Los depósitos son uno de los productos que más se publicitan en todos los medios porque ‘ofrecen ganancias seguras, fáciles de conseguir y sin poner en riesgo el dinero del ahorrador’. Y aunque no es un producto nuevo, puesto que lleva varias décadas funcionando, en los últimos años las entidades que operan por Internet han vuelto a promocionar los depósitos ofreciendo elevadas rentabilidades, muy por encima de los tipos de interés y de la inflación española (que a febrero se situaba en el 4% en tasa interanual). En la actualidad estos depósitos de alta rentabilidad ofrecen un 6%, un 8% y hasta un 10%. Ahora bien, ¿todos son ventajas? ¿qué dice la letra pequeña? En este tipo de contratos el ahorrador debe tener muy en cuenta que son depósitos que se contratan a plazos muy cortos, habitualmente un mes y que el interés que ofrecen suele ser un tipo de interés TAE. Por lo tanto, antes de firmar es importante que se evalúen los posibles beneficios a través de unas simples operaciones, porque pasado el plazo de un mes las entidades no suelen permitir renovar los depósitos a ese interés tan elevado.
¿Cómo funcionan?
Los depósitos a plazo o imposiciones a plazo fijo (IPF) constituyen el producto más clásico de inversión. Su principal atractivo es su seguridad, se trata de un producto sin riesgo que permite obtener ganancias sin perder ni un céntimo del capital invertido. Luis Martín Jadraque, del área de Inversiones de Deutsche Bank, afirma que, precisamente por su carácter conservador, los depósitos son uno de los productos más contratados en España. “A cierre de 2004, más de un 12,5% de la población española tenía suscrito un depósito a plazo”, afirma. “La clientela percibe a los depósitos bancarios como una inversión sencilla y segura. Este hecho puede que sea la base del éxito que han tenido entre el público”, comenta Juan Ramón Quintás, presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorro (CECA).
Concretamente, los depósitos a plazo son un producto financiero que se instrumenta a través de un contrato: en él se estipula que el cliente se compromete a mantener en la entidad hasta su vencimiento el importe del depósito. A cambio recibe una retribución, más elevada que en las cuentas corrientes y acorde con la cuantía de la imposición efectuada. Al concluir el periodo pactado, el banco o caja devuelve al cliente el ahorro depositado y los intereses correspondientes. Los intereses del depósito se liquidan en una cuenta corriente que el cliente ha debido abrir previamente en la entidad en cuestión.
Las entidades invierten los saldos de los depósitos a plazo en títulos del Tesoro a muy corto plazo. Normalmente, ‘repos’ (activos con pacto de recompra) y ‘colas de Deuda’ (emisiones a largo plazo a las que les resta poco tiempo para su vencimiento).
Hasta la década de los 90, los depósitos eran productos que ofrecían rentabilidades a medio plazo (unos 6 meses de media) algo por encima de la inflación, pero que no eran muy relevantes (en torno al 3,5-4% de interés TAE). No obstante, con el nacimiento de la banca on-line, los depósitos a plazo cobraron más interés. A finales de los 90, con el objetivo de ganar clientes, las entidades que operan por Internet se lanzaron a ofrecer depósitos con altas rentabilidades, de hasta el 10% TAE. La novedad es que eran productos a plazos muy cortos, generalmente de un mes. Es decir, los ahorradores podían disfrutar de las llamativas rentabilidades prometidas, pero sólo durante un mes. Pasado ese mes, el ahorro deja de remunerarse a ese tipo de interés elevado. En algunos casos, la rentabilidad que se ofrece a partir de entonces equivale al interés que dé la cuenta corriente en la que se liquidan los intereses (las cuentas “on-line” dan un interés que ronda el 2% TAE).
¿Qué rentabilidades ofrecen?
De entrada, el tipo de interés que ofrecen los depósitos de alta rentabilidad es el dato más interesante y destacado de estos productos
El tipo de interés que ofrecen los depósitos de alta rentabilidad es el dato más interesante y destacado de estos productos
A simple vista, los tipos de interés que presentan esos “depósitos on-line” deslumbran. Sin embargo, hay que analizar el resto de conceptos que rodean al producto. Uno de los datos más interesantes que hay que tener en cuenta es que estos depósitos se comercializan por periodos de tiempo muy pequeños, por lo general de un mes. Pasado este plazo, las entidades no suelen permitir renovar los depósitos, no al menos a ese elevado interés.
En ocasiones, el ahorrador se puede sentir decepcionado con el dinero que recibe al invertir en uno de estos depósitos. Esto es así porque a veces se tiene una concepción confundida de cómo se calcula la rentabilidad o las ganancias que se obtienen de verdad con un depósito de estas características, a un mes.
Si una entidad ofrece un 10% a un mes, esto no quiere decir que el usuario vaya a recibir el 10% exacto del dinero que invierta en el depósito. En realidad, recibirá la parte de ese interés TAE correspondiente a un mes. Es decir, habrá que dividir ese 10% entre 12 para obtener el porcentaje de rentabilidad real que obtendremos. Esto es así ya que la TAE (tasa anual equivalente) es un tipo de interés que calcula la rentabilidad de un producto para todo un año. Por ejemplo, un depósito a un 6% TAE, en un mes ofrece un interés del 0,5% (esta cifra resulta de dividir 6 entre 12).
“La TAE es un dato que en forma de tanto por ciento anual indica la rentabilidad efectiva de un depósito, lo que facilita la comparación entre la remuneración o rendimiento efectivo de distintas ofertas de depósitos (cuenta corriente, de ahorro y depósitos a plazo)”, comentan desde el Banco de España.
En aquellos casos, como los depósitos a un mes, en los que el ahorrador no mantiene su inversión durante todo el año, habrá que prorratear y calcular el porcentaje real que obtendrá con su dinero. Por ejemplo, si invertimos 600 euros en un depósito al 10% a un mes, obtendremos sólo 5 euros de ganancias (el 10% TAE equivale a un interés del 0,83% en un mes).
Por lo tanto, las ganancias que se pueden obtener con un depósito de este tipo se limitan, en principio, a un solo mes. “Cuando se liquida el depósito, el ahorrador puede disfrutar de la rentabilidad de la cuenta corriente”, afirma César González Bueno, de ING Direct. Es decir, una vez que vence el depósito, los intereses se liquidan a la cuenta corriente del cliente. Si éste decide dejar allí su dinero y no moverlo, a partir de entonces su ahorro comenzará a remunerarse con el tipo de interés pactado en la cuenta (del 2,25% en el caso de la Cuenta Naranja, de ING Direct).
Los elementos del depósito
Aunque la rentabilidad sea el dato más interesante y llamativo para el ahorrador, a la hora de invertir en un depósito a plazo hay que tener en cuenta otra serie de elementos:
El plazo: es un dato muy importante para calcular cuánto ganaremos de verdad con el depósito. No es lo mismo que nos ofrezcan una alta rentabilidad en un depósito a un año que en un mes. Por ejemplo, con un depósito al 6% a un año, podríamos obtener unas ganancias de 600 euros si invertimos 10.000 euros. Por el contrario, si la entidad sólo ofrece el depósito durante un mes, las ganancias se reducen a 50 euros.
Un depósito por titular: las entidades permiten contratar sólo un depósito por titular. Por lo tanto, cada persona sólo podrá disfrutar de la oferta en una ocasión. En cualquier caso, en una unidad familiar, podría contratar un depósito cada miembro mayor de 18 años.
Los límites de inversión: las entidades imponen límites de inversión, sobre todo máximos. Por lo general, remuneran el ahorro desde el primer céntimo (aunque en ocasiones obligan a invertir unos mínimos de 600, 1.000 ó 3.000 euros). No obstante, como se trata de un producto “gancho” con el que quieren captar clientes para luego vincularlos con otros productos, sí que suelen imponer límites máximos. Como es lógico, cuanto más dinero se invierta en el depósito, más rentabilidad obtendremos. Entidades como ING Direct ofrecen su Depósito Naranja para importes máximos de 10.000 euros. Otras, como Openbank, permiten invertir hasta 50.000 euros, en su Depósito Bienvenida. Por su parte, la entidad que mayor cantidad de dinero permite destinar a un depósito de estas características (al 6% a un mes) es iBanesto. Este banco permite invertir hasta 100.000 euros en su Depósito al 6%.
Comisiones: los depósitos que comercializa la banca “on-line” se suelen caracterizar por no aplicar comisiones, ni por suscripción, ni por cancelación anticipada parcial ni total. No obstante, en algunos casos si se quiere rescatar el dinero antes de tiempo, el ahorrador perderá el derecho a obtener la remuneración establecida.
¿A quién interesan los depósitos de alta rentabilidad?Los depósitos a muy corto plazo de alta rentabilidad son un producto muy atractivo e interesante para todos aquellos que tengan liquidez y deseen sacar partido a sus ahorros de forma fácil y segura. Se obtienen ganancias elevadas, mayores que en otros productos de ahorro, pero por plazos de tiempo muy cortos. Por lo tanto, son un producto llamativo para ahorradores conservadores y, también, para clientes bancarios activos a los que no les importa ir moviendo su dinero entre entidades en busca de los productos más rentables. Aunque son productos bien remunerados, hay que tener claro que son coyunturales.
Para las entidades “on-line”, el depósito a muy corto plazo es una buena forma de ganar clientes. Xabier Argenté, responsable de Uno-e, asegura que los depósitos a plazo son un producto ideal para captar clientes, ya que el ahorrador español tiene un claro perfil conservador. En su opinión, ofrecer un depósito con un interés del 8% durante dos meses “es el mejor regalo de bienvenida que se puede hacer”.