Dogo de Burdeos: todo lo que debes saber sobre esta raza

El grandioso dogo de Burdeos destaca por su apariencia potente, fuerte y noble.

De tamaño grande y cuerpo muy musculoso. Pecho amplio, cabeza voluminosa y maciza, hocico corto y ancho, mandíbulas poderosas y cara llena de arrugas típicas de la raza.

Los machos tienen una altura de alrededor de 60-68 cm a la cruz (desde la base del cuello al suelo) y pesan un mínimo de 50 kg, mientras que las hembras son ligeramente más pequeñas, con una altura que oscila entre los 58 y los 66 cm y un peso mínimo de 45 kg.

Los ojos del dogo de Burdeos son ovalados y pueden tener distintas tonalidades de marrón, de más claro a oscuro.

Las orejas son pequeñas en proporción con su cabeza, de inserción alta, y caen, no cuelgan. Por lo general son de un color más oscuro que el resto de su pelaje.

En reposo lleva la cola baja, colgante. Es de longitud media y muy gruesa en la base, estrechándose hacia la punta.

Como es frecuente en los perros de tamaño grande, su esperanza de vida no es tan larga comparada con otras razas, está en torno a los 8-12 años.

El dogo de Burdeos tiene un pelaje fino, corto y suave al tacto.

En cuanto a los colores, su manto es leonado o caoba y puede presentar una variedad de tonalidades, desde un rojo sólido hasta matices más claros o más oscuros. Hay ejemplares con manchas blancas en el pecho y las patas.

Un rasgo distintivo de la raza es la máscara facial, que es de un tono más oscuro que el pelaje y se extiende sobre los ojos y alrededor del hocico.

Los orígenes exactos del dogo de Burdeos son difíciles de establecer por la falta de registros detallados, pero es una de las razas que más antigüedad tiene en Francia. La creencia más extendida es que los dogos proceden de antiguos molosos, mastines, que se utilizaban en la guerra y para cazar.

Durante siglos se ganó una reputación como perro de guerra y de pelea contra otros perros y animales salvajes, para pasar a cumplir funciones en la caza mayor de jabalíes, lobos y osos, como conductor y protector del ganado, ayudante de carniceros y como guardián.

Con el paso del tiempo, el dogo de Burdeos se convirtió en una elección popular entre la nobleza y la alta sociedad francesa por su espléndida apariencia y su coraje. A finales del siglo XVIII, destacó en roles más específicos, como el de perro guardián en los castillos y las mansiones de la aristocracia de la época.

Fue ya en el siglo XIX, en 1863, cuando la raza se presentó en una exposición en París. La Federación Cinológica Internacional (FCI) reconoció oficialmente la raza en 1954.

Su valorada versatilidad y sus múltiples cualidades hacen de él un extraordinario perro de caza, pero su impresionante presencia encierra una personalidad apacible y cordial.

El dogo de Burdeos posee un temperamento equilibrado y calmado. Es un perro muy afectuoso que necesita compañía, atención y cariño constante por parte de su familia, a la que se siente unido de manera muy estrecha y especial.

No tolera bien que se le deje solo mucho tiempo. Si esto ocurre y se aburre o se estresa, su conducta estable puede cambiar y llegar a comportarse mal en casa.

El dogo es inteligente, obediente y dócil, estos rasgos de su carácter hacen que resulte fácil de adiestrar. Sin embargo, también puede ser sensible, dominante y terco en ocasiones. Para asegurar que colabora, es fundamental que la educación sea firme, coherente y amable, y que comience desde que es cachorro. La consistencia y la paciencia son claves para conseguirlo.

Debido a su tamaño y su fuerza es preciso que aprenda pronto dónde están los límites, lo que puede lograrse con comandos básicos con entrenamiento de obediencia: quedarse quieto, sentarse o tumbarse, no saltar o subirse encima o no tirar cuando pasee con correa.

El dogo de Burdeos destaca por la devoción y fidelidad hacia su familia, por su determinación y en su función como extraordinario perro guardián.

Siempre alerta en su entorno, es desconfiado con los extraños pero no agresivo, valiente, y extremadamente protector con su círculo cercano. Dispuesto a cuidar y defender a los suyos de cualquier peligro o amenaza.

Salvo que tenga que alertar de que algo va mal, es muy raro que ladre, es bastante silencioso. Su monumental físico es suficiente para disuadir o acobardar a cualquiera.

Por lo general, el dogo es bueno, tolerante y paciente con los niños, con los que se mostrará juguetón, cariñoso y protector. Aunque será necesario vigilar sus interacciones para garantizar que sean seguras para ambas partes.

También puede tener una convivencia en armonía con otros animales domésticos y llevarse bien con otros perros.

El éxito en sus relaciones dependerá de cada ejemplar pero, sobre todo, de que hayan sido bien adiestrados y socializados desde cachorros. La socialización es esencial para que sepan comportarse en diferentes situaciones, así como con personas dentro y fuera de su familia, y otros animales.

El dogo no genera grandes complicaciones en lo relacionado con su higiene y sus cuidados, pero, aun así, hay que brindarle una atención regular para mantener su salud y su bienestar general.

Es corto y fácil de cuidar. Para que conserve su brillo, eliminar el pelo muerto y la posible suciedad acumulada, es recomendable cepillarle una vez a la semana.

Durante las temporadas de muda puede necesitar cepillados más frecuentes para controlar la mayor caída del pelo.

No es un perro que se ensucie mucho, su tranquilidad y su escaso interés por realizar ejercicio intenso, probablemente tengan algo que ver.

A no ser que se manche o desprenda mal olor y lo requiera antes, un baño ocasional cada mes y medio o dos meses, será suficiente para cuidar su manto y su piel. Siempre debe utilizarse un champú neutro específico para perros.

Como muchas razas con orejas caídas, el dogo de Burdeos puede padecer problemas de oído. Para prevenir la acumulación de cera, humedad  o suciedad, y reducir el riesgo de infecciones, los oídos deben revisarse y limpiarse a menudo con un limpiador auricular.

Los ojos tienen que estar siempre limpios, libres de legañas, lágrimas o polvo que puedan generar irritación. Para su limpieza se puede usar una gasa o un paño suave y un suero fisiológico indicado por el veterinario.

Para velar por la salud dental del dogo e impedir la aparición de placa bacteriana y sarro, hay que cepillar los dientes varias veces por semana con un cepillo suave y una pasta dentífrica para perros.

Las uñas largas son un problema y pueden causar incomodidad o problemas al caminar. Si no se desgastan de manera natural es necesario cortarlas al menos una vez al mes.

Los arrugas faciales de su rostro son propensas a acumular humedad y suciedad, y, sin un buen mantenimiento, pueden aparecer en ellas irritaciones o infecciones. Como labor extraordinaria entre baño y baño, deben revisarse una vez por semana y, si lo necesitan, limpiarse y secarse muy bien.

Los dogos de Burdeos pueden tener dificultades para respirar en climas extremadamente cálidos o con temperaturas altas por sus hocicos chatos. Para evitarlo, en días calurosos es fundamental proporcionarles sombra, agua suficiente y que los paseos sean al amanecer o al anochecer.

Los dogos de Burdeos no destacan por ser grandes deportistas. No necesitan realizar mucho ejercicio para sentirse bien, aunque sí deben mantenerse activos regularmente.

El ejercicio moderado es lo más adecuado para los molosos de esta raza: de manera especial durante la etapa de crecimiento, hay que evitar el ejercicio intenso para no comprometer su correcto desarrollo y dañar sus articulaciones.

Dos o tres paseos diarios, hacer senderismo o trotar junto a sus dueños, y las sesiones de juego en el exterior, serán opciones muy beneficiosas para su bienestar físico y mental.

Además, disfrutará de juegos que impliquen atrapar una pelota o juguete lanzado previamente, juegos de agarre, como tirar de una cuerda, y de aquellos en los que deba usar su inteligencia como los puzzles y rompecabezas o los juguetes dispensadores de comida.

El entrenamiento de obediencia también es una excelente manera de que esté entretenido y activo, mientras aprende señales y comandos.

Al dogo de Burdeos le gusta comer, y ser poco deportista y glotón es una mala combinación que puede provocar obesidad en muchos ejemplares de esta raza, además de problemas en las articulaciones.

Es por esto que es preciso llevar un control exhaustivo del peso, y adaptar la alimentación al mismo, al estado de salud, la edad y el nivel de actividad de cada perro. Si se les entrena o adiestra usando premios como refuerzo positivo, los snacks deben ser lo más saludables posible.

La dieta debe ser equilibrada y estar diseñada para perros de raza grande. Para controlar bien su desarrollo, es más conveniente alimentarlos con un pienso de alta calidad. Se recomienda consultar al veterinario o al nutricionista canino, y seguir sus indicaciones en lo relacionado con la frecuencia y la cantidad de las raciones.

Para minimizar el posible riesgo de la torsión de estómago, es preferible dividir la ingesta de alimento en tres comidas al día, más reducidas, que concentrarla en una más copiosa.

A pesar de su fortaleza, el dogo de Burdeos es una raza que puede padecer distintas enfermedades o problemas de salud.

• Displasia de cadera y codo: ambas son hereditarias, afectan a estas articulaciones y son frecuentes en muchas razas grandes. La displasia puede provocar dolor y dificultades de movimiento. Para prevenirlas en los dogos es importante controlar el aumento de peso desde cachorros, y evitar el ejercicio excesivo o intenso.
• Torsión gástrica: condición muy grave que se caracteriza por la hinchazón del estómago y su torsión o retorcimiento. Está ocasionada por la acumulación de líquido, gases o comida atrapados en su interior.
• Problemas oculares: son habituales el entropión y el ectropión. En el entropión el párpado se pliega hacia adentro y las pestañas y la piel pueden rozar la córnea y causar irritación en el ojo. En el ectropión, el párpado, normalmente el inferior, se gira hacia fuera dejando expuesto y desprotegido el ojo.
• Alergias o infecciones en la piel: las arrugas que posee en la cara el dogo de Burdeos pueden ser un foco de problemas si no se limpian y se cuidan bien.
• Epilepsia: enfermedad neurológica que origina convulsiones y espasmos y que surge de forma imprevisible. En un porcentaje alto es producida por factores genéticos y puede ser tratada para reducir su incidencia.
• Enfermedades del corazón: ejemplares de la raza pueden sufrir cardiomiopatía dilatada, en la que el corazón reduce su capacidad de bombear sangre al resto del organismo, y estenosis aórtica, que se caracteriza por un estrechamiento de la válvula aórtica. La sintomatología de estas enfermedades puede abarcar insuficiencia cardíaca, arritmias e incluso paros cardíacos o muertes súbitas.

El dogo de Burdeos más conocido en el mundo del cine es “Hooch”, que compartía protagonismo con el actor Tom Hanks en la película de 1989 “Turner & Hooch” o “Socios y Sabuesos”. La raza se hizo popular en otros países del mundo fuera de Francia gracias a esta película.

Los dogos de Burdeos no se encuentran en el listado general de razas de perro consideradas potencialmente peligrosas (ppp) en España, pero hay normativas específicas por comunidades y, en algunas de ellas sí que aparecen contemplados como tal. Para saber si están incluidos, es preciso consultar e informarse en el ayuntamiento del municipio de residencia.

Aunque su temperamento es tranquilo, un piso no va a ser el hogar más adecuado para un dogo de Burdeos. Debido a su gran tamaño, va a necesitar disponer de espacio amplio en casa y un jardín, terraza o patio exterior, donde pueda moverse con libertad y estirar las patas.

Es una raza que come mucho y que puede tener diversos problemas de salud. La inversión en pienso y en cuidados veterinarios puede ser bastante superior que la necesaria en razas de perro más pequeñas.

Por las características de su hocico, con mandíbulas anchas y labios grandes y sueltos, el dogo de Burdeos suelta muchas babas. Oler una comida apetitosa, tener sed y estar contento o excitado pueden ser algunas causas de un babeo que será bastante frecuente. También es una raza de perros que suele roncar, su morro corto, típico de las razas braquicéfalas, hace que tengan predisposición.

El dogo de Burdeos es muy cariñoso, fiel y tiene buen carácter, pero, debido a su fuerza, sus dimensiones y su naturaleza algo testaruda y dominante, quizás no sea una raza adecuada para cualquier persona o familia como primera mascota canina. Requiere de un dueño que pueda dedicarle tiempo y sea capaz de adiestrarle y socializarle de manera temprana, con la suficiente destreza para que tenga un comportamiento ejemplar toda su vida.