Una «gran bola de fuego», probablemente un microasteroide, pudo avistarse ayer desde varias localidades mediterráneas

Los testimonios han descrito que se dirigía hacia el este, estallaba y se pulverizaba
Por EROSKI Consumer 14 de abril de 2005

La centralita de Emergencias de la Generalitat valenciana se colapsó ayer a las siete de la mañana por una veintena de llamadas que aseguraban haber divisado un asteroide desde localidades tan dispersas de las provincias de Valencia y Castellón como Valencia capital, Benicassim, Requena, San Antonio de Benagéber y Lliria.

Desde el Centro de Coordinación de Emergencias de la Generalitat han declarado que aún ni los científicos ni las autoridades han podido determinar el origen de la «bola de fuego verde» (así es como lo describieron las llamadas telefónicas).

Por el momento los indicios apuntan a que podría tratarse de un meteorito. El profesor de astronomía Juan Fabregat de la Universidad de Valencia ha señalado que la caída de estos asteroides es «normal, aunque no demasiado frecuente». El astrónomo del observatorio de la Universidad de Valencia, Fernando Ballesteros, ha declarado que, según sus primeros datos, podría tratarse de un microasteroide, de un tamaño aproximado de un centímetro.

El asteroide habría irrumpido en el espacio aéreo tras impactar en la atmósfera terrestre a unos 10.000 kilómetros por hora, según los primeros indicios de Ballesteros, quien explica que «son restos procedentes de la formación del Sistema Solar que todavía vagan por el espacio».

Para detectar estos fenómenos se necesitan sistemas fotográficos, ya que los radares convencionales no son capaces de detectarlos debido a su minúsculo tamaño. De hecho, desde los distintos observatorios de la zona esperan poder ponerse en contacto con los testigos de la caída del asteroide para recabar más información.

En cuanto a las llamadas que recibió la centralita de emergencias, describían el fenómeno como «una gran bola de fuego» que no llegaba a tocar el suelo, se dirigía hacia el este, estallaba y se pulverizaba. Los testigos que lo vieron desde Cataluña hablaban de «un objeto, muy brillante y con una cola de color verdoso, que descendía en dirección norte-nordeste en dirección a la costa», por lo que podría haber caído en el mar sin causar daños.

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