El fuego de Riotinto ha arrasado ya casi 25.000 hectáreas de alto valor ecológico en las provincias de Sevilla y Huelva

Es el incendio con más hectáreas quemadas en Andalucía en los últimos 14 años y ya es el tercero en 20 años en toda España
Por EROSKI Consumer 30 de julio de 2004

Casi 25.000 hectáreas quemadas, muchas de ellas de un alto valor medioambiental y agrícola, es el balance del devastador incendio declarado en Riotinto (Huelva). El incendio que desde hace tres días asola a parte de las provincias de Sevilla y Huelva va camino de convertirse en el mayor desastre ecológico andaluz después del vertido de las minas de Boliden y muchos lo comparan, por sus dimensiones, consecuencias y falta de previsión, con el «Prestige». Es el incendio con más hectáreas quemadas en Andalucía en los últimos 14 años y ya es el tercero en 20 años en toda España.

Aunque la situación ha mejorado algo, todavía no se sabe cuándo podrá ser controlado, pese al millar de personas que intentan apagarlo por tierra y aire. Ayer por la mañana las llamas se acercaban al vertedero de residuos tóxicos de Nerva, que amplió sus medidas de seguridad. Finalmente, el fuego quedó a un kilómetro y medio del depósito onubense.

En amplias zonas donde se creía que la pesadilla había pasado, de nuevo volvieron a reavivarse las llamas. En el término de Berrocal (Huelva), en el arranque del Coto Nacional de la Pata del Caballlo, y en Gerena (Sevilla), en la zona conocida como Umbría la Teja. En ambos lugares se repitió la misma queja de los vecinos. «Faltan patrullas de a pie, los medios son escasos», aunque también se es consciente de la enorme envergadura del siniestro.

Viento del Atlántico

La única forma de apagar el incendio es que llegue a la zona viento húmedo del Atlántico porque «no hay medios humanos en todo el mundo» capaces de acabar con un fuego de esa magnitud, según dijo el ingeniero de Montes Santiago Vignote. El fuego, aclaró, se ha desatado en una de las zonas de bosque mediterráneo más difíciles de controlar cuando se incendia, debido a su elevada vegetación y a su sequedad, a lo que se suma que el viento sopla al nivel del suelo y por tanto las llamas se propagan con mayor velocidad. La situación del incendio, indicó el ingeniero, es «alarmante» porque los bomberos no pueden acercarse debido al calor que desprende y tienen que lanzar el agua desde 20 o 30 metros, explicó.

Vignote cree que la noche es el momento «idóneo» para atacar el incendio, ya que «el viento amaina bastante, sube la humedad y baja la intensidad» de las llamas. Entonces, apuntó, es cuando se debería actuar, de forma indirecta, con una máquina bulldozer, una franja libre de vegetación que rodee el fuego y le prive de «combustible». En su opinión, el incendio no ha podido controlarse cuando se ha declarado «debido a las escasas medidas de protección que existen en la zona».

La Administración, indicó, «se gasta poco dinero y se olvida de los particulares, que son los primeros que deberían tener franjas de seguridad, es decir, áreas de contra-fuegos de 100 metros por cada 500 hectáreas». La principal consecuencia, lamentó, será la pérdida de suelo y paisaje, lo que influirá en todo el ecosistema, ya que los animales salvajes carecerán de refugios y serán eliminados por los depredadores.

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