Tanto como si hay dos jardineros en casa como si no hay, ninguna persona que se dedique en concreto a controlar el riego de las plantas, puede ocurrir que o bien las plantas se queden secas o que sean regadas en exceso. Tanto una circunstancia como la otra es igualmente perjudicial para las plantas, pero existe solución a ambas. En las siguientes líneas se va a dar un remedio cuando se produzca el segundo caso, el exceso de riego.
Para cuando se ha aportado doblemente la cantidad de agua que una planta requiere, existen muchas posibilidades de que el ejemplar sufra unos daños irreparables.
De cara a que esto no se produzca hay que actuar rápidamente y trasplantar la planta a otro recipiente de mayores dimensiones. En él se deberá añadir sustrato seco para rellenar toda la superficie y será precisamente esta nueva tierra la que se encargue de absorber el exceso de agua que contiene el cepellón y el sustrato original.
Además, antes de proceder al transplante de urgencia puede tratar de secar el cepellón del ejemplar dañado empleando papeles de cocina absorbentes. Trate de no dañar el cepellón durante el proceso ni someterlo a un cambio brusco de temperaturas. Apriete de forma firme y suave el papel de cocina sobre el cepellón, evitando que se desmorone, hasta que haya logrado eliminar la mayor parte de la humedad.
También puede emplear un secador de pelo para eliminar la humedad, siendo este un proceso mucho más rápido, aunque también más delicado porque como ya hemos comentado, un cambio brusco en la temperatura puede dañar aún más su ejemplar.
De todas formas, para no llegar a esta situación lo más oportuno es designar la tarea del riego de las plantas de interior a una persona para que lo realice un día en concreto.
