El clima también cotiza

Se multiplican las inversiones dependientes de las fluctuaciones de la lluvia o el viento, que arrojan rentabilidades superiores al 100%
Por V. Pérez, Carlos Astorelli 29 de octubre de 2007
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Imagen: sanja gjenero

Las inversiones vinculadas al clima han tomado un gran impulso en España, en donde se comercializan más de 15 fondos inversores de empresas que desarrollan energías alternativas. Sus resultados han arrojado rentabilidades superiores al 100% en los últimos tres años, y aunque no se descarta la amenaza de un “boom” especulativo, el abanico de inversiones climáticas continúa explorando nuevos productos. Los bonos de conciencia climática -lanzados este año en el mercado español- y los “futuros climáticos”, compromisos financieros similares a los “futuros de cambio” pero cuyos resultados dependen directamente de las fluctuaciones del viento, la nieve y los niveles de precipitaciones en determinadas regiones, son algunas de las opciones actuales y futuras para los inversores con conciencia medioambiental.

Auge del sector

La urgencia por cumplir el tan mentado Protocolo de Kyoto ha propiciado un buen clima para algunos productos financieros. El impulso fiscal otorgado a las empresas que producen energías renovables -aunque considerado “tibio” por las organizaciones ecologistas como respuesta a la grave situación medioambiental que vive el planeta-, ha subido su cotización en bolsa, y esto ha tenido como consecuencia la consolidación de fondos de inversión que apuestan por ellas con buenas rentabilidades y prospección de futuro.

Analistas del sector, no obstante, han advertido en el último tiempo que las valoraciones de algunos productos son “exageradas”, debido a que las inversiones relacionadas con energías renovables se han puesto de moda. Pero las inversiones climáticas no se limitan al comportamiento de estas empresas “limpias” en el parqué. La oferta incluye bonos y emisiones de CO2, y prevé el desarrollo de nuevos productos de inminente aparición, más sofisticados y aún en desarrollo en España.

Los bonos de conciencia climática garantizan a los compradores un reembolso mínimo del 105% en cinco años

Una opción financiera relacionada con el clima para invertir en renta fija son los bonos de conciencia climática, un producto dirigido tanto al pequeño inversor como a las empresas, que garantiza a los compradores un reembolso mínimo de 105% al momento de su vencimiento en cinco años. Estos bonos son uno de los indicadores del auge de las inversiones climáticas, ya que compran derechos de emisión de CO2, cuotas que las empresas necesitan para realizar su actividad productiva dentro de un total máximo de emisión permitido. Así, según sus promotores, el atractivo de los bonos es que permiten a quienes los adquieren reducir la capacidad de emisión de gases de efecto invernadero interviniendo en los derechos disponibles en el mercado. A su vez, es el primero de su tipo que ofrece destinar el 100% del producto de la venta sólo a proyectos futuros en los campos de las energías renovables y la eficiencia energética, apoyando así la protección del clima.

La Bolsa española de Derechos de Emisión de Dióxido de Carbono, ofrece un sistema electrónico de negociación de derechos de emisión de CO2 que facilita a las empresas comercializar en un mercado común los excedentes o déficit para cumplir las exigencias del Protocolo de Kyoto, en el que están implicadas más de 1.000 empresas españolas y 12.000 europeas. De esta manera, si una empresa excede el límite permitido de emisiones puede adquirir más en la bolsa, o vender lo que no haya empleado. En 2006, este mercado alcanzó un volumen de negociación de 15.000 millones de euros, cifra que multiplica por tres la registrada un año antes y que confirma el auge del sector.

Futuros climáticos

El pronóstico del tiempo es uno de los pocos datos que puede obtenerse minuto a minuto. Aunque no existe en su predicción un 100% de seguridad, sí se puede garantizar que su fiabilidad es cercana al 80%. Por este motivo, se ha considerado interesante diseñar nuevas formas de explotar las fluctuaciones climáticas. Así, los futuros climáticos son productos financieros derivados y ligados a condiciones meteorológicas en todas partes del planeta: desde tormentas en Kansas y nevadas anticipadas en Holanda, hasta una primavera fría en Nueva York. Su particularidad es que estos contratos contraen responsabilidades financieras directas sobre temperatura, lluvia, nevadas, viento, huracanes, tifones, altura de las olas, escarcha, humedad u horas de sol -que influyen en la producción de diversos bienes-, previstas para determinadas zonas geográficas. Las empresas interesadas compran dichas previsiones con el fin de cubrirse de los imprevistos del clima.

Los contratos climáticos se han multiplicado por cien en los últimos cuatro años debido a que las empresas necesitan transferir el riesgo de un clima adverso a inversores externos. Durante algún tiempo fue un negocio complementario de las empresas energéticas, pero ahora se ha ampliado el abanico de posibles beneficiarios. De esta manera, para el inversor común es posible invertir en ellos a través de fondos comunes o de riesgo.

Se puede invertir en fondos climáticos a través de los fondos comunes o de riesgo

En España, el mercado de futuros climáticos no está aún demasiado desarrollado, aunque se irán introduciendo, dada la proliferación de instrumentos financieros climáticos, según aseguran fuentes de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Así lo confirman también algunas empresas del sector financiero, que destacan su novedad en el ámbito español.

El impulso de este tipo de inversión llegó en 1999, cuando el Chicago Mercantile Exchange (CME) de Estados Unidos comenzó a ofrecer productos financieros derivados de futuros del clima. Muchos operadores de la Bolsa atribuyen su proliferación a los denominados hedges fund, fondos de inversión especiales que se caracterizan por comprar y vender contratos basándose en la variación al minuto de los pronósticos bursátiles. En China, desde mediados de 2006 existen gestoras que están desarrollando este tipo de instrumentos financieros, principalmente destinado al comercio agrícola. En el país asiático ya se han diseñado los contratos, que se basan en un índice de temperatura especial. Allí se espera que sean un instrumento útil para los productores agropecuarios y para el negocio agrícola en general.

Fondos «limpios»

Los productos menos sofisticados relacionados con el clima son los fondos de inversión. Se trata de carteras que invierten exclusivamente, o en su gran mayoría, en empresas cuya actividad está asociada a la producción de energías limpias y alternativas, de manera directa o a través de la investigación y desarrollo en esta materia.

Los fondos de bandera española aseguran a vencimiento, como mínimo, el 95% de la inversión inicial, y su rentabilidad está ligada a 10 empresas de todo el mundo relacionadas con el sector del agua, entre las que figura Veolia Environnement, la mayor compañía del mundo en este sector. El H2O & Renovables, en cambio, invierte el 75% en renta variable de empresas relacionadas con energías renovables.

Algunas gestoras han experimentado en 2007 ganancias superiores al 26%

No obstante, la estrella del mercado español es el Merrill Lynch New Energy que acumula una rentabilidad a un año del 41,8% en dólares. Este fondo invierte en valores cotizados de empresas internacionales con una presencia significativa en los sectores de energías alternativas y de tecnologías relacionadas con la energía.

Las primeras gestoras que vieron la oportunidad del cambio climático son Vontobel, Pictet y SAM, las que mejores comportamientos han experimentado en 2007 entre la oferta disponible. De esta manera el fondo de inversión Vontobel GT New Power Tech ha presentado en lo que va del año ganancias de más de un 26%; y el SAM Smart Energy Fund, subidas superiores al 12%.

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