La maranta es una planta de interior con hojas perennes y variegadas. Como por lo general no crece más de 30 centímetros de altura, es idónea para ocupar sitios pequeños. Su especie más popular se conoce como planta de la oración, porque por la noche se repliega como si estuviera rezando, y por la mañana se abre de nuevo. Este artículo describe esta planta, su atractivo follaje, sus necesidades de humedad, que son las más importantes para su cultivo, pero también otras, como la temperatura, la luz y la frecuencia con la que hay que abonarla.
La maranta y su atractivo follaje
La maranta es una bonita planta de interior. Originaria de las selvas brasileñas, requiere los cuidados típicos de las especies que en su origen fueron tropicales y que ahora se cultivan en el interior de los hogares en otras regiones del mundo. Se expande a lo ancho, pero su altura rara vez supera los 30 centímetros, lo que la hace óptima para cultivar en sitios pequeños. Sus hojas variegadas, con líneas rojizas y cuyas tonalidades dependerán de la luz y el abono que reciban, otorgan al follaje una gran belleza.
Si las hojas están secas y marrones en los bordes, es señal de que a la maranta le falta humedad
Se llama maranta, en realidad, a un género de plantas perennes que reúne a una treintena de especies. La más popular es la Maranta leuconera, conocida como planta de la oración, debido a que sus hojas se repliegan cuando se pone el sol, como si estuvieran rezando, y vuelven a abrirse al día siguiente. El nombre del género, por su parte, homenajea a Bartolomeo Maranta, un botánico veneciano del siglo XVI.
La humedad, lo más importante para la maranta
Las mayores precauciones en relación con su cultivo y atenciones hay que tenerlas con el riego. Dado su origen tropical, estas plantas necesitan bastante humedad. Se deben regar con frecuencia, sobre todo en verano, aunque siempre con mucho cuidado de que el sustrato no se encharque y esté bien drenado. En invierno, la recomendación es regar una vez a la semana o cada 10 días.
Pero, además del riego, es importante mantener húmedas las hojas de la maranta. Para ello, lo conveniente es rociar agua sobre su superficie todos los días en verano y cada dos o tres días en invierno. El agua -tanto la que se pulveriza como la destinada al riego- debe estar tibia o templada, ya que el agua fría también puede perjudicar al ejemplar.
Si las hojas se muestran secas y marrones en los bordes, es una mala señal: les falta humedad. Por eso hay que tener especial cuidado en invierno, cuando se sugiere reducir el riego, porque los radiadores o estufas pueden secar demasiado el ambiente y provocar efectos dañinos sobre las plantas. Una forma de combatir este problema es con la creación de microclimas, a través de la colocación de varias macetas juntas. Por el contrario, si la parte del tallo más cercana al suelo está muy blanda, es señal de que está sufriendo un exceso de humedad, por lo que habrá que reducir los riegos.
Otras claves para el cultivo de la maranta
Las temperaturas óptimas para el cuidado de esta planta se encuentran entre los 15 y 25º C, aunque pueden aguantar sin mayores inconvenientes entre los 10 y los 30º C. Fuera de ese rango, los ejemplares comienzan a mostrar señales de estrés.
Con relación a la luz, lo mejor para la maranta es hallarse en un sitio luminoso pero no recibir la luz directa del sol, que blanquea las hojas. Si en cambio se ubica en un lugar más bien oscuro, podrá sobrevivir, pero es probable que las hojas pierdan sus tonos variegados y, por lo tanto, sean menos atractivas.
El nombre de esta planta homenajea a Bartolomeo Maranta, un botánico veneciano del siglo XVI
Si se ha de trasplantar, el mejor momento para hacerlo es a comienzos de la primavera, en particular durante el mes de abril. A partir de este mes y hasta el final del verano, conviene abonarla cada dos semanas con un fertilizante líquido. La multiplicación, por su parte, es recomendable realizarla por división de la mata, pues es el método más sencillo y efectivo. La mejor época para efectuarla es, también, la primavera.
La plaga más peligrosa para la maranta es la araña roja, que aparece sobre todo cuando la planta tiene menos humedad de la aconsejada. También las cochinillas pueden afectarla. Para evitarlo, conviene revisar con atención las hojas, sobre todo en las épocas más calurosas, para comprobar que no hay enfermedades ni manchas raras. En caso de que así sea, habrá que retirar las zonas deterioradas y aplicar un plaguicida.