Cinco claves para montar una colmena urbana

Criar abejas en la ciudad, una afición cada vez más extendida en todo el mundo, no es complicado con unos cuantos consejos
Por Alex Fernández Muerza 11 de septiembre de 2014
Img apicultura colmena urbana hd
Imagen: Salim Virji

La apicultura urbana en una afición que se extiende por las principales ciudades de todo el mundo. Además de conseguir un delicioso y saludable alimento, contribuye a conservar a las abejas, cuyo ritmo de desaparición se ha acelerado en los últimos años. Montar una colmena urbana no es muy complicado ni caro, pero requiere de unos conocimientos y recursos mínimos para conseguir buenos resultados y mantenerla en perfecto estado. Este artículo señala cinco claves para montar una colmena urbana.

1. Saber si es posible montarla y promoverlo

En primer lugar, hay que saber si donde se quiere montar una colmena urbana hay algún tipo de prohibición o limitación legal. Las explotaciones apícolas deben cumplir una normativa, el Real decreto 209/2002, de 22 de febrero, pensada para regular este sector en zonas rurales. Una colmena urbana no sería en realidad una explotación apícola profesional ni se encuentra en el campo, y habría que indagar si hay alguna ordenanza municipal que prohíba esta práctica.

Por unos 250 euros se puede montar una colmena urbana con lo más básico
Como señala el periodista y emprendedor Nicolás Boullosa, «a menudo, la falta de ordenanzas concretas sobre la apicultura en terrazas y azoteas sitúa la práctica en la alegalidad». En tal caso, lo más recomendable para evitar futuros problemas es explicar a los vecinos y personas cercanas las ventajas de las abejas y por qué debemos cuidarlas, además de recordar que estos insectos solo pican si se sienten amenazados.

Sus impulsores también pueden concienciar a los responsables institucionales para que permitan y potencien la apicultura urbana. Hasta 2010, el Ayuntamiento de Nueva York imponía una multa de 2.000 dólares por criar abejas melíferas, hasta que cambiaron las ordenanzas y ahora la práctica se extiende por la ciudad, como en Londres, París o San Francisco.

En España, los responsables de la página web «Apicultura urbana« afirman que están manteniendo conversaciones con diferentes administraciones y asociaciones apícolas para modificar o introducir excepciones a la normativa actual y realizar convenios con ayuntamientos y asociaciones.

2. Realizar una planificación previa

Montar y mantener una colmena urbana no es muy complejo, pero requiere unos conocimientos y, sobre todo, una disponibilidad mínimos. Por ello es necesario realizar una buena planificación para ofrecer las mejores condiciones posibles a las abejas y evitar probables problemas. No es lo mismo ubicar la colmena en la azotea de una casa, en un jardín, en una comunidad de vecinos, en un polígono industrial o en un parque. También es conveniente saber el número de personas que se encargarán de su mantenimiento y organizarlas, la cantidad de colmenas, los conocimientos y los materiales mínimos disponibles, etc.

3. Conseguir el material imprescindible

Convertirse en un apicultor urbano no es caro, pero precisa una inversión mínima tanto en la colmena como en el material imprescindible para mantenerla. La colmena es la estructura donde se crían las abejas. Se pueden encontrar muy diversos modelos, pero las colmenas más comunes y extendidas son las horizontales y verticales. Las primeras son más adecuadas para un uso urbano y aficionado: se pueden hacer incluso de forma artesanal, y se adaptan muy bien a la producción a pequeña escala. Las de tipo vertical son más utilizadas por los productores apícolas profesionales, porque pueden ampliarse a medida que crece la colonia de abejas, a diferencia de la horizontal.

Además de la colmena, hace falta el enjambre de abejas, que se puede comprar a algún apicultor profesional; el ahumador, para generar humo y adormecer y distraer a las abejas; unos guantes, para protegerse de las picaduras; una careta con reja para protegerse y tener buena visibilidad; una palanca, para levantar y sostener los cuadros donde van los panales; y un cepillo. Según la página web «Apicultura urbana», todo este material mínimo básico con una colmena puede conseguirse por unos 250 euros, si bien se recomienda comenzar con al menos dos colmenas.

4. Informarse y participar en talleres de apicultura urbana

La mejor manera de convertirse en un buen apicultor urbano es aprender de especialistas y expertos. En Madrid, David Rodríguez y María Vega han puesto en marcha el proyecto «Miel de Barrio«, para promover la cría de abejas melíferas en la ciudad y consolidar una comunidad de «colmeneros urbanos». En este colectivo se realizan talleres y eventos para construir colmenas y saber más sobre el tema.

5. Contactar con asociaciones y otros interesados

Se estima que, en general, cuidar una colmena urbana puede llevar entre media y una hora semanal, salvo en invierno, que puede pasar entre dos y tres semanas el intervalo de visitas, ya que las abejas invernan. Por ello, el cuidado de una colmena urbana lo puede realizar una persona, aunque se aconseja crear grupos de dos o tres personas, cuantas más mejor, para organizarse y compartir tareas. Ponerse en contacto con organizaciones de apicultores, como las de las comunidades autónomas con producción apícola, la Asociación Española de Apicultores o la Fundación Amigos de las Abejas, e incluso crear una asociación de apicultores urbanos en nuestra localidad, o con aficionados como nosotros, es una buena idea.

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