El Nobel de Química premia los hallazgos sobre las membranas celulares

Los trabajos de los estadounidenses Peter Agre y Roderick MacKinnon sirven para comprender muchas enfermedades
Por EROSKI Consumer 9 de octubre de 2003

Los descubrimientos relativos a los canales de las membranas de las células realizados por los estadounidenses Peter Agre y Roderick MacKinnon fueron reconocidos ayer con el Premio Nobel de Química, según anunció el jurado de este galardón. Peter Agre fue premiado «por el descubrimiento de los canales de agua» y Roderick MacKinnon por sus estudios sobre «los canales de iones». «El Premio Nobel de este año recompensa a dos científicos cuyos descubrimientos permitieron dilucidar la manera como las sales y el agua son transportadas a través de las membranas de las células del cuerpo», indicó la Real Academia de Ciencias de Suecia, que atribuye el premio.

«Esto es de gran importancia para la comprensión de muchas enfermedades, renales, cardíacas y del sistema nervioso», agregó la Academia sueca.

Peter Agre, de 54 años de edad, es profesor de química biológica y de medicina en la Universidad Johns Hopkins de Baltimore (EEUU). Descubrió en 1988 lo que los científicos suponían desde mediados del siglo XIX: que las células del cuerpo humano disponen de canales específicos para transportar el agua. «Este descubrimiento decisivo abrió rápidamente el camino a numerosos estudios bioquímicos, fisiológicos y genéticos de los canales para el agua en las bacterias, las plantas y los mamíferos», señaló el jurado en sus considerandos.

Peter Agre fue el primer científico que demostró la existencia de una proteína destinada al transporte selectivo de las moléculas de agua en los batracios. Esenciales para el equilibrio hídrico del cuerpo, esas proteínas, de las que existen 200 en los reinos vegetal y animal (diez en el hombre) son denominadas acuaporinas.

Roderick MacKinnon, de 47 años de edad, profesor de neurobiología molecular y de biofísica en el Instituto Médico Howard Hughes de la Universidad Rockefeller de Nueva York, hizo en 1998 importantes descubrimientos sobre los canales de iones (sales), vitales para el buen funcionamiento del sistema nervioso y de los músculos.

Entre otras funciones biológicas, esos canales controlan el ritmo cardíaco y las secreciones hormonales, y generan los impulsos eléctricos que permiten la transferencia de informaciones en el sistema nervioso.

Los dos laureados compartirán la suma de diez millones de coronas suecas (un millón de euros) de que está dotado el premio, que recibirán en Estocolmo el 10 de diciembre de manos del rey de Suecia.

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