Tanto para jardín como para balcones y terrazas existe una gran variedad de recipientes para las plantas. A la hora de decidirnos por uno de ellos hay que tener en cuenta varias cosas: dónde va ser colocado, elementos que tiene alrededor, características como el color, la forma o el tamaño y, sobre todo, cuál es la planta o plantas que allí se van a introducir.
Resulta lógico pensar que el entorno y la ubicación son factores determinantes, pero el ejemplar que vaya a plantar condiciona también la compra. Si el recipiente en sí mismo va a ser el principal centro de atención, la planta debe ser discreta para no robar protagonismo al tiesto. En este caso deberá elegir un tiesto vistoso, de tamaño acorde al que alcanzará el ejemplar para evitar tener que comprar una nueva maceta cuando la planta crezca.
En cambio, si lo que pretende es destacar la planta, decídase por un recipiente más sencillo y a ser posible de un color neutro para que el colorido de la planta sobresalga aún más. Por ejemplo, una jardinera azul con plantas cuya flor sea azul, será menos impactante que si el recipiente es blanco. Para obtener un resultado más efectivo, sólo hay que tener claro el ejemplar que se va a plantar en cada recipiente.
También resulta determinante el material con el que está confeccionado el tiesto. Los de barro o terracota retienen más el agua, al tratarse de materiales porosos, mientras que los de plástico son menos vistosos pero no presentan este inconveniente. Otro punto que hay que observar es el tamaño del agujero de drenaje, si no queremos tener problemas a la hora de regar nuestros ejemplares.
