La cantidad de luz que llega a los patios suele ser menor que la que podemos tener en una terraza o balcón, debido a la sombra que proyectan las casas, por lo que será necesario escoger ejemplares que se adapten a lugares con luz escasa, como el arbusto peonía o la hosta, una planta de bellas hojas que se podrá disfrutar durante todo el año al ser perenne.
La temperatura también supone un inconveniente en estas ubicaciones, debido a que el calor y el frío pueden llegar a concentrarse y provocar mayores daños que en un jardín abierto. Al ser un sitio cerrado el calor se concentra en los muros, y se proyecta sobre las plantas que se encuentran cerca de estos.
Por el contrario, los muros resultan de gran beneficio para proteger las plantas del viento, sobre todo a lo largo del invierno, porque el viento helado quema sus hojas e incluso resulta más perjudicial que las bajas temperaturas.
También será necesario que controle muy de cerca las necesidades de riego de sus ejemplares, sobre todo si el patio está circundado por construcciones de ladrillo que absorben mucha humedad, por lo que el agua procedente de la lluvia puede llegar a no ser suficiente.
No obstante, esto no tiene por qué suponer un impedimento de importancia, porque al encontrarse cerca de edificios, y probablemente de nuestra vivienda, no será demasiado complicado utilizar una manguera o recoger un poco de agua en una regadera para satisfacer la necesidad de riego de estos ejemplares.
