Biólogos norteamericanos implantan chips en atunes para ayudar a conservar la especie

Pretenden conocer cómo afectan las temperaturas del mar en sus hábitos de alimentación y reproducción
Por EROSKI Consumer 26 de marzo de 2003

Un grupo de biólogos marinos estadounidenses de la Comisión Inter-Americana del Atún Tropical (IATTC) está llevando a cabo un proyecto para la conservación del atún de aleta amarilla en Panamá, que consiste en la implantación de un pequeño chip en 16 ejemplares en cautividad. El objetivo es conocer cómo afectan las temperaturas del mar en sus hábitos de alimentación y reproducción.

«Se sabe muy poco sobre los primeros años de vida del pez, lo que le hace muy vulnerable al exceso de capturas, pues es un manjar muy solicitado», afirma Kurt Schaefer, miembro de este grupo de investigadores. El atún es el pescado que más se consume en el mundo, sobre todo en conserva. Ha generado más de 4.000 millones de dólares de beneficios en 2002, según datos de la IATTC.

«Los bancos mundiales de pesca están bajo presión», sostiene Vernon Scholey, director de las instalaciones de la IATTC en Panamá, conocidas como Las Achotinas y situadas en la punta sur de la península del Azuero, en Panamá central. «Con los conocimientos que extraemos de nuestras investigaciones, esperamos poder indicar a la industria pesquera cuánto atún pueden capturar, sin poner en peligro a la especie», añade.

El aleta amarilla todavía no está en peligro de extinción, pero las capturas se están incrementando vertiginosamente. Entre enero y septiembre de 2002, el número de capturas aumentó un 35% respecto a 1997, según cifras de dicha comisión.

Para mantener los bancos de aleta amarilla estables, la IATTC propone cada año una cuota orientativa a los pescadores, pero en 2002, en vez de publicar la cuota habitual, prohibió totalmente las capturas. «Mandamos embarcaciones de inspectores encargados de verificar que no se pesca atún desde California hasta Chile, llegando al Este hasta Hawai y la Polinesia francesa», señala el director de la comisión, Robin Allen.

Para intentar proteger al atún, los gobiernos miembros de la IATTC, entre ellos México, Francia, Japón y los Estados Unidos, levantaron el complejo de Las Achotinas en Panamá, que se encarga del estudio del aleta amarilla desde 1993.

Este centro es en la actualidad uno de los pocos en todo el mundo que tiene atunes vivos en cautiverio en un hábitat controlado, además de ser el único laboratorio con atunes desovando varios millones de huevas al día. «A través de nuestros experimentos, intentamos encontrar pequeñas diferencias en cómo pueden llegar a sobrevivir las huevas en pleno océano», dice Scholey. «Con la información que nos proporcionarán los chips implantados en los peces podrían conocerse los ritmos de producción y la posición», agrega.

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