Hay muchos tipos de ahorradores, desde los conservadores en los que prima la seguridad por encima de cualquier otro concepto, a los inversores agresivos, que tratan de importar modelos más arriesgados en donde puedan ganar más dinero. Sin olvidar, por supuesto, a los moderados, que combinan ambos diseños para determinar su inversión. En las siguientes líneas se repasan los diferentes perfiles de ahorrador y qué productos convienen más a sus intereses, para poder obtener un mayor rendimiento de su capital en función de su personalidad inversora.
Inversores: perfiles heterogéneos
Entre los inversores no puede hablarse de homogeneidad, ya que cada persona tiene un modo distinto de enfrentarse a la hora de tratar de rentabilizar su capital. Así, a grandes rasgos, los hay agresivos, conservadores y moderados.
Tener un perfil u otro no depende del patrimonio de que dispongan, pues este parámetro no afecta a su personalidad inversora, aunque sí puede condicionar la estructura de su inversión. Quienes cuenten con mayores recursos para invertir podrán importar un mayor número de modelos para rentabilizar su patrimonio, mientras que los que tengan una mínima bolsa de ahorro tendrán objetivos más limitados.
El patrimonio que se posea y la edad del ahorrador pueden condicionar su perfil como inversor
La edad puede ser un factor que condicione el perfil del inversor. Las personas más mayores, por regla general, son más defensivas, prefieren preservar sus ahorros y no desean propuestas con excesivos riesgos. Por el contrario, los más jóvenes son más proclives a utilizar las estrategias de inversión más agresivas con objeto de acumular mayores beneficios en poco tiempo, aunque no siempre se cumple este planteamiento.
Productos adecuados para cada perfil de inversor
Se puede hablar de tres perfiles básicos en los inversores: uno defensivo o conservador, otro intermedio o ahorrador moderado y los de carácter dinámico o agresivo, más sensibles a arriesgar sus ahorros, aunque nunca de manera irracional. En base a esta clasificación, serán más aptos unos productos que otros y varía radicalmente el modelo de inversión. Aunque el objetivo para todos es el mismo: conseguir el incremento de su patrimonio monetario de una forma estable, programada y limitando los riesgos de las posibles pérdidas.
1. Perfil conservador:
Los depósitos y pagarés bancarios son los productos más beneficiosos para ellos, pero ante la falta de rentabilidad de estos productos (que apenas sobrepasan hoy el 1%), no tendrán más remedio que desviarlos a otros más rentables. Las imposiciones vinculadas a activos financieros (Bolsa, sobre todo), los fondos de inversión basados en renta fija con sesgo conservador o, incluso, una cuenta de alta remuneración son los más indicados para estos casos.
Pueden generarles una rentabilidad anual en torno al 2%. No es mucha, pero aporta una gran seguridad a sus ahorros y elimina de su cartera de inversión los riesgos latentes de otros productos financieros más agresivos.
2. Perfil moderado:
Puede asumir algún riesgo, pero sin que sea excesivo. Tienen que tratar de incrementar la rentabilidad de sus ahorros, pero con límites en los riesgos. A estos inversores se les abren nuevas formas de inversión a partir de un perfil más abierto a nuevos mercados.
Entre los productos más indicados para ellos están los fondos de inversión de carácter mixto, combinando la renta fija con la variable como fórmula para incentivar sus ambiciones. También pueden inclinarse directamente por la renta variable a través de la compra de acciones, bien de compañías defensivas (eléctricas, autopistas, alimentación, etc.), o que cuenten con un importante pago de dividendos que les reporte una renta todos los años.
3. Perfil agresivo:
Los inversores que se encuadren en este grupo no tendrán más remedio que inclinarse, casi en su totalidad, por la renta variable. E incluso pueden optar por diseños más agresivos, como ETF, warrants y compras a crédito. No obstante, para canalizarlos deberán aportar un aprendizaje y experiencia comprobado para operar en estos mercados, ya que los riesgos son muy elevados, al igual que los beneficios que puedan generar sus operaciones.
Asimismo, pueden optar por fondos de inversión en renta variable, incluso globales o en países emergentes, para aprovecharse de las tendencias alcistas. En cualquier caso, no estará de más dejar parte de su capital en depósitos a un plazo corto o intermedio o en fondos de inversión de renta fija más agresivos (corporativos, bonos de alto rendimiento…).