Trepadoras aromáticas, mejor lejos de ventanas y zonas de descanso

Plantas como el jazmín y la madreselva atraen a numerosos insectos, lo que obliga a tener cuidado con el lugar donde se ubican
Por EROSKI Consumer 15 de febrero de 2005
Img jazmin

Las plantas trepadoras aromáticas son muy útiles en el ámbito decorativo, ya que permiten dar un excelente aspecto a grandes superficies verticales, como vallas y muros, a la vez que aportan frescura con su fragancia. Como contrapartida, atraen muchos insectos, por lo que conviene situarlas lejos de puertas, ventanas y lugares donde, en general, haya personas. Además, hay que controlar su crecimiento para evitar problemas en la estructura de las edificaciones sobre las cuales crecen.

Las plantas trepadoras y sus riesgos

Las plantas trepadoras son, al igual que las enredaderas, una excelente opción para ciertos espacios abiertos que parecen quedar demasiado amplios o vacíos. Es el caso de muros, fachadas, vallas, e incluso, troncos de árboles. En general, con ellas hay que tener cuidado en momentos de viento y heladas, ya que son frágiles ante estas adversidades climáticas, debido a su posición vertical. Otro cuidado que se debe tener está relacionado con las llamadas trepadoras olorosas y el lugar donde se colocan.

Las trepadoras olorosas o aromáticas son una familia de las plantas trepadoras. Como su nombre indica, se caracterizan porque sus flores desprenden aromas intensos. Las especies más conocidas de trepadoras olorosas son todas las variedades del jazmín, la madreselva, la glicina y la clemátide. Todas ellas han sido muy valoradas en los jardines aromáticos, una afición de tradición persa, que en la Edad Media se extendió a la India y Europa.

Conviene tomar precauciones para que las plantas trepadoras no afecten a las estructuras sobre las que se apoyan

Hasta aquí, todo muy bien. El problema comienza al acercarse a una trepadora aromática: de inmediato, se podrá comprobar que estas especies vegetales atraen a muchos insectos. Por lo tanto, hay una consideración muy importante que se debe tener en cuenta antes de decidir la colocación de una planta de esta clase: evitar que esté cerca de puertas, ventanas y zonas de descanso.

Es habitual que los insectos sientan predilección por las plantas aromáticas. La evolución ha dotado a estos vegetales de tal característica con el fin de favorecer su supervivencia: pueden atraer a distintos seres que ejercen un determinado rol en la continuidad de las especies. En el momento de pensar en el uso de estas trepadoras para que ocupen un lugar en casa, habrá que prestar atención a esa característica y colocarlas en el jardín o en algún muro alejado de las áreas donde pasan personas con mayor frecuencia.

Otros peligros de las plantas trepadoras

No es la atracción que ejercen hacia los insectos el único problema que pueden ocasionar las plantas trepadoras. Hay que tener cuidado si se colocan sobre una pared de la casa, ya que si no se vigila su crecimiento y desarrollo, pueden afectar a la estructura de la edificación. Tejas, cañerías, conductos de agua y otros elementos pueden sufrir las consecuencias y verse afectados por una trepadora fuera de control.

Las trepadoras necesitan tutores, celosías o pérgolas a las que aferrarse en su crecimiento. La correcta colocación de tales guías es la mejor manera de controlar el desarrollo de las plantas y evitar que puedan dañar la estructura de la casa. Puede haber más peligro en el caso de las enredaderas, que no necesitan ayuda alguna para crecer sujetas a la pared, gracias a sus raíces aéreas y tallos reptantes.

Plantar trepadoras: algunos consejos

Las mejores épocas para plantar trepadoras son las temporadas de clima más templado: durante la primavera y a comienzos del otoño. Conviene preparar un sustrato que incluye abonos orgánicos y minerales, y colocarlas a unos 50 centímetros del muro o del soporte sobre el cual se pretenda que la planta crezca. Si ha de plantarse más de un vegetal, la separación debe ser, al menos, de tres metros de distancia entre sí. Así se evita que se enmarañen.

Según la especie de planta, corresponderá obedecer a distintas consideraciones relacionadas con la frecuencia del riego, las necesidades de luz y los cuidados para protegerla de factores climáticos como la lluvia, el viento y las heladas.

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