Greenpeace alerta del impacto ambiental de la agricultura

Esta actividad genera entre 8.000 y 16.000 millones de toneladas de CO2
Por EROSKI Consumer 9 de enero de 2008

La organización ecologista Greenpeace presentó ayer un informe que detalla los efectos directos e indirectos que sobre el cambio climático tiene el actual modelo de agricultura. Se trata de un trabajo pionero que concluye que esta actividad tiene un elevado potencial para convertirse en uno de los mayores productores de gases de efecto invernadero.

«Agricultura y cambio climático: impactos climáticos de la agricultura y potencial de mitigación» está escrito por el profesor Pete Smith, de la Universidad de Aberdeen (Escocia), quien describe «las prácticas destructivas» de la agricultura industrial y presenta soluciones factibles para ayudar a reducir su contribución al calentamiento de la Tierra.

«El impacto ambiental de la producción agraria ha alcanzado unos niveles críticos», señala Juan Felipe Carrasco, portavoz de Greenpeace. «Los gobiernos -apunta- deben actuar urgentemente para implantar una agricultura y una ganadería modernas que se relacionen con la naturaleza y con la gente, y abandonar un modelo que va contra ellos».

Las mayores emisiones directas de la agricultura se deben al uso masivo de fertilizantes, a la destrucción de ecosistemas para la obtención de nuevas tierras, a la degradación de los suelos y al modelo de ganadería intensiva. La contribución total de esta actividad al cambio climático, incluyendo la deforestación y otros cambios de uso del suelo, se estima entre 8.000 y 16.000 millones de toneladas de CO2 (entre el 17% y 32% de todas las emisiones producidas por el ser humano).

Uno de los mayores problemas de la agricultura industrial es el uso masivo de fertilizantes. Más del 50% de todos los fertilizantes aplicados a los suelos se dispersa en el aire o acaba en los cursos de agua.

La segunda mayor fuente de emisiones agrícolas es la ganadería. Al digerir los alimentos, los animales producen grandes cantidades de metano. Según Greenpeace, cada kilo de vacuno producido genera 13 kilos de emisiones de CO2.

Como soluciones, el informe propone prácticas agrarias sostenibles que fijan carbono en el suelo, la reducción del uso de fertilizantes o la disminución del consumo de carne y derivados animales en los países desarrollados.

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