y de Promoción de la Salud de la AEP en el documento ‘Caminando al cole: un modelo para innovar en salud de los niños y medio ambiente’. Hay muchas más ventajas con evidencia científica, como recogen los expertos en pediatría en esta revisión con la intención de ponerlas a disposición de pediatras de Atención Primaria y colegios para crear una red colaborativa de trabajo multidisciplinar en salud medioambiental escolar y contribuir así a la creación de ambientes más saludables en este entorno.

Previene y disminuye la obesidad infantil

En nuestro país, según la AEP, un 40 % de los pequeños tiene obesidad o sobrepreso; uno de cada tres niños (32,1 %) entre 7 y 13 años, según un estudio publicado en agosto en JAMA Pediatrics y liderado por el Centro de Estudios Sociosanitarios de la Universidad de Castilla La Mancha. Aunque la tasa de prevalencia se estabiliza, como en resto de Europa, no hay que bajar la guardia. Y con esta actividad física se puede lograr.

Niño contento, entrando en colegio
Imagen: ExplorerBob

Y es que ir al cole caminando supone un aumento del gasto calórico, por lo que ayuda a disminuir el exceso de peso y a mantener un menor índice de masa corporal. Además, previene la obesidad abdominal independiente de otros factores demográficos, dietas grasas, porcentaje de grasa corporal o minutos dedicados a la actividad física. “Estos resultados pueden ser especialmente prometedores para los jóvenes con obesidad, ya que caminar al colegio puede ser una estrategia fácil de implementar en la actividad diaria y efectiva para controlar y reducir la obesidad”, reconoce el doctor Juan Antonio Ortega García, coordinador del Comité de Salud Medioambiental (CSM) de la AEP.

Pero ¿cuánto hacer? Como mínimo para obtener beneficios en salud, siempre se ha recomendado realizar actividad física 20 minutos entre 3 y 4 veces a la semana, pero los pediatras afirman que se han observado resultados positivos con menos de 15 minutos de caminata al colegio, lo que quiere decir que incluso los trayectos cortos pueden desempeñar un papel importante en la salud.

Es bueno para el corazón de tu hijo

“Los niños que caminan o van en bicicleta a la escuela tienen niveles diarios más altos de actividad física y mejor condición cardiovascular que los niños que no viajan activamente a la escuela”, destaca la publicación de la AEP. De hecho, dedicar 20 minutos al día durante un curso entero a ir andando al colegio incrementa hasta un 13 % la aptitud cardiocirculatoria.

Pero eso no es todo. El doctor Julio Álvarez Pitti, vocal de actividad física del Comité de Promoción de la Salud (CPS) de la AEP, resalta que “ayuda a disminuir los valores de presión arterial, mejora la capacidad de regulación de los niveles de azúcar de la sangre mejorando la sensibilidad a la insulina, disminuye los valores de triglicéridos, incrementa los valores de colesterol (HDL) y contribuye a mejorar la condición física cardiorrespiratoria”.

Sus músculos, y su columna, lo agradecerán

Desplazarse hasta el centro escolar caminando supone también una mejora en la condición física muscular, ya que tonifica los músculos y permite incrementar la masa muscular, sobre todo del tren inferior y espalda. “Este incremento de la masa muscular es fundamental para un buen tono corporal y control postural. Además, se mejoran otros componentes de la condición física como son el equilibrio y la coordinación”, matiza Álvarez Pitti. En concreto, en ‘Caminando al cole’ se apunta que andar durante 20 minutos al día aumenta un 11 % la resistencia de la columna vertebral, un 8 % la flexibilidad y un 69 % el equilibrio.

Niñas andando al colegio, vista de espalda
Imagen: Guy Basabose

Mejora su estado emocional y el rendimiento académico

La actividad física también influye en la plasticidad y flexibilidad cerebral. El ejercicio a largo plazo favorece el riego sanguíneo cerebral, la creación de nuevas conexiones neuronales, la transmisión neuronal en el hipocampo y la expresión de genes relacionados con factores de crecimiento nervioso, se apunta en el documento. Esto se traduce en:

  • Incremento de la autoestima y disminución de ansiedad y depresión en adolescentes.
  • Mejora de la calidad de vida familiar y social. Protege contra las situaciones estresantes a las que se enfrentan cada día los escolares: relaciones con los compañeros, establecimiento de nuevos amigos, burlas o realización del trabajo de clase o deberes. “Favorece los momentos de encuentro entre padres e hijos”, comenta Álvarez Pitti.
  • Efectos positivos en el rendimiento cognitivo y los resultados académicos. “Los resultados de los estudios —como el AVENA— sugieren que la actividad física que tiene lugar inmediatamente antes del colegio predispone al aprendizaje efectivo, observando mejores habilidades verbales, numéricas y de razonamiento en los que llevan a cabo un transporte activo al centro educativo”, asegura el doctor Álvarez Pitti. Además, esta práctica puede mejorar las habilidades y el razonamiento espacial de los niños.
  • Mejora el comportamiento y el nivel de participación. La actividad física tiene efectos positivos en el nivel de concentración y reduce los comportamientos hiperactivos o autoestimulatorios.

Incrementa la motivación y el sentido de pertenencia al grupo

Y si ir andando al colegio se hace acompañado, mejor, pues aumenta la motivación. Hasta una reciente revisión sistemática sostiene que cuando esta práctica se realiza de forma organizada y se implementan con autobuses escolares o estrategias educativas en el aula, los resultados pueden ser más efectivos. Por eso se insiste en que la promoción de actividad física desde el entorno escolar es una herramienta importante para aumentar la motivación por la sensación de “liberación de energía o tensión” y la pertenencia al grupo.

Además, resaltan comenzar a andar de forma autónoma a edades tempranas disminuye el comportamiento sedentario en los más pequeños.

Reduce la contaminación atmosférica

Al dejar el coche en casa y optar por ir andado al cole con tu hijo disminuye la contaminación atmosférica tan dañina para los niños, pues respiran más veces por minuto e inhalan mayores volúmenes de aire por kg de peso que los adultos, por la inmadurez anatómica y funcional del sistema respiratorio en crecimiento y por su menor estatura. La polución “se asocia significativamente con una disminución del rendimiento académico, memoria de trabajo, atención y deterioro de la función pulmonar en los niños”, afirma el doctor Ortega.

Cómo fomentar que tu hijo vaya caminando al cole
Con solo 7 años pueden ir solos al colegio.¿Solos? A estas edades las habilidades de orientación espacial ya están complemente desarrolladas, dicen los pediatras. Pero todo dependerá de la madurez personal y, sobre todo, de la distancia de casa a la escuela (0,88 km para niños de primaria y 1,32 km para estudiantes de secundaria) y de cómo de seguro sea el camino.¿Qué sería necesario? Aceras antideslizantes, amplias y accesibles, vallas en las vías cercanas al centro escolar, calles peatonales y calzadas a 30 km/h, guardias municipales de cruces, incrementar el número de aparcabicis o el desarrollo de programas o materiales promocionales como el Pedibús de Torrelodones, el Oinbus de San Sebastián u otras iniciativas parecidas que recoge la DGT en Camino Escolar Seguro. Pero se puede hacer más: desde el comité de Salud Medioambiental de la AEP, junto con otros grupos de nuestro país, se promueve una proposición no de ley para la conversión de los entornos escolares en áreas de protección de la salud de la infancia.
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