La azalea es un ejemplar que puede desarrollarse en forma de pequeñas plantas o llegar a convertirse en un frondoso arbusto de hasta 4 metros de altura, según la especie que estemos observando. Es una planta muy común tanto en interior como en los jardines, por lo que resulta conveniente conocer las plagas y problemas que puede sufrir y saber cómo combatirlos una vez se hayan detectado los primeros síntomas.
Si las flores de la azalea no se abren puede que esté saturada de agua o que se encuentre sometida a corrientes de aire tras haberla regado, por lo que deberá dejarla secar en un lugar sin corrientes hasta que se recupere y regar con menor frecuencia.
Si por el contrario las hojas se secan y caen prematuramente deberá rociar la planta con agua no alcalina, trasladarla a un lugar más fresco y regarla más a menudo para evitar que una falta de agua termine matándola.
En el caso de que aparezcan manchas blancas y orugas pulverice sus plantas con malation. Si la plaga se presenta en forma de manchas amarillas con telarañas su ejemplar estará siendo atacado por la arañuela roja, por lo que tendrá que pulverizarla con un insecticida sistémico y aumentar la humedad ambiental, colocando la maceta sobre un plato con agua y guijarros y pulverizándola con agua.