Corales

La acción humana podría provocar su desaparición en un corto espacio de tiempo
Por Alex Fernández Muerza 7 de febrero de 2006

Los arrecifes coralinos son ecosistemas muy frágiles que se encuentran en grave peligro de desaparición a causa de la acción del ser humano. Entre los principales problemas se encuentra el cambio climático, el cual podría llevar a aumentar la temperatura del océano para finales de este siglo en seis grados centígrados, perjudicando así a los corales, muy sensibles a variaciones de incluso un grado.

Algunos científicos indican que la concentración de los gases de invernadero en la atmósfera producirá cambios climáticos significativos, como el aumento de la temperatura promedio global, del nivel del mar o de la frecuencia de las tormentas tropicales, lo que afectará negativamente a los corales. Algunos de sus efectos ya se están haciendo notar, como el blanqueamiento de los corales, que puede dañar e incluso provocar la muerte de un arrecife. El blanqueamiento del coral ocurre cuando algunas condiciones negativas, como las altas temperaturas, provocan que el coral expulse el alga microscópica que vive en sus tejidos y que genera la energía esencial para su supervivencia. Aunque todavía no se conoce el alcance de este fenómeno, se pueden esperar pérdidas significativas de arrecifes coralinos, que podrían tardar muchos años en reponerse. Asimismo, un estudio de la Universidad Hebrea de Jerusalén muestra que los océanos se están tornando cada vez más ácidos al absorber las emisiones de C02 producidas por el ser humano, lo que dificulta a los corales la producción de partes duras, una situación que podría volverse crítica en los próximos 30 años.

La Gran Barrera australiana, el mayor sistema de arrecifes coralinos del mundo, es la más afectada por estos efectos, lo que además de las graves consecuencias para este ecosistema, repercutirá negativamente en el sector turístico y pesquero de la zona. Un estudio realizado por el Centro de Estudios Marinos de la Universidad australiana de Queensland calcula que para mediados de este siglo podría desaparecer más del 95% del coral,

Para mediados de este siglo podría desaparecer más del 95% del coral
y con él casi todos los peces de colores por los que el arrecife es conocido, lo que provocaría pérdidas de «miles de millones de dólares» y que «miles de personas» se quedaran sin trabajo.

Además de los arrecifes de coral situados en aguas tropicales, se encuentran los corales de aguas profundas y frías, menos conocidos y estudiados que aquéllos. A diferencia de los tropicales, los corales de aguas profundas no dependen de la luz del sol, y en los últimos años se han encontrado muchos, aunque se cree que todavía existe una buena parte sin localizar. Noruega, que cuenta con el principal arrecife de este tipo de coral, ha prohibido la pesca de arrastre, una práctica que causa verdaderos estragos en los arrecifes de coral. El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) advertía en un informe que la pesca no sostenible es la amenaza más grande para todos los tipos de corales.

La pesca no sostenible es la amenaza más grande para todos los tipos de corales
En este sentido, además del cambio climático, los excesos producidos por el ser humano, como la contaminación por aguas residuales, vertidos de petróleo o basura, la extracción de petróleo y gas, el emplazamiento de oleoductos y cables bajo el mar, la deforestación, las actividades turísticas descontroladas o la sobrepesca, están contribuyendo a la muerte de los corales.

A pesar de este panorama, un reciente estudio publicado en la revista Science ofrece una cierta dosis de esperanza, al sugerir que las reservas marinas tienen un efecto muy beneficioso para los corales y ayudarán a los arrecifes a resistir el impacto del cambio climático, el blanqueamiento del coral y otras amenazas. Por su parte, otros investigadores están tratando de desarrollar técnicas que permitan la recuperación de los arrecifes coralinos. Por ejemplo, un biólogo marino estadounidense, Tom Goreau, y un profesor de arquitectura alemán, Wolf Hilbertz, están utilizando electricidad de bajo voltaje para restaurar arrecifes coralinos en diversas partes del mundo.

Principales características de los corales

Los corales son estructuras vivas sencillas formadas por una superficie de tejido vivo sobre un esqueleto duro. La capa superficial está compuesta de pólipos, una especie de sacos con boca rodeada de tentáculos que atrapan del agua las partículas en suspensión. Los corales viven en simbiosis con las algas, de manera que aprovechan el carbonato de calcio producido por las algas para la construcción de su estructura, mientras que las algas se protegen en su interior y utilizan algunos productos de desecho del pólipo para obtener nutrientes. El coral puede llegar a vivir cientos de años, si el medio acuático mantiene unas buenas condiciones de temperatura, luz y limpieza.

La mayor concentración de corales del mundo, “la Gran Barrera de Coral“, está situada en Queensland (Australia), y a lo largo de 2.500 kilómetros de islas e islotes se pueden encontrar más de 400 especies de corales, donde habitan más de 1.500 especies de peces y de crustáceos. Asimismo, México, Honduras, Madagascar, Seychelles, Mar Rojo, Golfo Pérsico, Indonesia, Filipinas, Papua-Nueva Guinea, Hawai y en las Islas del Pacífico Sur cuentan con importantes zonas de arrecifes coralinos.

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