Dónde colocar los ahorros tras las vacaciones

Conviene informarse sobre los productos y sus características antes de decidir dónde invertir
Por José Ignacio Recio 27 de agosto de 2011
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Imagen: Images_of_Money

Antes de tomar cualquier decisión de inversión, es prioritario informarse sobre los diversos instrumentos que diseñan los bancos para invertir en los diferentes mercados, así como conocer su funcionamiento y principales características.

¿Renta fija o variable?

Cuando las vacaciones llegan a su fin, es el momento oportuno de pensar qué hacer con los ahorros, con objeto de obtener la mayor rentabilidad. Hay diferentes opciones -depósitos, negocios, renta variable…-, pero antes de tomar cualquier decisión de inversión hay que informarse sobre el funcionamiento de cada alternativa, así como de sus principales características: potencial de rentabilidad, riesgo, horizonte de inversión, grado de liquidez, etc.

  • La renta variable

    Es uno de los modelos preferidos por pequeños y medianos inversores. Sin embargo, la Bolsa atraviesa por una etapa de grandes incertidumbres como consecuencia de los desajustes en las economías de los países que integran la Unión Europea, en especial, los de la periferia (entre ellos España).

    Por esta razón, hay que ser muy meticuloso al abordar un plan de actuación para tomar posiciones en las plazas bursátiles y planificarlo desde la sensatez y la prudencia. Se puede invertir al largo plazo, que consistiría en tomar posiciones en valores del sector bancario (BBVA, Santander, Banesto…) que han experimentado en los últimos meses fuertes correcciones. A pesar de que estas pueden seguir en las próximas sesiones, cotizan a precios muy atractivos para una perspectiva de inversión destinada a más de dos o tres años. Lo más interesante serán los casos que reparten un dividendo superior al 4%, por encima de la rentabilidad actual de los productos de la renta fija.

    También es posible decantarse por las Bolsas menos vulnerables a los efectos colaterales de la actual crisis económica. Los índices «Dax» alemán o «Standard and Poor’s» de Estados Unidos son los preferidos por los analistas. Quienes piensen que en los próximos meses la tendencia a la baja será la tónica dominante, deberían contratar algún producto que contemple esta tendencia. Los ETF sobre el Ibex-35 Inverso o Banca Europea Inversa pueden ser algunos de los instrumentos más apropiados para los pequeños inversores. En especial, si el rescate sobre Grecia sigue sin resolverse o los problemas sobre la deuda se reavivan en España e Italia.

  • La renta fija

    Es adecuada para los perfiles de inversores más conservadores. No generan grandes oportunidades y su estrategia pasa sin remedio por rellenar pequeños periodos de tiempo hasta que se les abran mejores perspectivas en otros sectores o productos financieros.

    En la renta fija, los depósitos son una de las mejores alternativas, aunque la oferta actual carece de propuestas tan atractivas como en años anteriores. Una posibilidad es contratar uno ligado a algún activo financiero que esté en proceso alcista o en perspectivas de iniciarlo. Los sectores de materias primas (petróleo, gas natural, cereales, trigo, soja…) o de metales preciosos (oro, plata o platino) son los idóneos.

    Otra opción es buscar una imposición destinada a nuevos clientes para un corto periodo, mientras se resuelve la evolución de la renta variable.

    También cabe la posibilidad de suscribir Deuda Pública, con la que se puede conseguir una rentabilidad superior al 4%, aunque solo para los productos destinados a entre 10 y 30 años. En la última subasta, las rentabilidades de las letras a tres meses fueron del 1,5%, la de letras a seis meses del 1,7%, a 12 meses del 2,6% y de las letras a 18 meses, del 3,2%. La rentabilidad de los bonos a tres años es del 4% y en los bonos a cinco años, del 4,8%. En el caso de las obligaciones, la rentabilidad a 10 años es del 5,3%, del 6% en las contratadas a 15 años y en las obligaciones a 30 años, del 6% también.

    Tampoco faltan propuestas más conservadoras que casi nunca rebasan el 1% de rentabilidad, pero que permiten disponer del dinero en cualquier momento y situación. Son las cuentas remuneradas. En los modelos más agresivos, se puede incluso encontrar formatos que proporcionan a sus titulares una rentabilidad cercana al 3%, aunque destinada para nuevos clientes o aportaciones adicionales.

Mercado de divisas

Invertir en divisas es otra posibilidad a la que pueden optar los inversores más experimentados a su vuelta de las vacaciones. Si bien es un modelo de inversión muy interesante para obtener mayor rentabilidad debido a la volatilidad que experimentan las principales divisas, se necesitan conocimientos y experiencia suficientes para invertir de modo adecuado.

La oferta para operar en divisas es muy amplia y diversificada

La oferta para operar en divisas es muy amplia y diversificada: dólares norteamericanos, euros, yenes, francos suizos o libras, entre las principales. Su estrategia se basa en vender las divisas a un precio mayor al que tenían en el momento de comprarlas, al aprovechar la flexibilidad de su cambio en los mercados.

Esta inversión tiene ventajas indudables, como su alto potencial de rentabilidad, así como el hecho de que se puede invertir en cualquier momento y a cualquier hora en diversos mercados donde se opera con estos activos financieros. Por el contrario, el riesgo que conlleva su inversión es muy alto, por encima de otros mercados de la renta variable, y si bien las posibilidades de revalorizaciones son muy altas, también lo que se puede perder en sus operaciones, ya que hay que conocer profundamente el mercado y cómo se opera en él, si no se quiere tener un serio disgusto en forma de minusvalías.

Invertir en un negocio

Para los emprendedores, no hay mejor propuesta para comenzar la nueva temporada que desarrollar un pequeño negocio, como propietario o a través de la adquisición de una franquicia.

La renta fija proporciona menos rentabilidad, pero es más segura

Tiene la ventaja de administrar el propio negocio. No obstante, para llevarlo a la práctica se necesita un capital inicial, la preparación adecuada para dirigirlo y conocimientos sobre el mundo de la empresa en general y de su sector, en particular.

El primer requisito se puede subsanar a través de múltiples vías de financiación. Son las líneas de crédito para emprendedores, autónomos y pequeños y medianos empresarios, que cuentan con unas condiciones de contratación más suaves que otros préstamos dirigidos a otro tipo de usuario.

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