En la cocina algunos aparatos resultan imprescindibles, mientras que otros no lo son tanto. Para las personas que suelen preparar postres o cuidan mucho su alimentación una balanza es un elemento indispensable.
En el mercado se pueden encontrar dos tipos principales de balanza: la báscula mecánica y la báscula electrónica. Ambas son igual de válidas, su principal diferencia en cuanto a usuario son los márgenes de error: la balanza electrónica es más precisa que la mecánica.
–La báscula mecánica es la balanza «de toda la vida», con un margen de error de entre 15 y 30 g por kilo. Por lo tanto, sirve perfectamente para un uso corriente en la cocina y, además, tiene la ventaja de ser más económica que la electrónica. Este tipo pesos suele estar equipado de recipientes grandes, por lo que resulta útil si se necesita pesar cantidades de entre tres y seis kilos.
–Las básculas electrónicas son más completas que las anteriores, puesto que permiten pesar con gran precisión (generalmente tienen un margen de error no superior a los cinco gramos). Además, ofrecen algunas posibilidades que no pueden dar las balanzas mecánicas, como la función de tara y la de «hold». La primera permite añadir elementos al peso sin quitar los anteriormente colocados, mientras que la función «hold» mantiene a la vista el peso durante varios segundos una vez retirado el producto pesado.
También suelen tener un reloj incorporado, alarma y otras prestaciones similares. Resultan más caras que las balanzas mecánicas, precio que puede aumentar si el sistema de alimentación es por pilas de litio. No obstante, se pueden comprar a partir de 30 euros.