Cuando quien recibe la fisioterapia es tu mascota

Los dueños de animales los llevan cada vez con más frecuencia a este tipo de terapias, mientras veterinarios y fisioterapeutas no se ponen de acuerdo en de quién es la competencia profesional
Por Nacho Meneses 16 de enero de 2020
Perro mascota fisioterapia
Imagen: Mylene2401

La fisioterapia veterinaria estuvo en un principio relacionada con los animales de competición. Pero con el paso del tiempo, esta disciplina ha ido desarrollando múltiples aplicaciones para todo tipo de animales, tanto grandes (sobre todo caballos), como pequeños (perros y gatos) o exóticos, en procesos postoperatorios y en el tratamiento de dolencias de diversa índole. Veterinarios y fisioterapeutas atienden estas necesidades, pero no sin polémica: si los primeros acusan a los segundos de intrusismo profesional, el colectivo de fisioterapeutas defiende la colaboración entre ambos para un tratamiento integral del animal. En las siguientes líneas, te explicamos si la fisioterapia puede ser una opción para tu mascota y las razones que unos y otros esgrimen en esta controversia.

Terapia física

Lo primero, una aclaración: hablamos de fisioterapia, no de masajes relajantes para que tu perro o gato sea más feliz —que puede que también aprecie—. La terapia física, por su parte, se recomienda siempre y cuando exista una dolencia física que requiera de dichos tratamientos para recuperar la movilidad o funcionalidad previa. “Tras una operación quirúrgica que requiera un proceso de rehabilitación, en dolencias crónicas que afectan a los animales, como la artritis, o en problemas osteoarticulares o musculares, donde esas terapias pueden aplicarse para no tener que dejarlo todo al albur de los medicamentos”, explica Felipe Vilas, presidente del Colegio Oficial de Veterinarios de Madrid.

La fisioterapia, por tanto —y al igual que ocurre con las personas—, «está indicada en disfunciones del aparato locomotor, tanto a nivel preventivo (y evitar así posibles lesiones), como una vez que se han producido estas, para ayudar en su recuperación y readaptación”, sostiene Carlota Franco, fisioterapeuta y presidenta de la Asociación Española de Fisioterapia aplicada en Animales (AEFA). Aunque los beneficios varían según el tipo de dolencia, se podría decir que, en general, estas terapias “acortan los tiempos de recuperación, mejoran la cicatrización de los tejidos, evitan las recaídas y no conllevan la utilización de técnicas invasivas, por lo que son mejor toleradas por el usuario”, añade Franco.

De la misma manera, la fisioterapia veterinaria puede ser una opción para tener en cuenta  con el fin de mejorar la calidad de vida de aquellos animales en edades avanzadas.

Perro necesita fisioterapiaImagen: Counselling

El coste de estos tratamientos es un factor que tendremos que tener en cuenta, si bien este varía mucho dependiendo del tipo de animal que la reciba: para los animales pequeños o exóticos, se sitúa entre 45 y 90 euros por sesión, mientras que en el caso de los caballos el  precio fluctúa entre los 60 y los 150 euros.

Veterinarios o fisioterapeutas

¿Cómo saber cuál es el mejor profesional para que cuide de nuestro animal? De una parte, los veterinarios hablan de intrusismo profesional, mientras los fisioterapeutas defienden la colaboración entre ambas profesiones como manera idónea de garantizar el mejor tratamiento, sin que ello signifique excederse en sus competencias. Así, para Franco, «es la retroalimentación recíproca de ambos profesionales la que conlleva el éxito en el tratamiento». El propio Consejo General de Colegios de Fisioterapeutas afirma, en un comunicado emitido en diciembre pasado, no realizar el diagnóstico de los animales, que es “competencia específica de los veterinarios. Sin embargo, nuestro papel básicamente se centra en analizar y mejorar las diversas alteraciones de la movilidad animal que conducen a una pérdida funcional”.

En dicho comunicado, aseguraban también que el profesional veterinario no está formado en Fisioterapia, algo que rechaza el presidente de los veterinarios madrileños, quien argumenta que su plan de estudios sí incluye “la aplicación de una serie de técnicas y medios para la rehabilitación y recuperación de los animales, que tienen una fisiología diferente a la del hombre, que el fisioterapeuta no conoce”. Y pone una comparación: el veterinario, sostiene Vilas, “es quien opera en los animales, pero no se nos ocurriría nunca decir que podemos operar en humanos. Intervenimos a los perros de cataratas, pero nunca lo haríamos con una persona”.

Pero ¿qué dice la ley? Unos y otros se remiten a la Ley de Ordenación de Profesiones Sanitarias (LOPS), aunque cada gremio la interpreta de una manera diferente. Para los veterinarios, la norma limita la fisioterapia a los tratamientos con personas, mientras que, para los fisioterapeutas, insta a la colaboración entre ramas sanitarias, “a través de acuerdos y pactos desde una perspectiva no conflictiva, sino cooperativa y transparente”. La realidad es que ambas profesiones pueden acceder a la formación necesaria en este tipo de consultas, especializándose a través de diferentes programas de postgrado impartidos por instituciones públicas o privadas.

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