Científicos afirman que ríos, lagos y embalses son claves para comprender el destino de las emisiones de CO2

Consideran imprescindible evaluar con detalle el destino de estas emisiones para luchar contra el cambio climático
Por EROSKI Consumer 17 de abril de 2007

Un grupo de expertos internacionales, entre los que se encuentra el investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Carlos Duarte, destaca en un artículo publicado en la revista «Ecosystems» la importancia de lagos, ríos y embalses a la hora de comprender el destino de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) producidas por el hombre.

Los autores defienden la inclusión del carbono que se acumula en este tipo de ecosistemas dentro del cómputo mundial de este elemento, para que el recuento sea lo más ajustado posible. En su opinión, conocer con detalle la cantidad de carbono que se aloja en la Tierra resulta imprescindible para el desarrollo de políticas que palien el cambio climático y obtener información sobre cuestiones como el funcionamiento global de la biosfera.

«El destino de una cuarta parte de las emisiones antropogénicas de CO2 era, hasta ahora, un misterio, ya que estas no se hallaban ni en la atmósfera ni en el océano. Se asumía que ese CO2 debía encontrarse en sumideros terrestres, como los suelos o los bosques, pero las estimaciones directas en estos ecosistemas eran muy inferiores a esa cuarta parte», explica Duarte.

Según el investigador del CSIC, los resultados presentados en este trabajo apuntan a que los sedimentos de ecosistemas acuáticos, como ríos, lagos y embalses, juegan un papel muy activo como sumideros de CO2.

Carbono

A partir de sus conclusiones, los expertos firmantes reclaman en su artículo una revisión del papel de estos ecosistemas en la cifra total de carbono del planeta. Recuerdan que, tradicionalmente, el cálculo de este dato sólo tenía en cuenta las cifras del carbono alojado en la atmósfera, los océanos y en la tierra. Los cuerpos de agua dulce situados en los continentes, que cubren entre el 1% y el 2% de la superficie terrestre, no se contabilizaban porque la comunidad científica asumía que su aportación carecía de consecuencias.

Aunque el cómputo incorporó en la década de los 90 el carbono que las aguas continentales vierten al océano, el grupo de expertos puntualiza que esta aportación únicamente considera a lagos, ríos y embalses como tuberías que transportan el carbono hacia el mar.

Sin embargo, según señalan en el artículo, en torno a un 40% del carbono que transportan las aguas continentales se devuelve a la atmósfera, mientras que un 12% queda almacenado en sus sedimentos.

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