Durante el mes de agosto debe tener muy presente que conviene dejar de abonar los ejemplares leñosos de exterior, ya que este tipo de plantas se toman un descanso en las épocas de máximo calor. Interrumpen su crecimiento para que los tallos tengan más tiempo para madurar, lo que les permitirá afrontar el crudo invierno en las mejores condiciones posibles.
Tampoco se debe abonar a finales y comienzos de año, ya que debemos respetar el otro periodo de descanso de las plantas, que se produce generalmente entre el otoño y el invierno. No obstante, la anterior afirmación no debe seguirse a rajatabla puesto que hay plantas que se desarrollan y florecen durante los meses más fríos y cuando las plantas se encuentran en pleno crecimiento activo o empiezan a florecer precisan ser abonadas porque requieren la mayor cantidad de nutrientes posibles.