Fondos de inversión basados en Bolsa

Permiten aprovechar la revalorización de las acciones sin exponerse a los riesgos que implica su compra directa
Por José Ignacio Recio 5 de octubre de 2009
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Imagen: D'Arcy Norman

Los fondos de inversión son una vía para posicionarse en Bolsa con pocos riesgos. Permiten recoger las subidas que pueda obtener este mercado en los próximos meses en los parqués de todo el mundo, sin exponerse de manera directa, como ocurre con la compra de acciones. Se suscriben desde una aportación mínima de 100 euros.

Sin riesgos

Desde mercados emergentes a los tradicionales, o los valores punteros del «Ibex-35», los fondos basados en Bolsa brindan innumerables posibilidades de inversión. Unos se apoyan en los valores que reparten dividendos o los de pequeña capitalización (smalls caps), otros tienen un carácter mixto e incluyen entre un 20% y un 40% del capital invertido en renta fija para amortiguar los peligros de la variable. Un tercer grupo, se complementa con depósitos. Esta variedad permite a sus suscriptores aprovechar el potencial de crecimiento de unos mercados bursátiles en recuperación, sin arriesgar el patrimonio. Su gestión es, por norma, moderna y eficaz; son productos diseñados para cada momento y perfil de inversor.

Ofrecen liquidez inmediata, una de sus principales ventajas. Lo normal es que quien los contrate pueda disponer del capital invertido en un tiempo que oscila entre 24 y 72 horas, según estipula la ley, en función del tipo de plazo. Algunos fondos disponen de un periodo mínimo sugerido de permanencia que se puede elevar hasta cinco o siete años. En este caso, se constituyen como un tipo de inversión dirigida al medio y largo plazo. El capital inicial exigido tampoco es el mismo en todos los casos. En función de la modalidad, se pueden contratar desde 100 euros. En ocasiones, el desembolso inicial se sitúa en torno a 4.000 euros, e incluso supera esa cifra.

Son fondos seguros porque las entidades gestoras están supervisadas para garantizar su correcto funcionamiento

Los fondos de inversión en Bolsa se distinguen por la diversificación. A las aportaciones realizadas por el cliente se suman las de otros inversores, un aspecto que incide en la formación de grandes capitales. Estos se pueden colocar en una cantidad mayor de valores, mejores, y más diversos. La seguridad es otro factor diferenciador: las entidades gestoras están supervisadas por órganos que garantizan su correcto funcionamiento.

Elegir un fondo no siempre es tarea fácil. Conviene tener en cuenta parámetros como las expectativas, el nivel de riesgo que se puede asumir, la situación fiscal y el periodo de inversión deseado.

Basados en la renta variable nacional

Entre los distintos fondos, los productos que basan su inversión en los mercados bursátiles nacionales son los más desarrollados por las entidades gestoras, que tienen diferentes fórmulas para su contratación.

Algunos garantizan el capital al vencimiento, la totalidad del valor liquidativo de la participación. Así lo promete el «Fondo Bankinter Consolidación Garantizado», a cuatro años y referenciado al «Ibex-35». Otras fórmulas los engloban con depósitos para amortiguar los posibles peligros de la renta variable («BBK Garantizado Bolsa»). Entre los fondos que invierten en la Bolsa española, ciertos productos tienen un riesgo muy bajo, como el «Caja Burgos Garantizado Ibex-35 o el «Caja Laboral Bolsa», que coloca al menos un 75% de la cartera en valores de renta variable. De riesgo elevado es, sin embargo, el «Ibex Top Dividendos 100», de Caixa Terrassa. Deposita hasta el 100% del activo en valores e instrumentos financieros derivados de este índice bursátil que incluye las 25 compañías con más alta rentabilidad por dividendo de la Bolsa española.

Internacionales

La otra gran apuesta es invertir en la renta variable internacional, bien en los mercados norteamericano, europeo, japonés y suizo, o a través de Bolsas emergentes que brindan más rentabilidad, aunque exigen asumir mayores riesgos.

Buena parte de estos fondos son de alto riesgo y están destinados a perfiles de estas características. Dirigidos a un horizonte de largo plazo, en casi todos se sugiere un mínimo de permanencia, que oscila entre tres y siete años, en función del fondo y la entidad. La rentabilidad del «Foncaixa 66 Bolsa Índice Suiza», de La Caixa, depende de la evolución de este índice. Similares son el «Gestión Activa 60», de Bancaja, o el «CAI Bolsa 10», un fondo de renta variable Euro para inversores dispuestos a asumir una volatilidad elevada.

Permiten invertir en renta variable internacional y en Bolsas emergentes, muy rentables aunque peligrosas

Un riesgo extremo implican las operaciones con índices europeos minoritarios. Ésta es una posibilidad si se contrata el «JPMF Europe Small Cap», de Caja Astur, un fondo que invierte en una cartera diversificada compuesta por acciones de compañías de pequeña capitalización europeas.

Sin asumir ningún riesgo de capital, el «Garantizado Oportunidad Europa» de Banesto es una alternativa para participar en el principal índice europeo. Se puede tomar parte en la revalorización del «Eurostoxx-50» hasta un 40%. Si se supera esta barrera, al vencimiento del fondo de inversión se percibirá un cupón fijo del 9,5%.

Otros mercados monetarios

Fuera del área europea también se pueden contratar otros productos que se posicionan en la renta variable de Japón (BBVA) o Estados Unidos. En este último caso, Barclays invierte más del 75% de la cartera en valores pertenecientes al índice «S/P 500». Cuando las circunstancias del mercado lo aconsejen, y para obtener rentabilidad, el fondo puede desprenderse de sus inversiones de renta variable.

La apuesta por activos, títulos, valores e instrumentos financieros de renta variable iberoamericana es otra alternativa. Es posible al contratar el «Sabadell Latina Bolsa», el «Santander Iberoamérica Plus» o el «Madrid Bolsa Latinoamericana», que invierten un mínimo del 75% en sociedades de Iberoamérica.

Otra opción son los fondos de Bolsas emergentes. Sus carteras se centran en acciones emitidas por instituciones que, a su vez, invierten en activos de renta variable de compañías radicadas en países en vías de desarrollo. También se compran acciones de compañías no radicadas en estas zonas, pero que invierten o centran en ellas sus actividades empresariales.

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