Pintar los cristales de puertas, ventanas y tulipas de lámpara personaliza el hogar y aporta un toque de originalidad a las estancias. Las posibilidades estéticas son variadas: desde pequeños motivos o cenefas que bordeen los márgenes del cristal hasta falsas vidrieras más complejas sobre ventanas. En cualquier caso, para asegurar la durabilidad del diseño es recomendable utilizar sólo pinturas translúcidas específicas para este material. De lo contrario, es posible que los colores no se adhieran al cristal o que, a largo plazo, el acabado se torne amarillento.
Materiales necesarios
Cuando se quiera pintar una superficie de vidrio, siempre que sea posible, la pieza de cristal debe colocarse sobre un plano horizontal y estable. En otras posiciones, se corre el riesgo de que la pintura se derrame y cree un antiestético efecto «chorreo». Las mesas de madera o las encimeras de mármol, protegidas con un tejido grueso para evitar arañar el cristal o causar posibles desperfectos, son las más apropiadas.
Para dar color al vidrio, es imprescindible usar pintura translúcida específica para este material. Es posible utilizar una plantilla para realizar el dibujo. Se coloca debajo del cristal y se copian los motivos. Éstas son útiles si no se cuenta con mucha experiencia, aunque si se tiene cierta destreza se pueden realizar diseños propios.
Para impedir que los colores se entremezclen, hay que usar plomo adhesivo o pintura de relieve
En general, la mayoría de los dibujos tienen bordes y diferentes contornos que separan los distintos colores del diseño. Para delinearlos e impedir que los tonos se mezclen entre sí, es posible optar entre plomo adhesivo o pintura de relieve. El primero es un accesorio que se comercializa en diferentes grosores. Con un buril o una espátula, el plomo se pega sobre el vidrio. Es fundamental sellar bien las uniones de los contornos para que la pintura no se derrame a través de ellas. La pintura de relieve es otra opción. Su consistencia es cremosa y se aplica de manera cómoda, ya que la mayoría dispone de un puntero para delinear los contornos del diseño.
Técnica del goteo
Antes de empezar a delinear, hay que eliminar cualquier resto de polvo o suciedad de la superficie. Se debe limpiar la pieza de cristal con una gamuza o un trozo de algodón humedecido en alcohol. Después de contornear el dibujo y asegurarse de que las uniones se han sellado, se colorea. Para aplicar la pintura, el pincel no debe entrar en contacto con la superficie.
El vidrio se pinta con la técnica del goteo. Se moja el pincel y se dejan caer las gotas hasta que el color se extienda. A continuación, hay que esperar a que seque. Para asegurarse de que el diseño resista el paso del tiempo, es recomendable aplicar una capa de protector, brillante o mate, específico para cristal.
La tarea de pintar cristales se simplifica si se utilizan pinturas extraíbles. Es un producto elaborado con agua, apto incluso para uso escolar, que una vez seco se pega en ventanas, espejos, cristales y azulejos. Se comercializan en distintos colores y cada envase dispone de un aplicador con una punta fina que facilita el trabajo.
El procedimiento es similar al anterior, pero el diseño se debe pintar primero sobre un papel film o una lámina de acetato. Se realizan los contornos con un delineador -también de tipo extraíble- y, una vez seco (entre una y dos horas después), se rellenan los huecos de color. Cuando está fresca, la pintura es cremosa, pero a medida que seca, se endurece y se torna brillante. Después de 24 horas, se retira el dibujo del film y se coloca sobre ventanas, espejos, puertas o botellas, entre otros.
