Cerámica metalizada

Estas piezas combinan las características de la cerámica con acabados metálicos que no resbalan ni se oxidan
Por EROSKI Consumer 7 de marzo de 2005
Img azulejometal
Imagen: nagolya

La cerámica ofrece múltiples posibilidades. El trabajo con esmaltes permite acabados variados que combinan diferentes colores y texturas. Entre las piezas más innovadoras destacan aquellas con efectos metálicos. Son materiales que recrean ambientes industriales y modernos, en sintonía con las tendencias urbanas y los lofts.

Algunas piezas presentan un aspecto oxidado, mientras que otras se caracterizan por simular reflejos metálicos o imitar metales como el cobre, el hierro y el acero. Recrean tanto el aspecto original de estos materiales, como distintos niveles de oxidación y envejecimiento, sensaciones platinas, doradas o de aluminio.

A pesar de ello, son productos cerámicos y no se oxidan, resisten a los agentes corrosivos y son antideslizantes, por lo que se pueden utilizar tanto en el suelo como en las paredes. Otras ventajas frente a los metales tradicionales son la facilidad de limpieza y ligereza. Alcanzan un peso inferior al de los materiales que imitan.

Esmalte con gránulos

Las piezas metalizadas se fabrican igual que el resto de productos cerámicos y tienen las mismas características. La principal diferencia radica en la última capa, que utiliza un esmalte especial para lograr este efecto. Si se quiere ganar naturalidad, basta con colocar las piezas en diferentes sentidos para contrastar el brillo y la tonalidad.

En ocasiones, se recurre al láser para conseguir efectos más decorativos

Asimismo, el esmalte mezcla diferentes colores con pequeños gránulos metálicos que se pulen hasta conseguir una determinada textura. También se puede emplear el láser para dibujar estampados y lograr un efecto más decorativo.

Azulejos textiles

Al contrario de lo que ocurre con la cerámica metalizada, algunos acabados se fijan en el pasado para crear tendencia. Se trata de piezas de estilo retro que imitan texturas y motivos textiles a partir de dibujos geométricos o figuras que se repiten en serie.

Otras veces, en lugar de dibujos se imita el entrelazado de los hilos en las telas mediante una continuidad de líneas irregulares. Se simulan tejidos como la seda, el algodón o el lino, que se presentan en una amplia gama de colores y tactos que recuerdan a las telas tradicionales.

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