Hoy en día son pocas las compras que no son susceptibles de abonarse en cuotas con tarjetas de crédito, préstamos rápidos bancarios, la financiación que ofrecen los mismos comercios… Las alternativas para pagar a plazos son casi infinitas. Esta facilidad nos permite poder adquirir productos de gran coste y hacer frente a su coste poco a poco con cuotas mensuales asequibles. No obstante, esta facilidad para comprar sin pagar de golpe, si no es utilizada de manera responsable, tiene el peligro de que nos puede llevar al sobreendeudamiento. Para poder disfrutar de las ventajas del pago aplazado sin los riesgos que conlleva, existen cinco consejos que hay que tener en cuenta para decidir si financiar una compra o no.
1. Elegir qué compras vale la pena financiar
No todas las compras se deben pagar a plazos. Es importante para endeudarnos de manera responsable saber diferenciar entre los abonos que podemos aplazar y los que mejor hacer de golpe.
Una regla básica de recordar es que las adquisiciones que son recurrentes (compras en supermercados, facturas, alquiler, ropa, ocio…) no se deben pagar a plazos. En cambio, compras puntuales y grandes costes sí que podrían fraccionarse: una lavadora, un portátil, un teléfono móvil…
2. Asegurarse de que el plazo sea más corto que la vida útil del producto
Si elegimos una cuota muy baja, el plazo para saldar la deuda se puede alargar en exceso. Esto puede hacer que sigamos haciendo frente a los abonos incluso cuando ya no utilicemos el producto financiado. Por eso siempre es importante que terminemos de pagar a plazos un producto antes de que su vida útil acabe.
Por ejemplo, la vida útil de un móvil no suele sobrepasar los dos o tres años. Así que el plazo para terminar de abonarlo no debería ser superior a su vida útil, incluso menor si contamos con posibles averías. De lo contrario, estaremos pagando por algo que ya no usamos e incluso se podría solapar con la financiación del siguiente teléfono. Algo para nada recomendable.
3. Saber cuánto pagaremos en total
Saber cuánto nos costará en realidad el abono aplazado será una forma de decidir si vale la pena pagar a plazos o no. Por ejemplo, si queremos comprar un portátil de 500 euros y abonarlo a plazos nos cuesta 60 euros de más, puede ser interesante. En cambio, si pagarlo a plazos nos supone 300 euros de más, más de la mitad del coste del producto, quizá ya no sea tan interesante.
Este límite para saber si nos vale la pena o no lo deberemos fijarlo nosotros, según lo que necesitemos el producto o nuestra capacidad de pago.
Imagen: Ksenia
4. No dedicar más del 30 % del sueldo
Muchas pequeñas cuotas de pago aplazado (del portátil, el móvil, la lavadora, un viaje…) sumadas pueden llegar a suponer una parte importante de nuestro salario. Al poder elegir cuotas muy bajas para abonar cualquier producto, es fácil vernos de repente con muchas pequeñas mensualidades.
La clave para evitar el sobreendeudamiento es que el total de las mensualidades de todas las deudas (tanto pequeñas compras como grandes proyectos) no supongan más de un tercio de nuestros ingresos. Así, si cobramos 1.000 euros, no deberíamos dedicar más de 300 euros al mes en total a pagar diferentes cuotas. Si se supera este ratio recomendado, lo mejor es eliminar deudas antes de comenzar una nueva financiación.
5. Elegir bien el producto para financiar las compras
Hay muchas opciones para financiar las compras. Por ello, es importante siempre comparar las diferentes alternativas a las que podemos acceder para elegir la que mejores condiciones nos ofrezca. Así, las tarjetas de crédito podrán ser idóneas para compras como billetes de avión, por ejemplo, gracias a sus seguros. En cambio, para comprar un portátil podemos encontrar grandes ofertas de pago aplazado que ofrecen las propias tiendas.
En cualquier caso, teniendo en cuenta estos cinco consejos nos tenemos que asegurar de que le daremos un uso responsable a la financiación para disfrutar de sus ventajas sin caer en sus riesgos.