Lograr un jardín con césped verde todo el año es una tarea complicada: exige esfuerzo y un considerable consumo de agua, lo cual puede convertir su mantenimiento en una actividad poco sostenible. Para evitar tales dificultades, se pueden plantar especies de césped que se recomiendan debido a su mayor resistencia al poco riego y a las temperaturas extremas. La grama, la zoysia, la manzanilla y la cañuela son algunas alternativas.
Césped siempre verde, el jardín soñado
Conseguir que el suelo luzca como una verde alfombra natural: ese es el sueño de cualquier persona que cuente con un buen jardín y se esfuerce por cuidar el estado del césped. Sin embargo, esa imagen de una pradera reluciente es, en muchas ocasiones, muy difícil de lograr. El césped requiere una atención y un trato determinados, y cuanto más y mejor se conozca, más probable será sacarle el mayor rendimiento.
Una cuestión que muchas veces no se tiene en cuenta es que el césped es un vegetal como cualquier otro y, por tanto, tiene sus propios biorritmos estacionales. Es decir, encuentra su punto de esplendor en las épocas más húmedas y con clima más templado y tiende a agostarse (marchitarse) en las más secas y con temperaturas extremas. Por eso, lo primero es aceptar como algo normal que en ciertas épocas el aspecto del jardín no sea el mismo que en otras.
Sí se puede recurrir a algunas especies de césped en particular para paliar, en la medida de lo posible, la pérdida de intensidad de su color verde a lo largo de todo el año. ¿Cuáles son esas especies? A continuación, algunas de estas posibilidades.
Plantar grama como sustituto natural del césped
El método tradicional para mantener el color verde de las grandes praderas de un país como España requiere un sistema de riego de tales magnitudes, que no resulta sostenible en el plano medioambiental. Por este motivo, los expertos han descubierto algunas especies de césped más resistentes a las temperaturas extremas y que necesitan menos agua.
Las variedades de grama de hoja fina tienen un aspecto agradable y aprovechan su alta resistencia a pisadas y temperaturas extremas
Entre esas especies se destaca la grama, también llamada bermuda, que la tradición en la jardinería ha considerado desde siempre una mala hierba. Esto se debía a su capacidad para «invadir» las áreas sembradas con césped tradicional y afear su aspecto, debido a la imagen basta que le da su conformación enmarañada y a que se torna marrón durante el invierno. Tales motivos han derivado en muchísimas recetas para «librarse» de la grama, tarea que además resultaba difícil por su alta resistencia a las pisadas, las enfermedad y los suelos de mala calidad.
No obstante, los especialistas han aplicado de manera reciente el método «si no puedes contra ellos, únete»: aprovecharon esas capacidades para desarrollar especies de grama de hoja fina, de manera que su aspecto sea agradable, y con un período de dormancia invernal (cuando el crecimiento, desarrollo y actividad física se suspenden temporalmente) mucho más breve. Gracias a esto, el tiempo durante el cual permanece marrón es bastante corto. Si además se mezcla con otras especies, el verde puede permanecer todo el año. El lado negativo es que no tolera bien estar a la sombra.
De esa forma, la grama pasó de ser enemiga a convertirse en aliada y casi un sustituto natural del césped tradicional, en función de su mayor resistencia y sostenibilidad.
Césped: otras alternativas
Otras especies cuyas características también las hacen recomendables para mantener un jardín atractivo y casi siempre verde, que no demande un gasto excesivo de recursos para su mantenimiento, son las siguientes:
Zoysia: hay más de 30 especies distintas de esta familia originaria de China, Japón y la zona del sudeste asiático. La zoysia japonica y la zoysia tenuifolia toleran muy bien el calor (la segunda también el frío intenso), demandan poco riego y resisten muy bien los pisotones y los suelos de baja calidad. Estas clases de césped, típicas de los jardines orientales, se extienden cada vez más rápido en Occidente. Puesto que su crecimiento por sembrado es lento, en muchas ocasiones, se planta a través de tepes.
Una alternativa al césped también pueden ser las plantas tapizantes, como la gazania o la manzanilla
Cañuela: oriunda de Europa y el norte de África, esta especie -cuyo nombre científico es festuca arundinacea– se utiliza mucho como alimento para el ganado en sitios donde se desarrolla la producción extensiva. Es frecuente en países como Estados Unidos, Argentina, Uruguay y Australia. Sin embargo, cortada a poca altura, otorga un aspecto muy agradable. Su principal ventaja es que desarrolla largas raíces, lo que le permite extraer humedad de niveles más profundos del suelo y, por tanto, necesitar mucho menos riego.
Plantas tapizantes: bajo este nombre se conoce a muchas plantas de diferentes familias, que comparten la característica de «tapizar» una determinada superficie al desarrollarse. No todas son aptas para sustituir al césped, pero sí algunas como la dichondra repens, también llamada «oreja de ratón». Sus hojas son pequeñas y de forma arriñonada y se extiende de manera veloz. Resiste bien la sombra, pero no las pisadas ni las temperaturas por debajo de los 7ºC u 8ºC. Esta especie no es una gramínea como la mayoría de los céspedes y sus alternativas, sino que pertenece a la familia de las dicotiledóneas. También podrían emplearse otras plantas tapizantes, como la gazania, la santolina (manzanilla) o la gitanilla, pero el efecto sería diferente, dado que lo más destacado en estas últimas son sus flores y, si se pretende un jardín verde, habría que cortarlas.
En el mercado también se comercializan mezclas de semillas, en distintas proporciones, para aprovechar las ventajas de cada una -sumar la resistencia a las pisadas de la zoysia con la tolerancia a la sombra de la oreja de ratón- y favorecer su crecimiento y desarrollo.