‘Chiringuitos’ financieros

Algunas entidades operan en los mercados financieros sin estar habilitadas y ofrecen inversiones excepcionales bajo el reclamo de una gran rentabilidad
Por José Ignacio Recio 10 de diciembre de 2007
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Imagen: Neil Gould

Si recibe una oferta para invertir sus ahorros que le hace pensar que es demasiado buena para ser cierta y si, además, el nombre de la entidad que lo ofrece no es muy conocido, desconfíe. Inversiones más rentables de lo normal, facilidades para acceder a estos productos y amabilidad en los canales de comunicación son los parámetros que utilizan algunas empresas para atraer el ahorro de los pequeños y medianos inversores. La sorpresa llega al cabo de un tiempo, cuando se descubre que la entidad en que se habían depositado los ahorros era un “chiringuito financiero” que operaba en el mercado sin habilitación. Estas empresas ofrecen, por lo general, productos financieros inusuales (sellos, inversión en maderas…), aunque también hay “chiringuitos” clásicos, y a su vez peligrosos, que permiten a sus clientes contratar productos tradicionales.

Operar sin autorización

La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) no cesa en su afán de alertar sobre diversas compañías y personas físicas (de Austria, Suecia e Isla de Man, por ejemplo)que podrían estar prestando servicios de inversión sin las debidas autorizaciones, lo que en el argot financiero se conoce como “chiringuitos”. Para que el pequeño y mediano ahorrador no sea víctima de una de estas empresas, lo primero que debe conocer es en qué consisten estas supuestas compañías y saber qué herramientas utilizan en su labor de captación, y de este modo poder detectarlas y prevenirse contra sus “malas artes”.

En los últimos años afloran muchas empresas que estafan a los inversores mal informados

“Chiringuito financiero” es un término que se utiliza para designar a las entidades que sin estar habilitadas para ello asesoran y operan en los mercados financieros españoles. Durante los últimos años han aflorado gran número de empresas que han provocado, y siguen provocando, fraudes y estafas a inversores mal informados. En este sentido, la Ley del Mercado de Valores establece que las actividades contempladas en el artículo 71 sólo pueden ser desarrolladas por las agencias y sociedades de valores registradas, y en la mayoría de ellas por las entidades de crédito y con la reforma de la Ley por las Empresas de Servicios de Inversión. Por eso, desde varias instancias administrativas y económicas se advierta al usuario del peligro que supone entrar en este tipo de inversiones, así como de la importancia de realizar una labor preventiva con el fin de poder detectar este tipo de empresas.

Embaucadores

Todas estas empresas-chiringuitos tienen un denominador común: no están registradas ni en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), ni en el Banco de España. Además, se desconoce si disponen de capital y medios suficientes para operar, e igualmente se ignora si su organización es adecuada a su actividad. Su principal atractivo para atraer al cliente es la promesa de una rentabilidad superior a la del mercado, generalmente de dos dígitos, y unos resultados imposibles de alcanzar a través de otros mecanismos financieros tradicionales.

Pero cuando empieza a deshincharse el negocio y no pueden justificar sus pérdidas con argumentos legales, simplemente desaparecen o, en el mejor de los casos, cambian de nombre, dejando totalmente desamparado al inversor, que suele perder la totalidad de sus ahorros. Para evitar la proliferación de estas prácticas fraudulentas, tanto la CNMV como otros reguladores extranjeros difunden advertencias sobre entidades que pueden estar prestando servicios de inversión sin estar habilitadas, y publican regularmente comunicados con las direcciones de las entidades que cumplen con estas características. A través del buscador de entidades pueden detectarse cuáles han sido incorporadas al listado de fraudulentas.

Técnicas utilizadas

La Comisión Nacional de Mercado de Valores ha lanzado una guía de gran ayuda para los usuarios con el objetivo de que estos puedan identificar correctamente este tipo de empresas y sepan las técnicas y artimañas que utilizan los “chiringuitos” para captar nuevos inversores. En la mayoría de los casos suele tratarse de una oferta de alguien que, convincente y seguro de sí mismo, propone realizar una “inversión exótica” con expectativas de altas rentabilidades, según explica el órgano regulador.

Para identificar los “chiringuitos” lo primero que debe hacer el usuario es detectar la mecánica con la que operan, que según la Comisión Nacional del Mercado de Valores, agrupa los siguientes “tics” comerciales:

  • Se llaman así mismos expertos y asesores.
  • Abusan de la capacidad inversora de sus clientes y de su confianza.
  • Prometen resultados positivos casi imposibles de alcanzar.

A pesar de que todos los casos son diferentes, en las víctimas se aprecia algún elemento común: ante las promesas de ganancias rápidas y voluminosas se muestran dispuestas a creer lo que desean creer, y a confiar su dinero a quien no conocen, según advierte la CNMV.

La toma de contacto

Si hay algo que caracteriza a este tipo de empresas es el sofisticado sistema de captación de nuevos clientes. Aunque estén sustituyendo los clásicos sistemas de contacto por los que proporcionan las nuevas tecnologías, siempre se dirigen a ellos de forma “agresiva”, hasta que consiguen que unos pocos caigan en sus redes. En muchos casos, a la mínima sospecha de poder ser descubiertos cambian de domicilio o de denominación social. Éstas son las técnicas que utilizan para ponerse en contacto con sus clientes, a los que bien podría denominarse víctimas.

  • Llamadas telefónicas:Sigue siendo el método preferido por estas empresas, a las que sale rentable encontrar una “víctima”, aunque tengan que realizar muchas llamadas.

  • Correo:Consiguen la dirección a través de una base de datos de la que extraen las direcciones, o a través de la guía telefónica. En las cartas, acompañadas de lujosos folletos, presentan inversiones fantásticas y solicitan a los receptores que contacten con ellos, bien rellenando un cupón, bien llamándoles por teléfono, e incluso visitando su página por Internet.

  • Correo electrónico:Muchas de estas entidades ofrecen su servicios en Internet aprovechando la difusión internacional que ofrece este medio y la dificultad que supone para los supervisores localizarlos. Se puede recibir a través de este medio correos inesperados de un “chiringuito financiero”.

  • Anuncios:Es frecuente que estas entidades utilicen la publicidad en periódicos, revistas u otros medios de comunicación para ofrecer oportunidades de beneficios mucho más atractivas de las que se puede conseguir con las inversiones consideradas como tradicionales.

  • Referencias verbales:Uno de los trucos más utilizados, según la CNMV, es el de pagar beneficios a los primeros inversores utilizando para ello su propio dinero o el dinero de otros inversores. De esta manera, su eficacia se comunicará “de boca en boca” a los amigos del primer inversor, y luego a los amigos de estos segundos… Lamentablemente, sólo se pagan los primeros beneficios. En posteriores inversiones, cuando se pretende recuperar lo invertido, el dinero ya ha desaparecido.

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