Entrevista

Miguel Ángel Sancho Gargallo, Presidente de la Fundación Europea Sociedad y Educación

La educación tiene unas consecuencias enormes en el desarrollo económico y social
Por Marta Vázquez-Reina 23 de diciembre de 2007
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Imagen: Ned Raggett

Aunque licenciado en Derecho, la actividad profesional de Miguel Ángel Sancho Gargallo ha estado vinculada desde sus inicios al ámbito educativo. Su amplia trayectoria en este sector culmina con su actual cargo de Presidente de la Fundación Europea Sociedad y Educación, una entidad privada e independiente, con sedes en Madrid y Bruselas, cuya finalidad es promover investigaciones y debates sobre los múltiples aspectos que configuran el papel estratégico de la educación como fundamento del progreso y desarrollo de las sociedades democráticas. Dentro de la Fundación, destaca la labor llevada a cabo por el Instituto de Estudios Educativos y Sociales, especializado en la realización de estudios de carácter jurídico, político, económico y sociológico, con el fin de prestar un servicio de reflexión y de análisis a instituciones publicas y organizaciones y entidades de ámbito local e internacional.

Los indicadores de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) vuelven a arrojar datos negativos sobre la situación de la educación en España. ¿Es un problema puntual o viene de largo?

Este tipo de resultados no se obtienen de manera instantánea sino que son el fruto de varias causas y para mejorarlos hay que atender a todas ellas. Principalmente aquéllas relacionadas con el ambiente en el aula, los procesos educativos en el aula, el centro educativo y su organización y relación con cada alumno, además de la implicación de la familia, la formación del profesorado, la calidad de la educación que imparte o la dirección del centro, sus objetivos y su capacidad de aunar a todo el equipo humano en torno a esos objetivos.

La Fundación Europea Sociedad y Educación ha analizado recientemente las variables que intervienen en el abandono escolar prematuro. ¿Cuál es la que mayor incidencia se detecta en España?

No podemos hablar de España como una unidad en cuanto a sistema educativo

En primer lugar, y tal y como ha puesto de manifiesto el último informe PISA, no podemos hablar de España como una unidad en cuanto al sistema educativo, ya que los resultados según las diferentes comunidades autónomas son tremendamente dispares. Por eso, desde la Fundación hemos centrado el análisis en una comunidad autónoma, y así se deberían observar, ya que cada comunidad presenta realidades muy diferentes.

¿Cuál es la comunidad concreta que ha sido objeto de estudio?

En nuestro informe Estudio sobre el abandono prematuro de la escuela: diagnóstico y tipología de los grupos de riesgo hemos analizado las Islas Baleares. En este caso concreto, una de las causas claves es el “coste de oportunidad”, es decir, el grado de expectativa de la familia y del propio alumno en relación a continuar los estudios, puesto que lo que el alumno espera y recibe del mundos social y económico que le rodea le produce más beneficio que continuar los estudios. Como base y marco de los principios optimizadores que propusimos en este informe está la necesidad de poner en práctica acciones que motiven a la familia y al alumno a continuar los estudios u otro tipo de formación.

Además de ese factor, ¿está de alguna manera relacionado el abandono escolar prematuro en España con el gasto en educación?

No necesariamente. Otra cosa que ha puesto de manifiesto el último informe PISA y han destacado los medios es que no está relacionado el abandono con el gasto por alumno. Así, comunidades autónomas como Castilla y León han obtenido resultados mejores que otras comunidades con un mayor gasto por alumno, como por ejemplo Andalucía.

La interacción familia-escuela es fundamental para el sistema educativo. ¿Qué medidas haría falta para fomentar esta relación en España?

Hay que provocar una mayor presencia de los padres en el ideario del centro educativo

Una primera medida tendría que ser a nivel del centro educativo.
Hasta ahora, se ha acentuado mucho la presencia de los padres en el consejo escolar, participación en el gobierno del centro, según establece la LOE y otras leyes anteriores. Pero hay que dar un paso más y lograr la presencia de cada familia en el seguimiento de los estudios y el rendimiento de sus hijos e hijas. Es decir, hay que lograr una mayor implicación y colaboración positiva en el desarrollo de los estudios de sus hijos. Esto pasaría por un mayor contacto con el tutor.
Por otro lado también hay que provocar una mayor presencia de los padres en el ideario del centro: primero conocerlo, colaborar en su definición e implicarse en su desarrollo. Para ello, debería haber actividades dirigidas directamente a los padres para que puedan ejercer con mayor eficacia su papel de padres-educadores. De hecho, esto ya se está avanzando en algunos lugares y muchos centros han denominado a estas actividades como “escuelas de padres”.

La perdida de autoridad de los profesores en las aulas españolas es un hecho. ¿Dónde está la raíz de este problema, en la sociedad o en el sistema educativo?

Estos dos ámbitos siempre están en la raíz, ya que sociedad y sistema educativo están íntimamente relacionados. El sistema educativo es reflejo de lo que ocurre en la sociedad y hoy la sociedad es más permisiva, con falta de autoridad, de ideales, de valores, de exigencia… Pero está claro que el sistema educativo no tiene suficiente capacidad para actuar en solitario reavivando y recuperando esos valores y actitudes de los alumnos. Si las familias no generan ese clima básico de autoridad y disciplina y no hay una mayor exigencia de padres a hijos, no se puede trasladar y exigir al profesor que tenga ese clima de mayor exigencia.

Los padres, por tanto, ¿tienen que imponerse a sus hijos?

No, esa exigencia no es autoritaria. Se trata de fomentar en libertad, la autoexigencia. Me refiero a una libertad educada y dirigida a la consecución de unos objetivos, como son el desarrollo de habilidades, de cualidades y, en definitiva, el desarrollo de la persona. Hay que retomar con fuerza la necesidad de formar la voluntad. Esto es básico porque la educación se materializa en el estímulo de hábitos, conductas, habilidades y disposiciones.

¿Facilitaría ese desarrollo personal el desarrollo educativo?

Recientemente he asistido al simposio “Autonomía y descentralización en los sistemas educativos” celebrado en Lisboa y entre los cerca de 40 países que participaban, aquellos que planteaban un mayor desarrollo de la educación hablaban de responsabilidad, autoridad, seriedad en planteamientos y pasaban a segundo plano cuestiones como el número de alumnos en aula, inversión por alumno, etc…

El incremento de la violencia en las aulas, ¿es un hecho aislado de España o se está produciendo también en otros países?

La violencia en las aulas es un fenómeno social generalizado en Europa

En otros países también ocurre, puesto que es un fenómeno social generalizado y la escuela y el aula recogen la realidad social en la que se encuentran. La convivencia en las aulas: ciudadanía activa, convivir juntos, diálogo intercultural, ámbitos de convivencia… son conceptos que están siendo promovidos por la Comisión Europea y Sociedad y Educación suscribe y trabaja por todos esos objetivos. Referente a este aspecto, la Fundación acaba de publicar el estudio Nuevos retos para convivir en las aulas: construyendo la escuela cívica. Siempre planteado desde lo positivo, no poniendo el énfasis en la violencia, sino en la idea de “construir la escuela cívica”.

El poder de decisión de los directores de colegio y la autonomía de los centros educativos en España es menor que en el resto de Europa, ¿en qué medida afecta esta situación a la educación?

Hay que distinguir la educación privada de la pública. En la pública existe la necesidad, como ha reflejado el propio preámbulo de la LOE y sus artículos posteriores, de dotar de mayor autoridad al director en los aspectos de gestión, pedagógicos y de personal. Esto es necesario porque si queremos personalizar la enseñanza, adaptándonos a las necesidades diferentes de cada centro, tenemos que tener posibilidades de adaptar los proyectos a esas necesidades. No igualar a todos. Por otra parte, se ha demostrado que un director con mayor autonomía también tiene mayor innovación, más motivación, más capacidad de integración de equipos…en definitiva, consigue unos mejores resultados.

¿Repercute en la calidad de nuestro sistema educativo el régimen territorial de competencias en materia de educación en España?

La descentralización tiene, por un lado, efectos positivos porque acerca los problemas de la ciudadanía a los órganos que tienen que tomar las decisiones. Pero, si a su vez no hay un marco armonizador, un sistema que garantice la unidad del conjunto puede llegar a producir serios problemas de desequilibrio regional y suponen una vulneración del principio constitucional de solidaridad.

¿En qué medida afecta esto a la sociedad?

Hay que garantizar que el estándar mínimo de calidad se dé en todas las regiones

La educación tiene unas consecuencias enormes en el desarrollo económico y social. Si los sistemas educativos son dispares en un alto grado producirán consecuencias sociales y económicas muy dispares en las regiones. Hay que garantizar que el estándar mínimo de calidad se dé en todas las regiones y, en nuestra opinión, ahí el Ministerio debería tomar un papel más activo para lograr un conjunto más equilibrado y armónico entre las diferentes políticas educativas todas las comunidades.

Para terminar ¿Cómo se imagina la escuela del futuro?

En Sociedad y Educación nos imaginamos la escuela tanto pública como privada, abierta, muy centrada en cada alumno y poniendo el acento en los entornos educativos que rodean a ese alumno. Es una escuela plural, autónoma, comprometida y con una implicación muy alta por parte de la familia.

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