OCU asegura que la proliferación de etiquetas ecológicas «confunde» al consumidor

Un informe destaca que coexisten varios distintivos diferentes para un mismo mensaje
Por EROSKI Consumer 28 de febrero de 2005

Un informe de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) y las asociaciones de Italia, Portugal y Bélgica que integran Euroconsumers asegura que el aumento de etiquetas ecológicas que ha habido en los últimos años, y el hecho de que a veces estén «mal diseñadas», provoca cierta «confusión» entre los usuarios, que llegan a interpretar la información de forma errónea.

Como conclusión, las organizaciones solicitan una reglamentación sobre este tipo de símbolos, más controles, transparencia hacia el consumidor, mayor información por parte de los fabricantes y que se eliminen las etiquetas inútiles.

Asimismo las organizaciones recomiendan acompañar los símbolos de leyendas «explicativas y claras» y aseguran que no son siempre las etiquetas más útiles las que se benefician de un mayor nivel de comprensión y notoriedad. Por ejemplo el distintivo que aconseja al consumidor hacer la colada es conocido por un 50% de los preguntados, aunque sólo un 6% sabe lo que significa.

Entre las acciones que se han realizado en el estudio destaca la creación de una relación de las etiquetas ecológicas más frecuentes en pequeños electrodomésticos, textiles, productos de higiene corporal, detergentes, papel o pilas, entre otros. Tras analizar 11 distintivos, se constata que existen etiquetas «inútiles», con doble sentido, coexisten varias diferentes para un mismo mensaje mientras otras tienen un significado en otro país pero no en España (es el caso del Ecopunto azul).

Etiquetas «inútiles»

Entre los distintivos que han destacado se encuentra por ejemplo el que llevan muchos jabones y detergentes con la leyenda «biodegradable», que significa que más del 80% de los agentes tensoactivos (presentes en estos productos) que emplean son biodegradables. Esto no quiere decir que el producto tenga un valor añadido sino que es el porcentaje de tensoactivos biodegradables que por ley deben estar presentes en estos productos.

En cuanto a la etiqueta de reciclado (tres flechas que conforman un triángulo), es conocida por un 70% de los encuestados. La inscripción quiere señalar que es conveniente depositar el producto en un punto de recogida selectiva, pero «puede resultar un símbolo ambiguo» ya que puede inducir a creer que el artículo está elaborado con materiales reciclados.

Las etiquetas que indican «sin CFC» son conocidas por un 30% de los consumidores aunque «no tienen razón de ser, ya que los clorofluorocarbonos están prohibidos desde 1987», según la OCU. Aun así, ofrecen «una falsa garantía de seguridad» y «ocultan» que otros productos sustitutivos pueden ser igualmente nocivos para la capa de ozono como el bromo, los hidrocarburos parcialmente fluorados o clorofluorosos, cuya utilización sigue aumentando. El interés actual de esta etiqueta reside básicamente en sensibilizar a los consumidores sobre el peligro de la destrucción del ozono en la atmósfera a causa de la actividad humana, una circunstancia que continúa pero a ritmo más lento que en la década de los ochenta, según OCU.

Por otro lado destacan el distintivo del punto verde (un flecha verde y otra amarilla que conforman un círculo), conocido por el 82% de los españoles, aunque ningún entrevistado fue capaz de decir su significado real: que los fabricantes pagan y participan en el funcionamiento de un sistema de gestión de envases (Ecoembes). Un 70 % pensaba que indica que el artículo es reciclable y otros suponían que estaba confeccionado con material reciclable.

Además de este informe, la Fundación Entorno realizó otro similar en el año 2000 con conclusiones parecidas: Cuatro de cada diez consumidores españoles desconocía el sistema de etiquetado ecológico y sólo un 22% consideraba que tenía garantías de credibilidad.

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