Cientos de crías de aves comunes han salvado su vida gracias a la campaña «Pollos huérfanos»

A través de esta iniciativa, voluntarios acogen en sus casas a polluelos que necesitan ayuda para salir adelante
Por EROSKI Consumer 29 de julio de 2003

La campaña «pollos huérfanos», que desde hace seis años pone en marcha todas las primaveras el Grupo para la Recuperación de la Fauna Autóctona y su Hábitat (GREFA), ha llegado este año a su fin logrando un rotundo éxito. Cientos de crías de aves comunes, que habitan en nuestras ciudades y en el campo, han salvado la vida gracias a la dedicación de voluntarios que las han adoptado durante semanas en sus propias casas. Son vencejos, mirlos, golondrinas, estorninos y hasta lechuzas y cernícalos primilla que recién salidos del cascarón, con pocos días de vida o a punto de echar a volar, han caído del nido y necesitan ayuda para seguir adelante. «El viento de una tormenta o los empujones entre los propios hermanos para coger el alimento que llevan los padres, provocan que los polluelos caigan al suelo», explica Fernando Garcés, de GREFA. Otras veces algunas manos desaprensivas expolian los nidos y los destruyen.

Y es que según avanza el mes de mayo -y hasta principios de julio, cuando se desarrolla la época de reproducción de estas aves-, el equipo de GREFA no descansa. A sus instalaciones llega una avalancha de crías que no saben alimentarse todavía por sí mismas y precisan de la mano del hombre para salvar la vida. «En una sola semana nos podemos juntar con 300 ejemplares. A veces hay que darles de comer cada 20 minutos, a otros cada dos horas… Somos pocos especialistas y no damos abasto con todo ese trabajo», señala Garcés.

Pero la actitud de los ciudadanos ha dado un giro de ciento ochenta grados en los últimos años. Según Garcés, «cada vez hay más gente que se encuentra con un vencejo herido, o que está fuera del nido, y se preocupa por salvarlo. Esto era impensable hace veinte años. Se ha producido un gran cambio, la sociedad se va concienciando y existe mayor sensibilización, no sólo hacia las grandes especies protegidas y en peligro de extinción, sino también hacia esas pequeñas que forman parte de nuestro entorno diario».

Cuidados

Quienes encuentran las crías suelen llevarlas al hospital de GREFA, situado en el municipio madrileño de Majadahonda, y pedir consejo a sus especialistas. Pero una vez allí deciden colaborar y trasladar a los pollos a su casa para cuidarlos. «Muchas veces -indica Garcés- traen un polluelo y se llevan tres más. Hay voluntarios que incluso han adoptado hasta 15 o 20 vencejos».

Los especialistas de GREFA enseñan a los voluntarios cómo alimentar a las crías, cómo cuidar su plumaje para que no se vaya deteriorando con el crecimiento, cómo limpiar las plumas o los excrementos… «Pero lo más importante es que la cría no se acostumbre a la presencia del ser humano», explica Garcés.

Normalmente, transcurrido un periodo de entre 15 o 20 días de adopción, muchos pollos inician sus primeros vuelos solos y sin ayuda. Pero otros retornan a GREFA porque necesitan un mayor control de los expertos. «Los llevamos a los voladeros y controlamos la suelta y sus primeros contactos con la vida en solitario», dice Garcés.

Este verano, la campaña «Pollos huérfanos» ha concluido con gran éxito. Ante estas expectativas, los especialistas de GREFA la mantendrán el próximo año, ya que realmente es necesaria, pues «la presión sobre estas especies vinculadas al ser humano, denominadas antrópicas, es enorme. Actualmente, no tienen la misma calidad de hábitat que hace años. Por ejemplo, antes anidaban en grietas y huecos de edificios, pero las construcciones de hoy en día son uniformes y lisas y no hay espacios para ellas», concluye Garcés.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube