Estrategias para atraer clientes a los productos bancarios

Las entidades utilizan a famosos deportistas y nombres curiosos como gancho para dar salida a su oferta
Por José Ignacio Recio 14 de agosto de 2009

Fernando Alonso, Cristiano Ronaldo, Rafa Nadal o Pau Gasol prestan su imagen, y a veces su nombre, a la promoción de los más diversos productos bancarios. Son el “gancho” perfecto para que estos encuentren salida. A las caras famosas se unen denominaciones curiosas y originales, utilizadas con el mismo objetivo: impactar al público y conseguir captar el mayor número posible de clientes. Rivalizan en originalidad y rostros conocidos, pero los beneficios para el cliente que los suscribe no son proporcionales al “caché” del famoso que aparece en la publicidad. En realidad, muchos son productos promocionales o con una duración limitada.

Crear expectativas

Los depósitos son uno de los productos bancarios más demandados por los españoles. Por esta razón, se les bautiza con los nombres más llamativos. Pero no son los únicos; poco a poco, créditos al consumo o hipotecarios, e incluso cuentas, tienen apelativos que no dejan indiferente al usuario. Las condiciones, sin embargo, difieren poco de las de cualquier producto sin nombre ni apellidos. Además, en la mayoría de los depósitos exigen vinculación con la entidad; incluso la domicilación de al menos dos recibos en una cuenta, como sucede en el caso del On Depósito «Escalera», de Caixa Galicia, que destaca por su interés creciente (3% el primer semestre, 4% el segundo y el 5% el tercero). También hay que ser cliente (de Banesto) para suscribir el «Al Tirón», que permite recibir al comienzo de la imposición todos los intereses por el plazo contratado.

Se apuesta por nombres como «Himalaya» o «Escalera», que sugieren altas rentabilidades

El Depósito «Himalaya 16», de Ibercaja, hace honor a su nombre y tiene una rentabilidad más alta de lo normal (5% TAE). Pero sólo durante los seis primeros meses de sus cuatro años de plazo. Además de obtener un tipo de interés fijo, se puede conseguir un rendimiento adicional según la evolución de diferentes acciones. Estrategia parecida sigue el «Mosquetón», de Caja Navarra: el 40% de la inversión se rescata en tres meses al 4% nominal anual (TAE 4,06%), y el 60% restante puede dar una rentabilidad de hasta un 13,50% (TAE máxima 4,31%) pues está referenciado al comportamiento de cinco acciones que cotizan en el «Ibex-35» (Telefónica, Popular, Repsol, Iberdrola y Santander). Su parte fija es muy buena, pero es una opción sólo para los más arriesgados, ya que mantiene el capital inmovilizado durante tres años.

Créditos e hipotecas

Los nombres curiosos también han llegado, aunque en menor medida, a los productos destinados a créditos al consumo e hipotecas. Como en el caso de los depósitos, la principal novedad respecto a los préstamos al uso es tener un apelativo sonoro. Destacan el «Turbocrédito» de Ibercaja, y las hipotecas «Cuota Bonsai» o «Smash», de Caja España y Banesto, respectivamente.

Máxima rapidez en su tramitación y concesión, como se puede colegir de su nombre, son las señas de identidad del préstamo lanzado por Ibercaja. A cambio de tales condiciones, el interés nominal es muy elevado (un 9,95%), y tiene una comisión de apertura del 1%.

Para poder suscribir estos productos bancarios se exige vinculación con la entidad

En el caso de los préstamos hipotecarios sucede lo mismo: utilizan nombres evocativos, como «Cuota Bonsai». Esta hipoteca blindada propone una cuota fija durante toda la vida del préstamo, puesto que en las revisiones se modifica la duración del mismo (hasta 40 años), no la cuantía de los pagos. Es una hipoteca a interés variable camuflada, ya que se referencia al Euribor, más un diferencial de entre el 0,35% y el 0,60%. Para un Euribor al 4,7% con un diferencial del 0,5%, una hipoteca de 150.000 euros a 25 años da como resultado unas cuotas mensuales de 894 euros; a 35 años se reduce hasta 776 euros.

La «Hipoteca Smash», cuyo gancho es Rafa Nadal, es un producto de subrogación activa con el que los clientes pueden cambiarse a Banesto, a un nuevo tipo de Euribor + 0,38%. Además, sin asumir coste alguno, puesto que la entidad se hace cargo de todos los gastos del cambio: cancelación, notaría, registro, gestoría y tasación. Las condiciones son buenas pero es muy estricta en la medición de riesgos: hay que tener un mínimo de cinco años de antigüedad en la hipoteca anterior, sin incidencias de impagos y que la solicitud sea del 65% -como máximo- del valor de la tasación de la vivienda, que hay que hacer de nuevo.

PARA MAYORES Y NIÑOS

La mayoría de cuentas no tiene nombre… todavía. Pero la moda se impone; sobre todo cuando la economía está en época de vacas flacas y las entidades necesitan atraer clientela. Hasta el momento, los más pequeños y los mayores son las “víctimas” escogidas de esta estrategia.

Chiquicuenta, Cuenta Junior… o libretas como la ‘Delfín’ están diseñadas para obtener los primeros ahorros de los niños: el regalo de cumpleaños o de la Primera Comunión, la paga, etc. Sin comisiones de administración ni mantenimiento (a veces se aplican a partir del segundo año de inoperatividad), en algunos casos se perciben, además, intereses por el dinero ahorrado, como sucede con la Libreta Delfín de Caja Mediterráneo.

Las cuentas destinadas a los clientes de edad más avanzada tienen nombres alegres como “Arco Iris” o “Esmeralda”, productos de Caja Burgos y Caja Canarias, respectivamente. Sus señas de identidad son la comodidad y la rentabilidad: si la “Arco Iris” permite realizar domiciliaciones, traspasos y transferencias de manera gratuita, la remuneración de la “Libreta Esmeralda” se incrementa en función de los saldos.

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