Contaminación automovilística

Las normas anticontaminación son cada vez más exigentes
Por Clara Fraile 6 de septiembre de 2005

Existe una gran preocupación social y política por la calidad del aire y su incidencia en el medio ambiente y la salud humana. Por ello, los coches nuevos están obligados a acatar una legislación cada vez más restrictiva en cuanto a emisiones de gases, sobre todo de aquellos causantes del efecto invernadero. Así, cuanto más moderno es un coche, por lo general, menos contamina, porque desde su diseño su carburador está pensado para emitir escapes de manera controlada en las cantidades permitidas. Aunque se ha comprobado científicamente que los motores diesel son más contaminantes, también está demostrado que son más eficientes energéticamente, es decir, que consumen menos combustible por kilómetro recorrido. Son los todavía incipientes y caros vehículos híbridos los que apuntan una esperanza de menor gasto y contaminación.

Preocupación general

La legislación de la Unión Europea y de cada uno de sus miembros tiende a endurecer cada día más las normas para reducir contaminación. Actualmente impera una directiva marco que controla la emisión de contaminantes, pero la Comisión Europea tiene previsto presentar a finales de este año una propuesta para disminuir las emisiones de los utilitarios nuevos, tanto de gasolina como diesel, para contribuir a una progresiva mejora de la calidad del aire.

Preocupación general

La normativa anunciada pondría entrar en vigor a mediados de 2008. Su objetivo es modificar las leyes vigentes para incluir la vigilancia de las partículas más finas, capaces de acceder hasta los pulmones. En la práctica se plasmará obligando a la introducción de filtros de partículas para los vehículos diesel.

Se aprecia una preocupación en todos los ámbitos cada vez mayor por la calidad del aire, declara Xavier Querol, investigador del Instituto de Ciencias de la Tierra “Jaume Almera” del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y coordinador de un estudio del Ministerio de Medio Ambiente sobre contaminación por partículas en suspensión en España, que se publicó en abril. Entre sus conclusiones destaca que el tráfico urbano provoca en ciudades españolas la mitad de este tipo de polución.

Motores más eficientes

Los fabricantes de coches aseguran que los turismos que hoy ponen en la calle contaminan alrededor de un 90% menos que los de hace 50 años. Atribuyen el descenso del impacto ambiental a la sustitución paulatina de metales como el aluminio y el acero por productos sintéticos. Además, según ellos, los vehículos fabricados en la actualidad consumen menos combustible, lo que conlleva una menor emisión de CO2 a la atmósfera, y cuentan con la ventaja de que sus piezas son reciclables cuando el automóvil deja de tener vida útil.

Motores más eficientes

Por otro lado, cada vez se hace más cotidiana la tecnología de los motores híbridos (que combinan un motor eléctrico y otro de explosión), que según Blas Vives, Secretario General de la Federación de Asociaciones de Concesionarios de Automoción (Faconauto), contribuye a evitar la contaminación “allí donde es más dañina; en las zonas urbanas”. Para Vives, no obstante, estos motores permiten disminuir a su vez las emisiones de CO2 en carretera “pero a costa de una importante renuncia en las prestaciones del vehículo”.

Los fabricantes de coches aseguran que los turismos que hoy ponen en la calle contaminan alrededor de un 90% menos que los de hace 50 años

Las políticas restrictivas contra la contaminación atmosférica acarrean un “encarecimiento de la producción como consecuencia de la inversión en I+D y de los nuevos componentes que incorpora el automóvil; sensores, filtros, catalizadores, etc.”, afirman desde Faconauto. Sin embargo, “el automovilista aceptará de buena gana el mayor coste de compra, no sólo por su sentimiento ecologista, sino porque toda menor contaminación se consigue esencialmente con un menor consumo de combustible, lo que hará disminuir su coste de uso”.

Según Blas Vives, podemos hablar por tanto de un aumento de eficiencia de los motores actuales, puesto que “cada vez ofrecen mayores recorridos por litro de combustible”, y del “impresionante” avance de los motores diesel, que han alcanzado una reducción notable de emisiones de CO2 por kilómetro recorrido.

Los concesionarios de automoción consideran que la solución para reducir al mínimo los residuos ocasionados por la combustión pasa por las llamadas pilas de hidrógeno. Sin embargo, también son conscientes de que para obtener el hidrógeno y utilizarlo como carburante, “hoy por hoy”, son necesarios los combustibles fósiles, contaminantes y no recuperables, y ponen sus esperanzas, “a muy largo plazo” en la energía de fusión nuclear.

Centrándonos en el presente, los coches que se comercializan hoy en día acatan la abundante normativa existente (para obtener más información puede consultarse la web del Ministerio de Medio Ambiente), pero se plantean algunas preguntas. Veamos sus respuestas:

¿Cuanto más nuevo es un coche, menos contamina? En general sí. Cuanto más nuevo es un coche más reciente es su tecnología y, en consecuencia, todo su diseño está ya adaptado a las más recientes normas anticontaminación, que son cada vez más exigentes.

¿En qué medida valora el comprador la “ecoetiqueta” de un vehículo? Los vendedores aseguran que el automovilista es cada vez más consciente de la importancia de la sostenibilidad del medio ambiente.

¿Los coches más ecológicos son más caros?Sí, porque el fabricante tiene que amortizar su inversión en I+D. Además, la mayor sofisticación de los controles, filtros, etc., encarece la producción. En el caso de los vehículos híbridos la carestía se hace más patente, puesto que tienen que duplicar el sistema motriz e incorporar costosos mecanismos de almacenamiento de electricidad.

¿Los motores más ecológicos consumen menos? Sí, por este motivo el conductor se beneficia a la larga de un ahorro en el coste de uso.

¿Varían sus prestaciones en cuanto a potencia? Es cierto que los coches más potentes contaminan más, pero en todos los segmentos relacionados con el automóvil se trabaja con la hipótesis de que la sociedad seguirá demandando coches igual de potentes que contaminen menos.

¿Hay diferencias notables entre diesel y gasolina? Los motores diesel llegan a producir hasta cuatro veces más partículas de carbono que los motores de gasolina, aunque resultan más eficientes energéticamente los de gasoil que los de gasolina. Una posibilidad para reducir las emisiones de los motores diesel es el uso de filtros, que retienen hasta el 90% de las partículas. Esta tecnología ya se utiliza en la fabricación de algunos vehículos y, también, en muchas ciudades europeas y estadounidenses para disminuir las emisiones del transporte público.

La calidad del aire

El investigador Xavier Querol explica que entre un 40% y un 60% de la contaminación provocada por el denominado ‘material particulado atmosférico’ se debe al tráfico, pero que dichas partículas “no sólo proceden de los tubos de escape, sino también de la erosión del firme y de la vuelta al aire de partículas del suelo por la acción de las rodaduras”. La falta de lluvias priva a la mayoría de los núcleos urbanos de nuestro entorno del beneficioso efecto de arrastre de estas partículas hacia el alcantarillado, remarca.

El estudio del CSIC apunta que las partículas en suspensión son uno de los principales contaminantes atmosféricos de las ciudades y provocan un gran impacto sobre la salud de su población. Además, la ausencia de lluvias del clima mediterráneo empeora los niveles registrados en muchas capitales españolas respecto a otras de países europeos. Los datos también indican que, pese a ser más eficiente, el motor diesel de un vehículo mediano emite entre 20 y 30 microgramos de partículas por kilómetro recorrido, frente a los menos de 5 microgramos de un motor de gasolina.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca que el potencial impacto de las partículas sobre la salud humana está en relación tanto con su composición, como con su tamaño. En concreto, las partículas con un diámetro inferior a 10 micrómetros, ó PM10, (1 micrómetro son 0,001 milímetros) pueden alcanzar la parte superior del tracto respiratorio; mientras que las partículas de menos de 2,5 micrómetros, también llamadas partículas finas ó PM2,5, llegan hasta los pulmones, y que las aún más pequeñas, de menos de un nanómetro (1 nanómetro equivale a 0,000001 milímetros), pueden penetrar incluso en la circulación sanguínea.

Otra investigación reciente, el Estudio Multicéntrico de los Efectos a Corto Plazo de la Contaminación Atmosférica (EMECAS), coordinado por el doctor Ferran Ballester, de la Unidad de Epidemiología y Estadística de la Escola Valenciana d’Estudis per la Salut, asocia el aumento del nivel de contaminación ambiental con un incremento de la mortalidad. Los resultados, procedentes de un riguroso análisis en 16 ciudades españolas, señalan que un incremento en la concentración de monóxido de carbono durante dos días seguidos tiene como consecuencia un aumento superior al 1% en las defunciones totales.

Monóxido de carbono, azufre, nitrógeno… La composición y el origen de las partículas del aire urbano son diversos. Alrededor de un tercio son partículas carbonosas procedentes, sobre todo, de los motores, y otra gran parte de partículas de origen secundario (sulfato, nitrato y amonio) se forman a partir de la transformación de contaminantes gaseosos generadas por el tráfico, la industria y otras fuentes urbanas. Otro gran apartado corresponde al mineral que se desprende del pavimento de las vías públicas por el efecto de las rodaduras.

Se considera que las partículas provocan mayor coagulabilidad sanguínea, elevan la presión arterial y la frecuencia cardiaca. De ahí que la relación entre su proliferación y el agravamiento de enfermedades sea aún mayor en el caso de personas con dolencias respiratorias y cardiovasculares. Además, la investigación del CSIC ha demostrado que el polvo africano transportado hacia la península potencia la conversión de los contaminantes gaseosos, lo que obliga a los países mediterráneos a prestar una atención especial a la prevención frente a la contaminación.

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