La muerte del perro: ¿cómo asumirla?

Hay personas que necesitan ayuda psicológica tras la muerte de su perro
Por Carolina Pinedo 30 de enero de 2012
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La muerte de un perro supone una pérdida difícil de superar para su familia humana. Un perro puede compartir hasta 17 años de vida con sus dueños. Mucho tiempo, durante el que se acumulan experiencias, recuerdos y se fragua una amistad, que no es comparable a ninguna otra. Los síntomas de abatimiento, tras la desaparición del perro son similares a los que se pueden vivir con cualquier otro ser querido.

Los psicólogos consideran que el bache que se experimenta tras la muerte de un ser querido comienza a remontarse a las seis semanas y el duelo finaliza a los seis meses, una vez que se aprende a convivir con la pérdida de ese ser. Cada persona es distinta y necesita plazos de tiempo diferentes para superar este tipo de traumas.

Hay quien asegura que la relación con su perro es mucho más satisfactoria que con las personas. Es debido, entre otras cosas, a que los animales nunca nos juzgan y la relación se basa en la espontaneidad, la empatía y la sencillez. No hay intereses de por medio.

El perro ofrece su compañía y amistad sin esperar nada a cambio y cuanto más larga sea la relación, más fuertes serán los lazos emocionales entre dueños y perro. Según Begoña Gállego, psicóloga, la clave de una relación tan especial se basa en «un afecto directo, porque no hay palabras que engañen, sino un cariño sincero, leal e incondicional».

Síntomas de duelo

El perro llega a su vejez y entonces comienza su declive físico y los dueños empiezan a temer la partida de su amigo.

El perro que se va es insustituible y único, pero hay muchas personas que se sienten muy reconfortadas al volver a tener cerca un perro al que cuidar
Cuando hay que enfrentarse a la muerte del perro, es posible que haya síntomas como: pérdida de apetito y de sueño, sentimientos de culpabilidad y pensamientos obsesivos sobre el perro. Se trata de una situación normal debida a las circunstancias. Hay que digerir la situación y lleva su tiempo.

En estos casos ayuda continuar con la actividad diaria habitual para tener la mente ocupada y no centrarse en la pérdida del perro. Una buena terapia puede ser apoyarse en los seres queridos y sincerarse con ellos sobre nuestros sentimientos y emociones.

¿Otro perro?

El perro que se va es insustituible y único, pero hay muchas personas que se sienten muy reconfortadas al volver a tener cerca un perro al que cuidar. El vacío que se experimenta tras la pérdida de un amigo, queda en parte compensada, por el hecho de recuperar la sensación de tener la compañía de un nuevo perro en casa.

La tristeza de los perros

Los perros también sufren un trauma cuando muere un ser querido. Es indudable que acusan la falta de los seres con los que han tenido una estrecha relación; dejan de comer, están más decaídos y menos activos. Ellos también necesitan su tiempo para acostumbrarse a la pérdida de un amigo. Se pueden deprimir y buscarán el apoyo de sus dueños. De hecho, los hay que necesitan tratamiento psicológico y farmacológico para superar el bache. Humanos y perros somos animales sociales y necesitamos del apoyo del grupo para superar nuestro decaimiento en estas situaciones.

El duelo

Puede ser que una vez que haya transcurrido un tiempo razonable, la fase de duelo siga sin resolverse. La tristeza, la pena y el abatimiento pueden ser tan grandes, que impiden a la persona que ha perdido a su animal, retomar su vida con normalidad. Lo habitual es que cuando han pasado tres meses de la muerte del animal, la persona se recupere.

Sin embargo, pueden darse casos en que la dependencia emocional que se ha desarrollado con el perro sea mayor de lo habitual. Por ejemplo, puede ser la situación de una anciana que no tiene familia y que convive con su perro 17 años. De forma que el perro ha sido su única compañía durante muchos años. Le ayudaba a relacionarse con otras personas, hacía ejercicio al tener que sacarlo a pasear tres veces al día. En definitiva, una estrecha y emotiva relación que, por lógica, la persona tardará más de tres meses en superar.

Rituales funerarios

Si un familiar muere sabemos qué rituales y pasos seguir frente a su fallecimiento: ir al tanatorio, dar el pésame, acompañar a los familiares, ocuparse de los preparativos del funeral.

Humanos y perros somos animales sociales y necesitamos del apoyo del grupo para superar nuestro decaimiento en estas situaciones
Sin embargo, cuando es el perro el que fallece, las personas no tenemos tan interiorizado cómo debemos actuar. Y es que todavía no existe una tradición funeraria arraigada frente a la muerte de un perro. Es por ello que en muchos casos cada persona inventa sus propios rituales para despedir a su amigo canino. Lo que sí es cierto es que el hecho de seguir una ceremonia de despedida ayuda a pasar el duelo de una manera más ordenada. Queda una sensación menos dolorosa al despedir al animal porque se puede cerrar un capítulo de la vida, sin necesidad de olvidar al fiel amigo que se fue.

Consejos
  • Dejar que el duelo transcurra, según el tiempo que necesitemos.

  • No sentirse culpable por la pérdida del animal. Ellos viven menos años y es lógico que se vayan antes.

  • Hacer una despedida simbólica al perro, como un entierro, ayuda a asimilar la pérdida.

  • Procurar seguir con la actividad y la rutina diarias.

  • Sopesar la posibilidad de tener de nuevo un perro, cuando haya transcurrido un tiempo prudencial, que ayude a superar el duelo por la muerte del animal.

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