Graffitis comerciales, una alternativa laboral

La creciente contratación de servicios de graffiteros para decorar locales y tiendas reconvierte esta expresión artística en una alternativa diferente de trabajo remunerado
Por Juan Pedro Chuet Missé 24 de octubre de 2007
Img graffiti listado
Imagen: Ken Banks

El graffiti ha pasado de ser un arte callejero de expresión adolescente, al margen de la legalidad y fuera de cualquier circuito comercial, a tener protagonismo en la decoración de comercios, diseños de camisetas y de envases. De esta manera las fachadas de las tiendas en la vía pública han pasado de ser objeto de la agresión de los graffiteros a convertirse un lienzo lícito, que los comerciantes ponen a disposición de estos artistas para lograr una decoración alternativa que dote de atractivo a sus negocios. Estos trabajos cuestan entre 400 euros y 1.000 euros y se han convertido en una tendencia en auge.

En las persianas de las callejuelas de San Sebastián, en el interior de una tienda de moda en el barrio del Raval en Barcelona, o en varios negocios de Lavapiés y Chueca en Madrid, el graffiti es el que manda. La decisión de muchos comerciantes de contratar los servicios de un graffitero podría parecer la confirmación del refrán «si no puedes con tu enemigo, únete a él». Limpiar un graffiti es un trabajo arduo y caro. Si se quiere hacer por cuenta propia, se debe comprar spray «quita graffiti», que cuesta cerca de 10 euros cada unidad, o invertir otros 6 euros por bote en disolvente que habrá aplicar con mucha paciencia, para luego dejar secar y quitar con espátula. Los Ayuntamientos tienen experiencia en estas lides, como el de Barcelona, que este año ha gastado más de 3,7 millones de euros en servicios de limpieza, o el de Madrid, que ha destinado hasta 5 millones de euros para quitar las pintadas y los graffiti en la capital.

Se trate de una victoria por cansancio, o de una tendencia en expansión, lo cierto es que de un tiempo a esta parte el graffiti tiene una vertiente comercial, y cada vez son más los graffiteros que viven de su trabajo y los comerciantes que los contratan. Esta expresión artística se va imponiendo sobre otros medios de decoración o publicidad debido a que presenta numerosas ventajas:

  • Rapidez y economía:El modo de pintar con aerosol es mucho más rápido que con la brocha. Si el artista tarda menos tiempo, el costo de la obra resultará más barato.

  • Cualquier superficie es válida:Al contrario que otros materiales y técnicas, el graffiti se adapta y amolda sobre cualquier tipo de superficie: pared, chapa, metal, granito, madera, piedra, cañas…

  • Duración de la obra:La pintura que se utiliza para elaborar el graffiti se agarra con fuerza a la superficie, por lo que sobrevive con firmeza al paso de los años. Su único enemigo son los productos químicos disolventes.

  • Estética e innovación:El graffiti da un aire de modernidad y vanguardia sin perder la elegancia y estética acorde con la empresa o negocio que lo ha contratado.

Una vez que se decide decorar con graffiti, es importante saber a dónde dirigirse. Encontrar a estos artitas no es tarea fácil, y la forma más práctica de hacerlo es consultar a otro comerciante que haya encargado algún trabajo, o apuntar la página web que, en ocasiones, se dibuja como sello de marca al lado de uno de estas expresiones artísticas. Pero cada vez más, también existen empresas que incluyen entre sus servicios la decoración de locales o casas particulares con este modo de expresión. Así, es posible encontrar información y realizar encargos en empresas como Parqueempresas, Berok, que cuenta con decoradores con más de 14 años de experiencia y trabaja en Cataluña y zonas cercanas, o Logicamedia.

Cuánto cuesta un graffiti

Encargar un graffiti cuesta entre 400 euros y 1.000 euros, aunque el cálculo se define, sobre todo, por el tiempo de trabajo necesario. Por un día de performance Salvatore Benintende -conocido por su criatura, TVboy, un niño de cabeza gigantesca que es acompañado por su perro Nico-, cobra un mínimo de 500 euros. El «sueldo» que perciben estos artistas depende también -como en el resto del mundo del arte- del renombre del dibujante que vaya a realizar el trabajo.

El sistema de trabajo es muy parecido en todos los casos. En primer lugar, los artistas visitan el lugar en el que van hacer el trabajo. Suelen llevar el ordenador portátil para hacer una demostración de cómo quedaría, y books con infinidad de ilustraciones, dibujos, graffitis… para asesorar al cliente en caso de que sea necesario. También aceptan realizar dibujos a partir de una sugerencia o idea del cliente, ya que el diseño es completamente personalizado para cada persoa que los contrata. Cuando el cliente da su visto bueno, se procede a decorar la superficie.

Si bien la calle es el ámbito por excelencia del graffiti, el campo de acción de estos artistas no se limita a la pintada callejera. Así, es fácil encontrar calzados, camisetas, envases o cuadros donde los graffiteros «estampan» su arte. De esta manera, hay artistas que comienzan a ver que su arte también puede ser una alternativa laboral. Son muchos los graffiteros que han estudiado Bellas Artes o Diseño Gráfico, y cada vez más los que se han reconvertido -aunque sin dejar el arte de las calles- para vivir de ello, llegando a realizar incluso trabajos por encargo de instituciones como el Ayuntamiento de Sevilla o la Junta de Andalucía. Salvatore Benintende, ha dejado su impronta graffitera en prendas de vestir o en productos publicitarios. Entre sus clientes figuran marcas como Smart, Nescafé, MTV Italia, el Instituto Europeo de Diseño y Telecom, entre otras.

Un camino similar han tomado los miembros del estudio Inocuo, que tras marcar las paredes de Barcelona con su nombre, han decidido tomar la vía profesional y brindar servicios de campañas gráficas, marketing, ilustraciones y multimedia. O Kapi, que, además de firmar cientos de paredes, desde 1990 se dedica a realizar trabajos publicitarios como decorar discotecas, comercios y gimnasios, además de trabajar como consultor en una de las empresa de sprays más usadas por los artistas, y organizar eventos como el Aerosol Art.

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