Antes de colgar un cuadro en la pared, hay que evaluar si sus características de estilo, forma y tamaño son acordes con la decoración de la estancia y luego definir el sitio exacto que ocupará. Por último, se debe determinar si llevará uno o dos puntos de sujeción y la técnica más adecuada para la pared: un sistema “cuelga fácil” o perforaciones para colocar tacos y escarpias. Incluso se puede optar por unos modernos rieles que evitan los agujeros, tal como los usados en museos y salas de exposiciones.
Colgar un cuadro, un aporte a la decoración
Colgar un cuadro en la pared es una tarea sencilla. No obstante, requiere de algunas precauciones, con el fin de asegurar que el resultado sea el correcto, tanto con relación al tipo de cuadro que se desee colocar, como a la técnica que se emplee para sujetarlo.
Primer dato para tener en cuenta: no solo se debe pensar en si el cuadro, de manera aislada, resulta agradable desde el punto de vista estético. También hay que atender a las relaciones que establecerá con el resto de la decoración de la estancia donde se coloque. Es decir, deberán considerarse cuestiones como el estilo del cuadro -de la obra en sí y del marco- y sus dimensiones.
Si se desea colgar varios cuadros, se debe procurar que el conjunto tenga forma rectangular u ovalada
Un segundo elemento es el tamaño y la forma. En una habitación pequeña, los cuadros de disposición vertical contribuyen a generar un efecto de mayor altura. Incluso se pueden colocar varios. Si en cambio son grandes y de formato apaisado u horizontal, lo conveniente será que no haya muchos (la cantidad dependerá del tamaño de la estancia y de las dimensiones de las propias obras). Si se desea colocar varios cuadros en una misma pared, lo más apropiado es reunirlos para que el conjunto forme una figura cercana a un rectángulo o a un óvalo.
Por último, la altura a la que conviene colgar un cuadro, salvo que se desee crear algún efecto particular, es la altura de los ojos: el centro del cuadro debe estar un poco por encima de la línea de los ojos de una persona de estatura media. Si se han de colgar varias obras, será el centro del conjunto el que deberá estar un poco por encima de esa línea.
Técnicas para colgar un cuadro
Una vez que se ha decidido el cuadro o el conjunto de cuadros y el lugar donde se ha de colocar, hay que buscar la forma más adecuada de colgarlo. Dos factores resultan determinantes: el tamaño y peso de la obra y el material del que esté construida la pared.
Según el tamaño del cuadro, es necesario sujetarlo por un solo punto (los más pequeños) o por dos (los mayores). En un cuadro pequeño, es fundamental que el sostén en la parte trasera del marco esté centrado, ya que de otra manera este quedaría inclinado. Si es muy pequeño y ligero, existe la posibilidad de utilizar el roce con la pared como sistema para darle la posición deseada: al apoyar el marco sobre la superficie, no se moverá.
Otra alternativa para evitar este riesgo es utilizar, en vez de un único punto como una argolla o una arandela, un trozo de cuerda o alambre que una dos puntos cercanos a los extremos superiores del cuadro. Cuando se cuelgue del gancho o saliente en la pared, se podrá cambiar el punto de apoyo de la cuerda o alambre tantas veces como se desee, hasta dar con la posición justa.
Agujerear la pared para colgar un cuadro
Es preferible, siempre que se pueda, evitar realizar orificios en la pared para colgar cuadros. Siempre es mejor emplear otros métodos, como el sistema llamado «cuelga fácil»: un pequeño gancho, en general de plástico, que termina en un clavo de metal que se ajusta a la pared. De este modo, el daño en la superficie es mínimo.
Para los cuadros pequeños conviene usar sistemas como el «cuelga fácil», pero en el caso de los más grandes, casi siempre hay que perforar la pared
Pero el «cuelga fácil» (o un método similar, que en lugar de clavarse se pegue a la pared) solo sirve para cuadros pequeños o medianos y sobre paredes de madera, yeso u hormigón. Para obras de mayor envergadura, o superficies de mármol, azulejo, piedra o ladrillo, sí se debe recurrir al taladro y al orificio en la pared.
Antes de agujerear, se recomienda utilizar un detector de cables y cañerías, para estar seguros de que el orificio no alcanzará ninguno de estos elementos. Una vez comprobado, se realiza la perforación. El diámetro y profundidad dependerán del tamaño del gancho o escarpia (un clavo especial, también llamado alcayata, que tiene forma de codo, uno de cuyos extremos cuenta con una rosca que se introduce en la pared y se emplea para colgar objetos) que se elija, en función del tamaño y peso del cuadro.
Existen en el mercado unos modernos y muy prácticos sistemas de rieles para colgar cuadros, similares a los que se emplean en muchos museos y centros de exposiciones. Los rieles son en general muy pequeños y discretos. Se colocan horizontales en la parte superior de la pared y de ellos penden unos hilos muy finos con ganchos en sus extremos, de los cuales se sujetan los cuadros.
Este sistema representa varias y muy importantes ventajas con respecto a los métodos tradicionales de colgar cuadros. Quizá la más importante es la posibilidad de cambiar las obras todas las veces que se desee sin realizar perforaciones en la pared, ya que el mecanismo de rieles permite regular cada vez que se quiera la posición de los hilos y alargarlos o acortarlos para que los marcos cuelguen siempre a la altura más conveniente.
Los mismos rieles también funcionan como soporte para lámparas especiales que enfoquen de manera directa sobre los cuadros. De esta forma, se garantiza que cada obra tenga la iluminación más apropiada, lo cual permite destacar sus cualidades en toda su magnitud.