Despedir el año en un albergue de animales

Los animales más desamparados, como Congo, a los que sus dueños repudian, pasan el nuevo año en los albergues mientras esperan que les adopten
Por Carolina Pinedo 31 de diciembre de 2012
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Imagen: Anton Novoselov

Congo es un perro de los que cuesta adoptar: mayor de cinco años, mestizo y de tamaño grande. Es uno de los miles de animales que se preparan para despedir el año en un albergue en España. Este artículo recoge la historia de Congo. Pero también la de Windsord, Chulo, Lino, Torila o Flat. Perros y gatos que pasarán la Nochevieja en un refugio para animales abandonados, que buscan un hogar.

La historia de Congo, Chulo, Lino o Torila en Navidad

Congo, Chulo, Lina son solo algunos de los miles de nombres de perros y gatos que esperan una adopción

La historia de Congo podría ser la de Windsord, Chulo, Lino, Torila o Flat. Es decir, la de miles de perros y gatos que viven en albergues y detrás de cuyos nombres hay seres vivos que en muchas ocasiones han vivido historias trágicas de malos tratos y abandono por parte de quienes un día fueron sus dueños. Cerca de 145.000 perros y gatos se abandonan cada año en España.

Congo cuenta su historia, en primera persona.

Amanece en el albergue el día de fin de año

«Mi nombre es Congo y vivo desde 2007 en un albergue de Madrid. Hoy es 31 de diciembre, por lo que hace mucho frío, como siempre durante estas fechas. En este mes, además de las bajas temperaturas, solemos recibir más visitas de niños acompañados por sus padres».

«Vienen a adoptar, algo que nos hace mucha ilusión a todos los animales. Siempre esperamos ser los elegidos para tener un nuevo hogar. Yo vivo en el albergue desde hace seis años y nunca he tenido la suerte de que alguien se fije en mí».

«Me he dado cuenta de que los perros que somos grandes, no tenemos una determinada raza y padecemos alguna enfermedad no solemos llamar la atención entre los visitantes que vienen a adoptar».

Pocos cambios en el albergue en Nochevieja

«Hoy es Nochevieja. Mañana comienza un nuevo año. Pero para los animales del albergue no cambia la rutina diaria. A las 8:00 horas de la mañana llegan los encargados de la limpieza del albergue».

«Hoy toca revacunación, así que no estoy nada contento, porque odio los pinchazos. Después toca salir a los patios a correr y jugar un rato. Este es uno de los mejores momentos del día para disfrutar de la compañía de los compañeros, perros, gatos y voluntarios del albergue».

Hora de la comida en el refugio de perros y gatos

«Son las 12:00 horas. Es momento de disfrutar del pienso que nos ofrecen los amigos humanos del albergue. Hoy echo de menos a mi compañero Nerón. Ayer murió. Era muy mayor, uno de los veteranos del albergue. Él pasó muchos días de fin de año en el albergue».

«Llegó cuando tenía tres años y pasó toda su existencia aquí, hasta hacerse anciano. Por lo menos tuvo alimento, cariño y un techo donde refugiarse durante toda su vida. A veces me pregunto si yo seré adoptado alguna vez o me ocurrirá como a Nerón«.

Hora de la siesta antes del paseo

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Imagen: sskennel

«Después de comer, una siesta. Y a esperar otro de los mejores momentos del día: el paseo con los voluntarios del albergue por el campo. Sin embargo, hoy, por ser día de fin de año, la vuelta será más corta. Nuestros amigos se van antes para reunirse con sus familias y despedir el año en sus hogares»

«Aprovecho este tiempo de atención exclusiva para mí para reclamar caricias y mimos a mis amigos voluntarios, que nos quieren mucho y desean lo mejor para nosotros».

Atardecer, se acerca el año nuevo

Al atardecer se oye llorar a los compañeros porque echan de menos el calor del hogar que han perdido o que nunca tuvieron

«La vuelta al albergue para dormir después de cenar es el momento más triste de las últimas horas del año. Se oye llorar y aullar a los compañeros que acaban de llegar, porque echan de menos el calor del hogar que han perdido o que nunca tuvieron».

«El sol desaparece tras las montañas que tenemos frente al albergue. Y con él parece irse un día más de mi vida sin una familia«.

«Acaba el año, comienza otro. Cierro los ojos despacio y pienso que quizá mañana sea el día en que alguien me ofrezca su hogar. Recordad, me llamo Congo y espero a alguien que me adopte, como todos mis compañeros. Os deseo feliz año nuevo y que nadie os abandone nunca».

A la espera de la adopción en el nuevo año

El nuevo año es buen momento para plantearse la adopción responsable de un perro o gato. Según José Luis Torres, veterinario del albergue San Francisco de Asís de Madrid, “un albergue debe ser un lugar de paso para los animales y no un hogar permanente”. Aunque reciben cuidados, los perros y gatos necesitan sentirse parte de una familia.

El día de fin de año en un albergue no difiere mucho de la rutina habitual. En el albergue San Francisco de Asís de Madrid les ofrecen una ración extra de comida los días señalados de las fechas navideñas. Pero más que hambre de alimento, estos animales la tienen de las caricias y del cariño de una familia con la que convivir a diario.

Para los perros del albergue, la entrada en el nuevo año no cambia su rutina habitual. Según Matilde Cubillo, supervisora del Centro Integral de Acogida de Animales de Madrid, “los animales merecen vivir en un hogar y no entre barrotes”. Todos. Incluso los mestizos, mayores de cinco años, de tamaño grande o enfermos.

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