El mayor satélite científico de Europa, el Envisat, está ya en órbita

Realizará un seguimiento constante de la capa de ozono y el cambio climático
Por EROSKI Consumer 2 de marzo de 2002

¿Está creciendo el agujero de la capa de ozono? ¿Qué concentración de gases de efecto invernadero hay en la atmósfera? ¿A qué velocidad se derriten los casquetes polares? El satélite científico Envisat, el mayor construido nunca en Europa, ayudará a los expertos a dar respuesta a éstas y otras preguntas. En la base de la Agencia Espacial Europea en Kurú (Guayana francesa) todo funcionó según lo previsto. Después de que el pasado 13 de julio un fallo en el lanzador Ariane 5 impidiera que el satélite de telecomunicaciones Artemis alcanzara la órbita adecuada, todos en la Agencia Europea del Espacio (ESA) cruzaron los dedos.

Nada falló en esta ocasión. El Envisat ya está a 800 kilómetros de altura sobre la superficie de la Tierra y, si todo sale según lo previsto, estará operativo en pocas semanas. El Envisat, un proyecto en el que todos los firmantes del protocolo de Kioto tienen puestas sus esperanzas, ha costado unos 2.300 millones de euros y diez años de diseño, desarrollo y construcción. Cerca de 700 científicos europeos han mostrado ya su interés por trabajar con los datos que suministre este enorme paralelepípedo de 10 metros de altura, 25 metros de longitud con sus paneles desplegados y ocho toneladas de peso que, con sus diez instrumentos científicos, será capaz de realizar estudios de química atmosférica y biología marina (incluido el movimiento de plancton), e incluso será capaz de prevenir sobre catástrofes naturales.

Envisat ha sido construido por Astrium, el mayor consorcio aerospacial europeo, del que forman parte cincuenta compañías. A la industria espacial española, por ejemplo, le ha correspondido el 4,42 % del proyecto. La carcasa que sustenta los equipos y los paneles del radar principal fueron tarea de CASA. Y empresas como GMV, CRISA, Sener y Alcatel España, se hicieron cargo de programas informáticos y sistemas electrónicos.

Este laboratorio gigante -que recorrerá la tierra en intervalos de 100 minutos 14 veces al día, en un ciclo de 35 jornadas- podrá realizar el más completo mapa del mundo en tan sólo tres días.

Sus datos llegarán a la estación terrestre de la ESA en Kurina (Suecia), a Fucino (Italia) o al satélite geoestacionario Artemis que, finalmente, y gracias a su sistema de propulsión iónica pudo alcanzar los 36.000 kilómetros de altura. Pero otros muchos lugares, entre ellos Menorca, actuarán como puntos de seguimiento del satélite en Europa.

Retrasos y nervios

Aunque los proyectos de la ESA siempre sufren los consabidos retrasos respecto al tiempo de construcción o lanzamiento previsto, el caso del Envisat (ENVIronmental SATellite) ha sido especialmente estresante. En un principio se dijo que en 1999 debía sustituir al también satélite medioambiental ERS-2, pero no estuvo a tiempo. Cuando finalmente se fijó la fecha de lanzamiento para mediados de octubre del pasado año, los problemas en el lanzamiento del Artemis -otra de las joyas de la corona de ESA con quien, por cierto, el Envisat se comunicará- obligaron a aplazar su puesta en órbita.

En agosto, los responsables del consorcio aeronáutico Arianespace dieron por solventado el problema. El encendido del último motor del lanzador Ariane 5 había fallado aquella aciaga noche del 12 de marzo en Kurú, pero las recomendaciones para los vuelos posteriores ya estaban hechas. Finalmente, y si todo sale según lo previsto, otro ejemplar del hasta ahora prestigioso cohete europeo colocará al Envisat a 800 kilómetros de altura, donde podrá desplegar sus paneles solares de 14 x 4,5 metros, capaces de proporcionar 6,6 kilovatios de energía eléctrica.

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