Alimentar a un perro enfermo del hígado: cuatro claves y una receta

La dieta del can enfermo del hígado debe ser baja en grasa, digestiva y con un alto contenido en hidratos de carbono
Por Carolina Pinedo 1 de mayo de 2014
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Un perro con una enfermedad en su hígado que no se alimenta de manera correcta puede mostrarse inapetente frente al plato de comida y tener vómitos. Por eso, además del tratamiento veterinario, una alimentación adecuada le ayudará a paliar los síntomas de la enfermedad. A continuación, se ofrecen cuatro pautas para alimentar a un can con dolencias hepáticas: adaptar la comida al hígado enfermo, elegir un pienso adecuado, evitar que deje de comer y usar una dieta casera para perros con dolencias hepáticas.

La alimentación para un perro enfermo del hígado debe contener carnes bajas en grasas, como pollo o pavo, ser digestiva y con antioxidantes
«El hígado del perro es un órgano vital; en él se fabrican vitaminas y proteínas, se depuran las grasas que el can ingiere y se regula el metabolismo», explica Imanol Sagarzazu, veterinario y especialista en nutrición animal.

Los casos de canes enfermos del hígado son frecuentes, sobre todo cuando son mayores. Aitor Llamas, veterinario, cifra en un 20% los casos que se atienden en su clínica al año. Por ello, es importante contribuir a la recuperación de su hígado también a través de la alimentación con las siguientes pautas.

1. Adaptar la alimentación al perro con problemas de hígado

Las pautas alimenticias deben adaptarse a las necesidades del hígado enfermo del perro, y no al contrario. Uno de los principales objetivos para la recuperación de un can con patologías hepáticas es que su hígado tenga que procesar la menor cantidad de grasa posible y, por tanto, que realice poco esfuerzo.

Algunos piensos son específicos para perros con dolencias hepáticas, pero su prescripción debe llevarla a cabo un veterinario. Estos alimentos terapéuticos caninos no los puede ingerir un animal sano, ya que le acarrearía carencias nutricionales. Son productos destinados a canes diagnosticados de patologías hepáticas.

2. Elegir un pienso adecuado para el perro enfermo del hígado

Los piensos que cuidan el hígado del perro son «bajos en grasas, muy digestivos y contienen antioxidantes», comenta Juan Antonio Aguado, veterinario. Este alimento tiene, además, un alto contenido en hidratos de carbono, proteínas de buena calidad, que el can asimila y digiere con facilidad, «así como antiinflamatorios naturales, como el ácido omega 3«, explica este profesional.

Las carnes con las que se elaboran los alimentos específicos para canes con problemas en el hígado son bajas en grasa, como el pollo y el pavo. Otras proteínas, como las contenidas en la carne de ternera, son más difíciles de digerir y se evitan en este tipo de piensos caninos, ya que se trata de conseguir que el hígado enfermo trabaje lo menos posible.

3. Evitar que el perro con problemas hepáticos deje de comer

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Imagen: Derek Gavey

Los perros que padecen patologías de hígado suelen estar inapetentes, pero su recuperación depende de su correcta alimentación, tanto en cantidad como en calidad. Para que el can coma, conviene ofrecerle un alimento que resulte atractivo, tanto para su olfato, como para su paladar.

Los dueños pueden aplicar diversos trucos para que su mascota se alimente, como:

  • Humedecer el pienso seco específico para perros con alteraciones hepáticas y templarlo unos segundos en el horno microondas. De esta forma, se estimulará mejor el olfato del perro. Además, la textura blanda y algo caliente del pienso resultará más atractiva para su paladar.
  • Las latas de alimento con propiedades específicas para perros que tienen problemas hepáticos resultan, por lo general, más apetecibles para ellos, por su textura untuosa y blanda.
  • Por otro lado, Aguado recomienda «ofrecer al can con problemas hepáticos varias raciones pequeñas de comida al día porque, como no se encuentra bien, le cuesta comer, y no le apetecerá ingerir grandes cantidades de alimento».

4. Cocina casera para perros enfermos del hígado

Uno de los casos en los que los veterinarios pueden recomendar que el perro se alimente con dieta casera, bajo su supervisión, es cuando el can con problemas hepáticos pierde el apetito.

La incidencia de las patologías del hígado en los perros, como la hepatitis infecciosa, no es elevada, aunque en los animales muy mayores es más habitual. La pérdida de apetito va asociada a este tipo de patologías, por lo que, en algunos casos, la comida casera se puede alternar con el pienso habitual para ampliar el abanico de sabores y texturas que puedan abrir el apetito del can.

La comida del perro enfermo del hígado debe aportarle gran cantidad de energía para favorecer su recuperación

La supervisión del veterinario con este tipo de dietas caseras para perros enfermos del hígado es necesaria para lograr una dieta equilibrada. Esta alimentación debe estar compuesta por carnes digestivas y bajas en grasa, como el pollo y el pavo, así como hidratos de carbono y verduras, en una proporción adecuada para cada animal. Además, necesita estar complementada con antioxidantes.

No obstante, «la elaboración adecuada y equilibrada de dieta casera para un can no es fácil ni barata, así que es mejor decantarse por lo seguro y escoger las dietas comerciales específicas», aconseja Ignacio Arija, veterinario especialista en nutrición animal y profesor de la Universidad Complutense de Madrid.

En general, tanto si la dieta del perro enfermo del hígado es comercial como si es casera, debe ser digestiva y aportarle gran cantidad de energía, con el fin de prevenir la malnutrición. También debe contener vitaminas del grupo B y E, moderar el aporte de sodio y aportar potasio.

Receta casera para el perro con problemas hepáticos

Si se decide alimentar al can que padece patologías de hígado con comida casera, debe ser bajo supervisión veterinaria, con recetas como la siguiente, para 1.000 gramos de ración:

  • Carne de pollo, pechuga con piel, 220 gramos.
  • Arroz cocido, 680 gramos.
  • Zanahoria cocida y escurrida, 60 gramos.
  • Salvado, 20 gramos.
  • Aceite vegetal, 20 gramos.
  • Añadir un suplemento vitamínico mineral que sea bajo en sodio y cobre (según prescripción del veterinario).

Las cantidades varían en función del peso, edad y cantidad de actividad física que realice el perro.

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