El superordenador «Finis Terrae», instalado en el Centro de Supercomputación de Galicia (CESGA), ha batido el récord mundial de computación. Investigadores de las Universidades de Extremadura y Vigo, junto con técnicos del CESGA, han logrado resolver un problema electromagnético de 150 millones de incógnitas utilizando el potente ordenador. Su objetivo ahora es alcanzar los 250 millones de incógnitas este invierno.
Para lograr esa marca histórica fue necesario utilizar tan sólo 64 de los 142 nodos de «Finis Terrae», lo que equivale a 1.024 núcleos de proceso y 5,4 terabytes de memoria RAM. Los cálculos se completaron en seis horas, de las que tres y media fueron empleadas en la inicialización del algoritmo.
A pesar de que los trabajos realizados para abordar el reto forman parte del ámbito de la investigación básica, «el código computacional que estamos desarrollando nos servirá para los usos aplicados en los que trabajamos», explica Luis Landesa, de la Universidad de Extremadura. Los usos a los que se refiere el investigador son la resolución de problemas electromagnéticos en el diseño de grandes estructuras dotadas de sistemas de radio, como barcos, aviones y vehículos terrestres.
El algoritmo desarrollado por el grupo de investigadores permite escalabilidades hasta ahora impensables. El código se ejecutó sobre 1.024 núcleos de proceso con una eficiencia próxima al 100%, mientras que los anteriores intentos de otros equipos tan sólo consiguieron llegar a 48 procesadores. Este hecho es de vital importancia para aprovechar al máximo la capacidad de las nuevas generaciones de supercomputadores, dotados cada vez de un mayor número de procesadores.
El nuevo récord también abre la puerta a la aplicación del electromagnetismo computacional en campos como la biomedicina (imágenes radar para la detección de tumores), diseño de metamateriales (materiales artificiales con propiedades electromagnéticas inusuales, con gran importancia en la creación de superlentes o paneles de invisibilidad), o el desarrollo de radares de penetración terrestre para, por ejemplo, detectar minas antipersona.
