Bolsas de trabajo

Su principal ventaja reside en que tienen respaldo institucional y la elevada especialización de quienes las gestionan
Por Carlos Astorelli 17 de enero de 2011
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Nacidas en origen como un servicio de las universidades para ayudar a sus estudiantes a encontrar empleo, en la actualidad su denominación es común y abarca a todas las bases de datos constituidas por ofertas y demandas de empleo. Pero una bolsa de trabajo se caracteriza, sobre todo, por contar con el respaldo institucional y con gestores e intermediarios con una alta especialización.

Bolsas de trabajo, un clásico

Desde que se crearon los primeros claustros universitarios laicos, se pusieron en marcha las bolsas de trabajo. Eran bases de datos donde cada facultad consignaba los nombres de las personas que formaban parte de sus aulas para ponerlas en contacto con las empresas que buscaban personal. Todavía hoy se da esta práctica: las bolsas de trabajo de cámaras empresariales, colegios profesionales o centros educativos de diversa índole funcionan como el lugar físico donde las instituciones actúan como interlocutores entre la oferta y la demanda del mercado laboral.

Al seleccionar personal, las empresas se decantan por las referencias fehacientes y de primera mano

No obstante, la expresión «bolsa de trabajo» ha extendido su uso a cualquier base de datos con ofertas y demandas de empleo. Entre ellas se incluyen portales de empleo en Internet, y revistas específicas de selección de personal. De hecho, las plataformas digitales dedicadas a este fin han tenido un crecimiento en la web superior al de otras actividades. Ello ha dado como resultado una alta especialización de los portales de empleo: disciplinas artísticas, ecotrabajo, empleos en el extranjero, para jóvenes, inmigrantes o mayores de 60…

Información contrastada

Según datos recientes del mercado laboral, solo alrededor de un 30% de los desempleados ha conseguido trabajo mediante la prensa, revistas, servicios de empleo o Internet en el último año en España. El 70% restante ha tenido mejor suerte con sus contactos personales. Ello demuestra que las referencias fehacientes, contrastadas y de primera mano son la información preferida por las empresas en el momento de seleccionar nuevo personal. Y estos datos los brindan, en gran medida, las bolsas de trabajo clásicas.

Lo que distingue a éstas es, sobre todo, su especialización en la búsqueda que ofrece a las empresas: la bolsa del colegio de Ingenieros, por ejemplo, garantiza a las empresas una búsqueda de personal centrada en candidatos adecuados a su perfil, desde un cuerpo colegiado que también funciona como referencia y respaldo. Esto último es de especial importancia en determinadas ramas de actividad: las actividades que requieren una alta calificación académica pueden encontrar en las bolsas de las principales universidades españolas una referencia preferencial que incluye información calificada como promedios de la carrera del solicitante de empleo, estudios de postgrado, y acceso a información sobre un amplio espectro de profesionales con respaldo académico.

No se da sólo en el ámbito académico: las cámaras de comercio cuentan con completas bolsas de trabajo donde se hallan ofertas para cocineros, camareros, dependientes, trabajadores del sector agrario, etcétera.

Atención personalizada

En el estudio del impacto de las tecnologías de la información en los últimos 20 años, son numerosas las referencias a la despersonalización de las comunicaciones en la era cibernética. En este sentido, la casi exclusividad digital de los portales genéricos de empleo es lo que representa una ventaja para las bolsas de trabajo clásicas.

Aunque éstas también cuentan con las herramientas digitales de cualquier portal de búsqueda de empleo, que permite a las empresas la clasificación de ofertas por sectores de actividad, búsquedas por palabras clave o consultas legales sobre contratos, no se limitan a brindar su servicio a través de Internet. Una de sus principales características (y valores) es que brindan una atención personalizada vía telefónica o presencial en las instalaciones de la institución, lo que representa una carta de presentación privilegiada para el solicitante de empleo.

La universidad Pompeu Fabra, por ejemplo, ofrece el Servicio de Bolsa de Trabajo, gestionada por el Servicio de Carreras Profesionales. La relación del citado servicio con las empresas, instituciones o profesionales liberales que buscan personal se basa en la plataforma digital Treball Campus, un espacio virtual donde las empresas tienen acceso personalizado e instantáneo a los distintos servicios, de manera confidencial y gratuita. Pero, además, la propia página web de la bolsa de trabajo cuenta con un correo electrónico y un número de teléfono para despejar las dudas que puedan tener tanto el demandante como el oferente de empleo.

Las bolsas clásicas cuentan con la ventaja de una atención personalizada

Al respaldo institucional clave en el proceso de selección de personal, se suma así la atención personalizada de la que carecen las plataformas de empleo corrientes, lo que mejora el proceso de selección en sí mismo y la tarea de intermediación.

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