Comprar oro a través de máquinas expendedoras

La aplicación de comisiones superiores al 25% sobre su precio original, aminora la rentabilidad de las plusvalías
Por José Ignacio Recio 17 de octubre de 2010
Img oro
Imagen: Bullion Vault

En algunos aeropuertos, centros comerciales y hoteles de lujo se han instalado máquinas expendedoras de oro. Cualquier usuario o turista puede extraer un lingote de 1 a 10 g o monedas del dorado metal por un coste mínimo de 40 euros y un máximo de 1.050. Si bien esta alternativa supone la oportunidad de invertir en uno de los activos que más se ha revalorizado en los últimos ejercicios sin apenas trámites, está penalizada con comisiones que superan el 25% sobre su precio original, algo que aminora la rentabilidad de las plusvalías.

Un sencillo modo de inversión

Numerosos artículos y productos se pueden comprar a través de máquinas expendedoras: refrescos, dulces, golosinas, alimentos, etc. Este modo de adquisición se ha impuesto en los principales países desarrollados, ya que proporciona al usuario el acceso a las mercancías de forma cómoda y a cualquier hora del día, con sólo introducir unas monedas. Desde hace unos meses, además, las máquinas brindan la posibilidad de comprar oro físico, bien en lingotes o en monedas (Krügerrand, Maple Leaf, etc.). Es un sistema muy cómodo, aunque penalizado con comisiones que superan el 25% sobre el precio original del metal.

Ésta es una iniciativa empresarial para aprovechar el «boom» de este metal precioso, que ha experimentado una importante revalorización en su precio y es uno de los principales valores refugio. Desde el año 2000, el coste del metal amarillo ha crecido en torno al 420%, mientras que en este ejercicio las ganancias representan ya un 30%, muy por encima de las de otros productos financieros que son objeto de inversión: Bolsa, fondos, depósitos…

En este ejercicio el oro se ha revalorizado ya un 30%, muy por encima de la rentabilidad de otras inversiones

Cuando la Bolsa atraviesa un período de inestabilidad y los tipos de interés no hacen atractivo el ahorro de los pequeños y medianos inversores, el «metal amarillo» se convierte en el objetivo más deseable de inversión. De ahí que se hayan abierto nuevas vías para su comercialización: junto al «check in» del aeropuerto o la recepción del hotel, cualquier usuario puede acceder a estas máquinas expendedoras de oro, sin ninguna restricción.

No son numerosas y todas están situadas en algún centro turístico o comercial para propiciar la adquisición de lingotes de oro en diferentes formatos, modelos y tarifas. También cabe la posibilidad de adquirir las monedas de oro más representativas del mercado, que no son de curso legal. En ambos casos, es una opción indicada para pequeñas inversiones o para hacer un regalo original.

¿Qué se puede comprar?

Los tipos de activos financieros que se pueden adquirir a través de estas máquinas son dos:

  • Lingotes de oro de 24 quilates, con un peso que oscila entre 1 y 10 gramos. Se puede elegir entre cinco o siete modelos en cada máquina.

  • Una amplia gama de monedas de oro, que pueden ser una forma de inversión más económica, ya que sus precios son más asequibles.

Los usuarios pueden llevarse a casa su moneda desde 40 euros, mientras que los lingotes oscilan entre 250 y 1.050 euros, en función de sus características y, sobre todo, de los g de cada unidad. Las máquinas cuentan con un programa que actualiza los precios de modo constante (cada 10 minutos). Por tanto, estos fluctúan según la posición del metal en el mercado. Además, el precio del oro en estas máquinas respecto a los de otros puntos de venta tradicionales es entre un 25% y un 35% más caro.

¿Cómo se adquiere?

Las maquinas expendedoras son similares a otras donde se pueden adquirir refrescos. Es posible elegir entre 10 «cajetines» que muestran al exterior su producto, con las características generales de cada uno. Una vez seleccionada la mercancía, basta con pulsar el botón correspondiente e introducir el valor del artículo (lingote o moneda de oro). Puede pagarse en metálico o con tarjeta de crédito. El producto sale de la máquina en una caja sellada.

Hay algunas diferencias respecto a las compras más «livianas» en este tipo de máquinas: se entrega un recibo y un documento como garantía de devolución si la compra no estuviese en buen estado por cualquier circunstancia. Si el cliente no ha quedado satisfecho, dispone de un plazo de 10 días para devolverlo. Debe realizar la gestión vía postal. También se incluye información adicional sobre la compra: quilates, gramos, precio, características, etc., y un informe con la cotización del oro en ese momento. Como medida preventiva, se cuenta con un escáner de documentos y una cámara para prevenir el posible blanqueo de dinero que pudiese derivarse de su adquisición.

UNA INVERSIÓN CON GRANDES PLUSVALÍAS

La inversión en oro está al alza desde que hace varios años se desencadenase un “rally” alcista. Ello ha propiciado que no sólo las grandes fortunas se interesen por este mercado, sino que también los pequeños inversores hayan vuelto sus ojos hacia este tipo de inversión.

Es el activo financiero que mayor rentabilidad ha generado en los últimos ejercicios, por encima de la renta variable u otros productos financieros. No en vano durante los últimos 10 años ha conseguido una rentabilidad de casi el 420%, mientras que desde el comienzo de este ejercicio (2010) las subidas alcanzan ya el 30% tras cotizar la onza de oro a 1.318 dólares, en sus máximos históricos. Si se analizan los gráficos de ambos periodos, se detecta que su evolución es alcista, con una escalada de precios continuada que parece no tener fin y que puede prolongarse en los próximos meses e incluso años.

Hay más modos de beneficiarse de estas subidas sin posicionarse en el dorado metal. Puede hacerse a través de los fondos de inversión u otros productos financieros de última generación.

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