El Pelargonium grandiflora es una rara avis en el mundo de los geranios, al tratarse de un ejemplar de interior. Se caracteriza por sus hojas relativamente carnosas y en forma de embudo. Otro de sus grandes atractivos son sus flores de brillante colorido, que brotan durante todo el verano, convirtiéndose en un ejemplar muy agradecido para decorar balcones y terrazas a lo largo de esta estación.
Durante su periodo de floración es cuando puede ser necesario podar o transplantar estos ejemplares. Asimismo se deberá aumentar exponencialmente la frecuencia de riego a medida que el calor sea mayor.
También puede ser una buena opción el sacarlos al exterior durante la primavera, a partir de marzo, pero sólo si se reside en una zona climática cálida, ya que si se vive en zonas frías o no costeras, las heladas tardías podrían llegar a matarlos. Además en invierno debe protegerlos de las heladas y situarlos en lugares frescos y secos.
Para que se desarrollen sin problemas deberá colocarlos en un lugar soleado, pero sin que lleguen a estar a pleno sol ni recibir los rayos que más calientan. Tampoco es recomendable ubicarlos tras cristales, debido a que éstos multiplican los efectos dañinos del sol, aunque siempre será más fácil protegerlos en el interior de la vivienda mediante cortinas o persianas.
Respecto a sus necesidades de riego, deben regarse con moderación y abonarlos regularmente, ya que sus abundantes hojas pueden marchitarse por falta de agua.