Qué se puede hacer para proteger a las abejas y otros polinizadores

La polinización es el proceso de reproducción de las plantas y se produce cuando el polen de los estambres llega al pistilo de una flor. De la polinización dependen el 90 % de las flores silvestres, el 75 % de los alimentos que consumimos y el 35 % de las tierras agrícolas del mundo. Tiene, por tanto, importantes repercusiones económicas y medioamentales.

• Favorece la biodiversidad.
• Crucial para la resiliencia de los agroecosistemas y la adaptación al cambio climático.
• Mantiene los ecosistemas.

Su valor económico en la agricultura se estima en:

• 22.000 millones de euros anuales para Europa.
• 265.000 millones de euros anuales en todo el mundo.
• 2,4 mil millones de euros anuales para España.

Las poblaciones de insectos polinizadores, como abejas, mariposas y abejorros, están disminuyendo a pasos agigantados. Entre sus mayores amenazas están:

• 1. Pérdida y deterioro de sus hábitats
• 2. Parásitos y enfermedades
• 3. Especies invasoras
• 4. Uso de pesticidas
• 5. Agricultura intensiva

Uno de los mayores riesgos para los polinizadores viene de otros insectos. Es el caso de las avispas invasoras, que ponen en peligro la biodiversidad, la salud y la economía española. Estas especies reducen las colonias de abejas autóctonas e incluso destruyen sus colmenas. Por ello, es necesario controlar todas estas especies.

Procede de Asia. La avispa asiática es una de las principales causantes de la alta mortalidad de las abejas en las colmenas. Sus picaduras también son un problema, sobre todo para las personas alérgicas.

Son un peligro para las colmenas, porque en ellas encuentran todo lo que necesitan para alimentar a sus larvas: proteínas de las abejas o larvas, néctar y miel. Sus nidos no se detectan fácilmente, por lo que son muy difíciles de eliminar.

Este tipo de avispa no es muy agresiva y su extensión por territorio español es lenta. Esta especie caza abejas con las que alimenta a sus larvas.

Las personas, con nuestras acciones cotidianas, podemos contribuir a preservar a las abejas y otros polinizadores.

Utilizar productos inadecuados en nuestras plantas, jardines o huertos puede poner en peligro a colonias de polinizadores.

Cada hábitat cuenta con su propia fauna y flora. Introducir especies vegetales foráneas puede alterar este equilibrio y restar alimento a los polinizadores locales. A la hora de elegir plantas para nuestro jardín, balcón o terraza, es preferible escoger variedades autóctonas y de diferentes especies para brindar alimento diverso a los polinizadores.

Comprar o construir un refugio u hotel para abejas en nuestra terraza o jardín. Estas estructuras, compuestas por cañas y huecos de diferentes tamaños, sirven para que las especies de abejas solitarias puedan anidar.

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Mostrar a los niños los motivos por los que los polinizadores son importantes es una buena manera de preservar su vida. El futuro de nuestra alimentación depende de estos pequeños animales, no debemos olvidarlo.

La nutrición apícola es fundamental para garantizar su acción polinizadora. Lo explican Concepción Ornosa y Mónica Gutiérrez, profesoras e investigadoras de la Universidad Complutense de Madrid en el Departamento de Biodiversidad, Ecología y Evolución: “Todas las especies de abejas necesitan poder disponer de recursos básicos como el néctar y el polen, que obtienen de las flores. Estos insectos transforman el néctar en miel y esta les aporta, fundamentalmente, agua y azúcares, que proporcionan energía a las abejas. El polen les aporta el componente proteico, que les permite crecer y desarrollarse”.

Cuando las abejas están desnutridas, se ve afectada su capacidad de vuelo y su acción polinizadora. “Al carecer de néctar y de polen se reduce su nivel de glucosa y proteínas y, como consecuencia, se debilitan y mueren”, advierten las investigadoras.

En áreas de monocultivos, con un único tipo de polen, normalmente no se cubren todos los requerimientos nutricionales de las abejas. “Esto es así especialmente en áreas con cultivos de cereales, cuyas flores no las atraen al no ser adecuadas para ellas. Además, hay especies con menor valor nutritivo, como el girasol o el eucalipto, con las que puede producirse una deficiencia en el polen de algún aminoácido esencial”, concretan. Por el contrario, la mezcla de pólenes de distinto origen tiene mayor valor nutritivo y favorece el desarrollo y la esperanza de vida de las abejas.

Por ello, para la experta es importante respetar los pastos, las praderas y la flora autóctona incluso en medios agrícolas, “dejando entre los cultivos pasillos de estas plantas que garantizan la salud de las abejas, de la polinización y de la mayor productividad y calidad de los cultivos”, concluyen.