El pesquero uruguayo «Viarsa 1», apresado en la noche del miércoles frente a las costas sudafricanas tras una persecución de tres semanas por el Océano Antártico, será conducido a Australia junto a su tripulación, compuesta en su mayoría por gallegos, chilenos y uruguayos.
El ministro australiano de Pesca, Ian Macdonald, confirmó ayer que el cuaderno de navegación del capitán constata que el palangrero llevaba 85 toneladas de bacalao de profundidad (Dissostichus eleginoides) o merluza negra, una especie semiprotegida muy apreciada, cuyo precio puede alcanzar los mil euros por kilo en Japón. De hecho, el mercado nipón acapara el 80% de las capturas. La pesca legal de este bacalao, controlada mediante licencias y cuotas, está limitada a 10.500 toneladas por año.
Macdonald explicó que el palangrero se dirige al puerto de Freemantle, en Australia Occidental, a pesar de que en un principio las autoridades sudafricanas pretendían remolcarlo hasta Ciudad del Cabo. El «Viarsa 1» fue avistado el pasado 7 de agosto cuando faenaba ilegalmente en aguas australianas. Tras ser perseguido a lo largo de más de 7.000 kilómetros entre icebergs y temporales, el pesquero fue finalmente cercado el miércoles por buques sudafricanos, australianos y británicos a 3.700 kilómetros de Ciudad del Cabo.
Al haber mantenido contacto permanente con el «Viarsa 1», requisito exigido por el Derecho Internacional del mar, las autoridades de Australia confían en poder demostrar que la carga que transportaba fue pescada ilegalmente en sus aguas.
La persecución del palangrero se ha convertido en la más larga de la historia. Hace dos años, otra patrullera australiana dio caza durante quince días al «South Tomi», un pesquero registrado en Togo con tripulación española. Este buque será hundido para servir como arrecife.
