Animales albinos: así son y así sobreviven

El albinismo o hipopigmentación es un trastorno genético hereditario causado por la mutación de uno o varios genes. Produce la ausencia parcial o total de melanina. Esta sustancia se produce por la transformación de los melanocitos (una célula presente en la epidermis y en el folículo piloso) en el aminoácido de la tirosina. La melanina es responsable de la pigmentación de la piel, el cabello y el iris del ojo, por lo que los individuos con albinismo presentan un aspecto rosado o rojizo en estas áreas.

Hay distintos tipos de albinismo:

El albinismo más severo se debe a la ausencia total de la enzima tirosinasa. Esta forma de albinismo afecta a la piel, el pelaje y los ojos, los cuales muestran diferentes tonalidades pálidas, como blanco, gris o rosa.

El albinismo más común se caracteriza por una alteración genética que afecta a la proteína P, la cual ayuda a la enzima tirosinasa a transportar proteínas melanosomales para la producción de pigmentos. En este tipo de albinismo, el individuo presenta áreas de pigmentación normal en alguna parte del cuerpo.

En estos tipos de albinismo, la producción de tirosina es inestable. Los animales afectados muestran algunas características normales, pero también tienen manchas blancas o zonas sin melanina.

La falta de pigmentación se limita a los ojos, lo que afecta solo la visión, aunque es posible que el animal presente tonos de piel más claros en comparación con otros miembros de la camada.

Físicamente, los animales albinos tienen características peculiares: su piel es de color rosado o grisáceo debido a la falta de melanina y su pelaje, pálido con tonalidades rubias, rosáceas o blancas. Sus ojos pueden ser rojos o rosados (albinismo oculocutáneo 1) o de color azul, castaño o verde (oculocutáneo de tipo 2, 3 y 4. 

A nivel sensorial, estos animales pueden presentar problemas de visión (de enfoque, percepción de profundidad y seguimiento) y audición. Además, son más sensibles e intolerantes a la exposición prolongada al sol (padecen fotofobia).

El albinismo también provoca importantes alteraciones en las rutinas y actividades de supervivencia del animal. La más evidente, su incapacidad para camuflarse en su entorno, lo que lo hace más vulnerable a los depredadores o a perder oportunidades de caza. Esta circunstancia puede afectar de forma significativa tanto a la alimentación como a la supervivencia. Por ello, los animales albinos en estado salvaje tienen una esperanza de vida inferior a la de sus congéneres no albinos.

Además de las dificultades que los animales albinos enfrentan en su supervivencia diaria, también pueden tener problemas reproductivos. En el caso de los pavos reales, por ejemplo, el colorido de su plumaje juega un papel fundamental en el proceso de cortejo y apareamiento. Para los ejemplares albinos, encontrar pareja y reproducirse puede ser un desafío debido a la falta de colores llamativos y vistosos en su plumaje.

El albinismo ha sido registrado en casi todas las especies de vertebrados en el planeta, pero es más común en animales domésticos como ratones, caballos, perros, gatos y conejos en su variante completa (oculocutáneo 1).

Uno de los animales albinos más famosos fue el gorila Copito de Nieve. Nacido en Guinea Ecuatorial en 1966, vivió durante 36 años en el zoológico de Barcelona, donde se convirtió en toda una celebridad tras aparecer en la portada de la revista ‘National Geographic‘ en 1967. 

Copito fue encontrado en la selva guineana en 1966: era una cría y estaba abrazado a su madre, asesinada por un grupo de agricultores. Tras pasar unos meses en el Centro de Experimentación y Adaptación Animal del pueblo de Ikunde y comprobar que se adaptaba bien a la vida en cautividad, Copito viajó a Barcelona en 1967. Residió durante más de tres décadas en el zoo de la Ciudad Condal haciendo las delicias de millones de visitantes. Falleció en 2003 por una grave afección de piel.

A pesar de haber tenido 21 hijos con tres hembras diferentes, ninguno de los descendientes de Copito heredó su albinismo. Esto se debe a que ambos progenitores deben ser portadores de la mutación del gen SLC45A2 para que la descendencia herede la condición, algo que solo puede ocurrir cuando se produce el cruce entre miembros de la misma familia.

Aunque comúnmente el albinismo se asocia con animales de color blanco, no todos los animales con pelaje o piel de este color son albinos. La presencia de una coloración normal en los ojos, generalmente oscura, es un claro indicio de que el animal no es albino, sino que presenta leucismo. En este caso, los ojos son menos sensibles a la luz solar, ya que no presentan una falta total de melanina. 

El leucismo es el resultado de la presencia de un alelo recesivo que afecta a la migración y diferenciación de los melanocitos. Existen diferentes grados de leucismo, que van desde animales completamente blancos hasta aquellos con patrones jaspeados.

Entre los animales leucísticos que podemos hallar en la naturaleza están los leones blancos, una variante del león africano. Estos felinos se encuentran en Sudáfrica, también en Zimbabue, Mozambique y Botsuana.

Los leones blancos están en peligro de extinción: según la organización sudafricana Global White Lion Protection Trust, especializada en la protección y conservación de esta especie, solo quedan alrededor de 13 ejemplares en estado salvaje y unos 300 en cautividad.