Cuando las ventanas no consiguen un cierre estanco se producen pérdidas de calor o corrientes de aire que aumentan el gasto de calefacción en invierno. De igual manera, las altas temperaturas del verano suponen un uso mayor del aire acondicionado, con el consiguiente aumento en la factura de la luz.
Aislar la vivienda es una solución para reducir este gasto, aunque hay opciones más económicas como la instalación de burletes. Se colocan en los huecos que quedan entre la hoja y el marco de puertas y ventanas. De esta forma, mejoran a la vez el aislamiento acústico de una estancia e impiden la entrada de polvo.
Según el modo en que se instalen, los burletes se clasifican en dos grandes grupos. Pueden ser adhesivos o ir atornillados. Los primeros se colocan con mayor facilidad, aunque los burletes que se fijan con tornillos ganan en seguridad.
Adhesivos
Los burletes adhesivos son tiras flexibles de espuma o caucho. Están tratados para resistir la acción del fuego. Los productos de mayor calidad cuentan con la clasificación M1, es decir, son combustibles pero no inflamables: la llama se apaga cuando frena la combustión.
Hay diferentes formatos y espesores para adaptarse a todos los espacios
Se encuentran en diferentes formatos y espesores para adaptarse a todos los espacios y, en especial, a aquellos de difícil acceso. Por otro lado, para pasar desapercibidos, se fabrican burletes de varios colores.
A la hora de colocarlos, ganan efectividad si son más espesos que el espacio que se quiere cerrar. No obstante, las tiras deben cortarse a medida para ocupar justo el hueco por el que se produce la corriente. Además, hay que asegurarse de que la superficie está completamente limpia antes de pegar las tiras y se deben colocar dos bandas: una en la hoja y otra en el marco.
La parte inferior de las puertas es una zona habitual de paso de aire. La distancia hasta el suelo apenas es de unos milímetros, pero supone un espacio suficiente para que el frío se cuele o el calor se escape. Los burletes que se colocan en esta zona pueden ser también adhesivos o ir atornillados.
Las alternativas más discretas consisten en burletes que se alojan en la base de la puerta. Otros modelos, de pvc o acero, se instalan en el frente -en la misma dirección en que se abre la puerta- y existe una opción más sofisticada: burletes encastrados o automáticos.
Estos últimos se encajan en el interior de la puerta y caen de manera vertical hasta cubrir el espacio libre. Para no dañar el suelo, suelen disponer de una llave con la que se regula la longitud de la caída.