Dogo mallorquín: todo lo que debes saber sobre esta raza

Como buen perro moloso, su físico es macizo y poderoso. Su apariencia general transmite confianza y seguridad en sí mismo.

El ca de bou es un perro de tamaño mediano, fuerte y compacto; de porte robusto, constitución atlética y musculatura bien definida.  Su cabeza es grande y ancha y sus mandíbulas potentes.

Los machos suelen ser más grandes y musculosos que las hembras. Tienen una altura a la cruz (desde la base del cuello al suelo) de 55 a 58 cm y un peso entre 35 y 38 kg. Las hembras miden entre 52 y 55 cm y pesan de 30 a 34 kg.

Los ojos son de color marrón oscuro, aunque también pueden tener un tono más claro. Son grandes, ovalados y expresivos, de mirada inteligente y atenta.

Las orejas son de implantación alta, con forma de rosa y las lleva hacia atrás.

La cola es de inserción baja, caída en reposo y recta o ligeramente curvada en movimiento.

Los dogos mallorquines suelen vivir entre 10 y 12 años.

El pelaje es corto, denso y áspero al tacto.

Los colores más comunes son el atigrado, el leonado y el negro. Hay ejemplares con máscara negra y con manchas blancas en el hocico, el pecho y los pies de las patas delanteras.

El rey Jaime I de Aragón, El Conquistador, tuvo mucho que ver con la historia de la raza. Cuando conquistó Mallorca entre 1229 y 1231, arrebatándosela a los musulmanes, introdujo perros de presa españoles, dogos o alanos, que, con los años, se fueron cruzando con otros perros autóctonos.

Estos primeros perros fueron usados para realizar distintas funciones, como ayudantes de los carniceros, para controlar y agarrar las reses antes de sacrificarlas, en la caza de jabalíes y ciervos y como perros guardianes y de defensa de propiedades y de personas.

En el siglo XVII, tras el Tratado de Utrech, Mallorca se convirtió en una colonia inglesa. Con la llegada de los británicos, también lo hicieron sus perros de presa y de los nuevos cruces, surgieron los primeros ca de bou.

Durante el siglo XVIII la popularidad de las peleas con perros y toros de Inglaterra llegó a la isla, y los ingleses que residían en ella los empezaron a usar en esos espectáculos. En la actualidad se valoran como destacados guardianes y sobresalientes compañeros de vida.

En 1928 se inscribió el primer ejemplar en el Libro de Orígenes Español (LOE). La Federación Cinológica Internacional (FCI) reconoció oficialmente la raza en 1963, registrándola como perro dogo mallorquín.

Bien educada y socializada, es una raza con múltiples cualidades como mascota familiar.

El ca de bou tiene un temperamento equilibrado, sereno y tranquilo.

Es una raza que establece vínculos muy estrechos con sus seres queridos. Son perros dulces y muy cariñosos, pero a la vez no son dependientes ni necesitan atención continua. Toleran bien quedarse solos, por lo que no hay que temer que tengan comportamientos destructivos en casa.

Es un valiente perro guardián de lealtad inquebrantable y, como tal, es bastante desconfiado con las personas que no conoce. Seguro de sí mismo, ante un peligro o una amenaza real será un disuasor muy convincente que no se mostrará agresivo si no es necesario.

Por su tamaño, fortaleza e instinto protector es preciso educarle y socializarle adecuadamente desde que es cachorro, para que aprenda límites y a comportarse, tanto con las personas como con otros animales. Es una raza inteligente que va a responder muy bien a un adiestramiento firme y coherente con refuerzos positivos, que sea amable y respetuoso.

Los perros de esta raza destacan como excelentes guardianes y fieles protectores de personas y propiedades. Son poco ladradores, usarán sus ladridos de manera controlada, solo para alertar.

Tolerante, paciente y calmado, el dogo mallorquín puede ser un buen compañero para los niños, pero, para que aprendan a respetarle y a comportarse bien con él, es preciso enseñarles unos límites claros.

También es fundamental que todos sus momentos juntos estén bajo la supervisión de un adulto, que pueda intervenir si hay algún problema. Contento y excitado mientras juega, puede no medir su fuerza y dañar sin querer a los más pequeños.

Con animales domésticos que conozca desde siempre, como los gatos, podrá tener una buena convivencia en casa. Sin embargo, con otros perros del mismo sexo las relaciones pueden acabar en conflicto porque es dominante.

La exposición temprana a sus congéneres, a otros animales, personas y a distintos entornos, ayudará a que desarrolle una personalidad estable, sociable y equilibrada.

Realizar una correcta higiene general al ca de bou es una labor sencilla, porque no precisa cuidados especiales.

Aunque su pelaje es corto, se recomienda cepillarlo al menos una vez a la semana, con un cepillo o manopla de goma, para eliminar el pelo muerto y distribuir los aceites naturales de la piel.

No es necesario bañarles mucho, a menos que estén muy sucios o desprendan mal olor. Además, en el baño se debe usar un champú suave y específico para perros, un jabón demasiado fuerte puede irritar su piel y dañar su manto.

Las orejas y los ojos deben revisarse y lavarse con frecuencia para evitar una acumulación de suciedad que pueda provocar infecciones o irritaciones. Los oídos se pueden limpiar con una gasa humedecida y un líquido auricular, y los ojos con suero fisiológico.

El cepillado dental regular, utilizando un cepillo suave y una pasta para perros, es esencial para que no se acumule placa y aparezca sarro en la línea de las encías y los dientes.

Las uñas se tienen que cortar a menudo, porque, si le crecen demasiado, pueden provocar daños y dolor al caminar.

El ca de bou es un perro fuerte, ágil y activo que debe ejercitarse a diario para garantizar su bienestar físico y mental.

Dentro de su rutina de ejercicio tienen que incluirse paseos y caminatas largas, en los que, además de liberar energía, tenga la oportunidad de explorar su entorno y socializar con otros perros. También los juegos de lanzamiento de pelota o frisbee con los que correr, saltar y poner a prueba su agilidad. A algunos ejemplares les gusta el agua, y nadar en lugares seguros puede ser otra buena manera de mantenerles en forma.

Para estimular su inteligencia se puede recurrir a juguetes interactivos como dispensadores de comida o rompecabezas, y al entrenamiento de obediencia con el que aprenda órdenes básicas, avanzadas y trucos.

Lo bueno del dogo mallorquín es que es una raza que se adaptará sin problemas al ritmo de su propietario. Jugando o haciendo deporte en el exterior disfrutará tanto como descansando y estando tranquilo en casa al lado de su dueño. De lo que se trata es de encontrar el equilibrio perfecto para que se sienta feliz y se mantenga sano.

Para el ca de bou comer es un placer y su gran apetito tiene dos consecuencias: la tendencia a subir de peso y la posibilidad de sufrir problemas digestivos. Como medida de prevención, es importante llevar un control riguroso y continuo de su alimentación, poniendo el foco en la cantidad de alimento que tiene a su disposición y en la frecuencia de las comidas.

La dieta debe ser equilibrada y estar adaptada al peso, el nivel de actividad y la edad de cada perro, por lo que tendrá que irse ajustando en función de las necesidades específicas que vayan teniendo a lo largo de su vida.

Si se elige la comida comercial, tiene que ser específica para razas grandes y activas, siendo esencial que su formulación contenga ingredientes de calidad y nutrientes esenciales como las proteínas, para mantener la energía y la salud de las articulaciones. El dogo mallorquín también agradecerá la comida elaborada en casa. Recetas que deben contar siempre con la aprobación de un veterinario o un nutricionista canino.

Por lo general, se le puede dar de comer dos veces al día, racionando la cantidad según las indicaciones de los fabricantes y las recomendaciones del veterinario.

Los ca de bou son perros fuertes, no sólo por sus características físicas, sino porque también gozan de muy buena salud. Aunque hay ejemplares que pueden padecer alguna enfermedad más común en la raza:

• Displasia de cadera y de codo: frecuentes en perros de tamaño mediano y grande, se producen cuando hay un desgaste o un desarrollo anormal de las articulaciones de la cadera y el codo. Pueden causar inflamación, dolor, cojera y dificultades para levantarse, subir o bajar escaleras. Para prevenirla es importante cuidar la alimentación, para evitar el sobrepeso, y la práctica de ejercicio moderado, sin excesos.
• Torsión gástrica: condición muy grave que puede resultar mortal. Ocurre cuando el perro acumula alimentos, gases y líquidos en el interior del estómago, que hacen que se hinche de manera anormal, y pueden provocar que gire sobre sí mismo. Como el ca de bou es muy glotón, es necesario controlar la cantidad de las raciones y que no haga ejercicio justo al acabar de comer.
• Problemas oculares: algunos ca de bou pueden sufrir problemas en sus ojos como el entropión (en que el párpado se invierte hacia dentro), el ectropión (que afecta sobre todo al párpado inferior, que se descuelga dejando más expuesto el ojo) o las cataratas.

El ca de bou no aparece dentro del listado general de perros potencialmente peligrosos en España (ppp), pero hay comunidades autónomas como Galicia, La Rioja o la Comunidad Valenciana que sí lo tienen catalogado así.

Para contar con toda la información en lo que respecta a la normativa establecida y los requisitos para la tenencia de la raza, es preciso contactar directamente con el ayuntamiento del lugar de residencia.

El dogo mallorquín es un perro adaptable que puede vivir feliz en un casa grande o en un piso. Si disfruta de buenos paseos a diario, permanecerá en calma dentro de casa.

Pese a su buen carácter, su físico y su fuerza hacen que la raza sea más idónea para personas que tienen experiencia previa y, por lo tanto, más capacidad para educarle y socializarle correctamente.

El ca de bou es un perro muy completo, que combina a la perfección la fuerza y la potencia de un gran moloso con una personalidad tranquila, muy cariñosa, dulce y leal.